El año 2020 comenzó con una buena marca para el cine local: Pacto de fuga, la película de David Albala sobre los frentistas fugados en 1990 de la cárcel pública, llevó alrededor de 200 mil espectadores, cifra que además se registró entre enero y febrero, meses estivales de menor afluencia a salas. Por la misma época la comedia Mujeres arriba, de Andrés Feddersen, registró más de 100 mil espectadores. Es decir, en menos de dos meses se contaban en casi 300 mil los espectadores de obras locales, una cifra incluso superior a lo que alguna vez el cine chileno consiguió en un año completo.
Cuando le tocaba el estreno a Lina de Lima el día 18 de marzo llegó la inefable pandemia de coronavirus y la subsecuente cuarentena. La película de María Paz González protagonizada por la actriz peruana Magaly Solier (La teta asustada) debió ser pospuesta hasta nuevo aviso y un interesante calendario de obras nacionales fue dejado en compás de espera, empezando por el documental La cordillera de los sueños, de Patricio Guzmán, que debía ser estrenado a inicio de abril.
Ahora, en la mitad del año, dos producciones locales logran darle un pequeño giro al destino y salen a exhibición en el formato digital, el gran e inesperado aliado del cine en tiempos de pandemia. Se trata del documental Haydée y el pez volador, de Pachi Bustos, y la cinta de ficción Nadie sabe que estoy aquí, de Gaspar Antillo.
El documental de la directora de Cuentos sobre el futuro (2012) y co-realizadora junto a Jorge Leiva de Actores secundarios (2004) es una historia de acompañamiento y testimonio: sigue los últimos cinco años de Haydée Oberreuter, quien en 1975 fue detenida y torturada en un cuartel de la Armada en Valparaíso. Tras una década de recursos legales e investigaciones periodísticas a su favor, Oberreuter logra que la justicia chilena condene a los responsables de su oprobio y de la muerte de su hijo, del que estaba embarazada al momento de se detenida.
La película fue elegida una de las diez mejores por el público en el Festival de Documentales Hot Docs de Toronto (el más importante de América en no ficción) y además de Haydée Oberreuter, otros personajes que destacan en el registro son el abogado Vicente Bárzana, el infatigable porteño que presenta la primera querella, y la periodista Alejandra Matus, que documentó el caso de primera fuente.
“La idea de hacer la película surge hace cinco años, cuando finalmente los tribunales deciden procesar a los cuatro miembros acusados de la Armada”, comenta Pachi Bustos. “En ese momento decidimos contactarnos con el primer abogado que presentó la querella (Vicente Bárzana), que era un señor de Valparaíso que un día vio una revista en un kiosko con el caso de Haydée y decidió por su propia cuenta, sin pago ni nada, presentar el escrito judicial. Por el puro hecho de que la situación le parecía inconcebible, lo que es lógico”, agrega la realizadora sobre el filme que desde este jueves 25 se puede ver ingresando al sitio Miradoc, el circuito de exhibición de documentales chilenos.
Desde ahí existe la posibilidad de acceder a la obra con enlaces a las plataformas Vimeo, iTunes, Google Play, Amazon TVOD, YouTube y Cinépolis Klic. Esto significa que Haydée y el pez volador tendrá también un estreno internacional, siempre tras previo pago de la entrada.
Sobre la salida online del filme, Pachi Bustos comenta: “Ha sido muy curioso todo el proceso de estreno. Teníamos todo listo para ir el 7 de noviembre del año pasado, pero vino el estallido social y, por supuesto, se suspendió el estreno. Luego hubo varias dudas sobre si llevar la película en el verano o no, pero optamos por ir en marzo del 2020. Era un buen mes, coincidiendo con el Día de la Mujer que además le daba más visibilidad a la historia de Haydée. Pero vino la pandemia. Nada que hacer. Al menos ahora con el estreno digital tenemos la posibilidad de salir a otros países”.
De Lost a Llanquihue
También estaba definido el plan de estreno en salas en mayo para Nadie sabe que estoy aquí, la primera película chilena con distribución de Netflix. Después de esa salida a multicines vendría la llegada a Netflix, que termino siendo a la larga la única posible para el primer largometraje de Gaspar Antillo (1983). Antes de su arribo al gigante del streaming (desde este miércoles 24 de junio), la película participó en mayo en el Festival de Tribeca, que tuvo una versión virtual y dónde se llevó el premio Best New Narrative Director.
Nadie sabe que estoy aquí es la historia de Memo Garrido (Jorge García, el actor de padre chileno conocido por la serie Lost), un ex cantante infantil que por desconocidas circunstancias se recluye en el sur de Chile, específicamente en una isla cercana a la localidad de Llanquihue (Región de Los Lagos). Apenas es acompañado por su tío (Luis Gnecco) y sólo la llegada de una muchacha de la zona (Millaray Lobos) parece cambiar su comportamiento eremita.
Con banda sonora del músico chileno Carlos Cabezas y una utilización sobresaliente de los paisajes invernales del bosque austral, el debut de Gaspar Antillo sorprende por la efectiva manera en que va revelando los demonios y las eventuales tragedias de su personaje central.
“La historia de la película fue variando un poco, aunque creo que el concepto desde la génesis ha sido el mismo”, comenta Antillo sobre la cinta producida por Fábula. “En ese origen está todo este mundo de la televisión que a mí al menos me tocó ver en los años 90, con esos concursos algo chocantes de canto con niños. Lo que no cambió fue la idea de saber qué pasaba con la vida posterior de una de estas estrellas infantiles”, agrega.
Sobre el taciturno personaje a cargo de Jorge García, con muy pocos diálogos a pesar de su presencia constante en pantalla, Antillo se permite una pequeña digresión cinéfila: “En un principio Memo Garrido hablaba bastante más, pero poco a poco nos dimos cuenta que no era tan necesario. Su mirada y su corporalidad expresa mucho por sí sola. También quería jugar un poco con referencias a personajes de otras películas, como El joven manos de tijeras o El jorobado de Notre-Dame. Por otro lado, Memo es de cierta forma parte del paisaje del filme. O, en otras palabras, el inmenso entorno del sur lo cobija”.
Nadie sabe que estoy aquí fue producida por Fábula, que en esta ocasión se acogió a una nueva modalidad de financiamiento de Corfo. Al respecto, el vicepresidente ejecutivo de Corfo, Pablo Terrazas, sostiene: “Esta es la primera vez que se genera un acompañamiento desde nosotros para el acceso a créditos a empresas del sector creativo. Es parte de una estrategia para diversificar las formas de financiamiento del sector y fortalecer la economía creativa en Chile”.