Eric Clapton, George Harrison y Pattie Boyd: un triángulo de amor bizarro
Una noche después de un concierto de Cream, "Slowhand" conoció a la mujer del guitarrista de los Beatles, quien era uno de sus grandes amigos. Desde entonces él se obsesionó con ella y debió seguir un trecho largo y tormentoso para ganar su amor. Un matrimonio en crisis, las drogas e infidelidades —y hasta un apasionante duelo de guitarras eléctricas—, fueron parte de la trama amorosa más sabrosa del rock.
La leyó deprisa, desinteresada, casi al borde de la indiferencia. Para Pattie Boyd, la carta dirigida a ella que llegó esa mañana a su casa de Friar Park que compartía con su marido, el Beatle George Harrison, no era más que el desvarío de un fan loco. Alguien obsesionado con su imagen y estampa de modelo, habitual portada de revistas.
"Parece una eternidad desde la última vez que te vi o te hablé" le escribía el supuesto enamorado. Más aún, se atrevió a preguntarle si amaba a su marido o si sus pensamientos iban hacia otro amor. Para el final, le pidió que le respondiera. Que le diera una señal. Que así él podía estar en paz.
A Pattie el asunto le pareció una cosa disparatada. Le mostró la carta a George quien se rió y le dijo que no era más que una carta extraña y mejor la olvidase. Así pasó el resto del día, sin mayor novedad. Por la noche, sonó el telefóno. Patti levantó el auricular. Al otro lado de la línea, Eric Clapton se decidió a romper una barrera que la amistad y la cercanía con Harrison le habían impuesto. "¿Recibiste mi carta?", le preguntó.
Obsesión
Era uno de los músicos más talentosos de la escena. Un rayado en el metro de Londres celebraba su enorme habilidad con la guitarra eléctrica: "Clapton is God". A comienzos de los sesentas, tras pasar por Yardbirds e integrar la banda de John Mayall, el guitarrista encontró su espacio al mando de Cream, esa masa grandilocuente de blues rock en que compartía -y competía- escenario con Jack Bruce y Ginger Baker; a punta de largas improvisaciones en directo, su nombre se acabó de instalar como estrella de rock por derecho propio.
Fue en una fiesta ofrecida por Brian Epstein, el entonces mánager de los Beatles, tras un show de Cream en Saville Theatre, que Pattie conoció a Eric Clapton. "En el escenario él lucía maravilloso, muy sexy y tocaba precioso. Pero no tenía el comportamiento de un rock star -recuerda en su autobiografía Wonderful Tonight(Three Rivers Press, 2008)- era sorprendentemente tímido y reticente".
Por esos días, Clapton se había hecho muy amigo de George Harrison, el flamante esposo de Pattie. Solían reunirse a tocar la guitarra, grabar e improvisar algunas cosas. A pesar de que en esa fiesta, él andaba con su pareja de entonces -Charlotte, una modelo-, a la rubia le quedó claro de inmediato que ella había sido su objeto de deseo. El hombre de "Sunshine of your Love" no la dejó de mirar en toda la noche.
"No se trataba sólo de su apariencia, aunque sin duda era la mujer más linda que había visto en mi vida. Consistía en algo más profundo. Salía de dentro de ella también. Era su manera de ser, y aquello me cautivó. Nunca había conocido a una mujer tan perfecta, y me sentía abrumado", recuerda el hombre de "Bell Bottom Blues" en su libro Clapton. La autobiografía (Global Rhythm Press, 2008).
"Fue difícil no sentirme halagada cuando lo sorprendí mirándome o cuando eligió sentarse a mi lado, o me felicitó por lo que llevaba puesto, o por la comida que preparé, o cuando decía cosas que sabía que me podían sacar una sonrisa en la conversación. Todas esas eran cosas que George no hacía", recuerda Pattie en sus memorias.
La modelo y el integrante de The Beatles, se habían casado en enero de 1966, con Paul McCartney y Brian Epstein de padrinos (John Lennon y Ringo Starr no asistieron por encontrarse de vacaciones). Se vieron por primera vez solo un par de años antes, en el set del rodaje de la película A Hard Day's Night, en que Pattie hacía un pequeño rol de colegiala en la escena del tren. Apenas se vieron se gustaron. Ella lo encontró guapo, aunque muy tímido y reservado.
Para finales de los sesentas, la situación comenzaba a cambiar. Tras el final de Cream y de Blind Faith, Clapton deambulaba sin mucho que hacer. Acompañó a John Lennon a Toronto y al poco tiempo se integró como músico a la banda del dúo Delaney & Bonnie, a los que también apoyaba George Harrison.
El grupo agendó algunos conciertos en Liverpool. Aprovechando la ocasión, decidieron salir. Pattie invitó a su hermana menor, Paula -una chica de diecisiete años-, para que fuera la cita de Clapton. Este, con tal de estar cerca de la mujer de su amigo, aceptaba cualquier idea. Según Pattie, esa noche Paula y Eric bailaron con mal disimulada coquetería, aunque bajo las advertencias constantes de George.
Pero una vez que los Harrison-Boyd, se cambiaron de residencia a Friar Park, el contacto se hizo más esporádico. Para comienzos de los setentas, los dos músicos corrían suertes muy dispares: Clapton comenzó a abusar de las drogas y el alcohol, y no lograba estabilizarse en algún proyecto. Mientras que George, liberado del peso de ser un Beatle, comenzó a descollar como compositor, más con el éxito de su primer álbum All Things Must Pass, el que tuvo a "slowhand" como músico invitado.
Fue en esos días, hundido por la desesperación, en que Clapton decidió escribir la carta a Pattie. La firmó como "E". Cuando la llamó por la noche, ella le respondió que estaba sorprendida, no sabía de ese sentimiento. Pero aunque asegura en sus memorias que la carta "hizo el coqueteo más peligroso y excitante", tenía claro que "era solo un flirteo".
Loco por Pattie
Una noche en que George estaba fuera, alguien tocó el timbre en la residencia de Friar Park. Como no esperaba visitas, Pattie se sorprendió. Parado ante la verja estaba Eric. Abatido, cansado, barba desgreñada, pero enamorado hasta el tuétano. Ella lo hizo pasar.
Al calor de una copa de vino, la lengua se soltó, al igual que las palabras más sensibileras salieron desde el repositorio de asuntos pendientes. Eric al borde del quiebre, se sinceró con Pattie. "Estoy locamente enamorado de ti, no puedo vivir sin tí" y a continuación, el remate: "Tienes que dejar a George y escaparte conmigo". Según cuenta el músico en sus memorias, esa noche se besaron por primera vez.
Aunque la declaración la conmovió, ella optó por mantenerse firme. "¿Estás loco, Eric? no es posible, yo estoy casada con George".
"Slowhand" insistió. Quería estar con ella. Desde que la había conocido, se había obsesionado con ella y ya no podía soportarlo más.
Pero ella no cedió.
Según relata Boyd en sus memorias, en ese momento, Clapton sacó un pequeño paquete de su bolsillo y lo sostuvo frente a ella. "Bueno, si no vienes conmigo, tendré que tomar esto".
Era heroína.
Discutieron, ella le dijo que era una locura volverse adicto por eso. Él volvió a insistir. Pero le respondió la indiferencia.
Desde ahí, casi no se vieron en tres años.
Me tienes de rodillas
Ese fue su último y desesperado intento. El cierre -momentáneo- para una historia que ya tenía varios capítulos. Desde que le había entregado la misteriosa carta declarándole su amor, Eric y Pattie comenzaron a verse en secreto, aunque ella se mantenía firme en no ceder. Pequeñas salidas al cine, o a diferentes lugares (mientras él a la vez salía con otras tres chicas, una de ellas, Paula), coincidieron con el período en que "Slowhand" afinaba a su nueva banda, Derek & The Dominoes.
Precisamente, fue en una audición privada en que Pattie conoció el material del grupo. Clapton la pasó a buscar. Parecía ansioso. Quería que escuchara la nueva canción que había escrito. Fueron hasta la casa en Hurtwood Edge, donde ensayaba el conjunto, pero esa tarde estaban solos. Eric puso la cinta, subió el volumen a tope y miró fijamente a su invitada.
Por los parlantes sonó "Layla". Una canción poderosa con un final delicado a cargo del slide de uno que murió muy pronto: Duane Allman. Pero lo que importaba era la letra. Todo giraba en torno a un hombre que se enamora perdidamente de una mujer, que lo ama, pero no le corresponde. Cualquier parecido con la realidad...no era coincidencia.
Clapton la escribió inspirado en el libro La historia de Layla y Majnum, del escritor persa Nizam. Fue un amigo, Ian Dallas quien le había regalado un ejemplar, y convenientemente, también hizo llegar uno hasta Pattie. Por eso, ella comprendió de inmediato su significado. "Me tienes de rodillas", decía en el coro suplicante y doloroso. "Como un tonto, me enamoré de ti/Puse todo mi mundo al revés".
Obseso, él reprodujo la composición una y otra vez y miró fijo a su destinataria intentando escrutar sus sentimientos. Quería saber, si él, como Majnum, era amado por su Layla de cabello rubio y profundos ojos azules.
En principio ella se sintió incómoda. "Me ponía en una dirección a la que no tenía certeza que quería ir". Pero pronto cedió. "La canción me ganó al darme cuenta que yo había inspirado tanta pasión y tanta creatividad -cuenta en su autobiografía-. No pude resistir más".
Como socialité del Londres bohemio, esa noche Pattie decidió asistir a la obra de teatro "Oh! Calcuta!", la primera obra de Broadway montada en Inglaterra que mostraba desnudo total frontal. George estaba malhumorado, así que no le acompañaría. Menos sabiendo que después habría una fiesta en la casa del productor cinematográfico Robert Stigwood. Por ello, fue Peter Brown, un antiguo colaborador de los Beatles, quien hizo las veces de chaperón para Pattie.
Lo que no sabían, es que Eric también asistió al teatro. Apenas vio a la rubia Mrs.Harrison logró cambiar su puesto para quedar junto a ella. Luego la acompañó hasta la fiesta en la casa de Stigwood, donde pronto lograron quedar a solas. Y lo disfrutaron.
Un par de horas después, George irrumpió en la fiesta. Malhumorado, desganado, rabioso, no quiso hablar con nadie, solo se preocupó de buscar a Pattie. Pero nadie la había visto. Ya estaba por marcharse, con la luz tenue del amanecer asomando por el horizonte, cuando salió al jardín. Y allí vio a los dos amantes.
"¡¿Qué está pasando aquí?!", preguntó Harrison.
"Tengo que decirte algo, man. Estoy enamorado de tu esposa", fue la respuesta de Clapton. Pattie solo quería hundirse bajo la tierra.
El jardín de los ausentes
Estaba furioso, pero Harrison lanzó rápido, directo, la pregunta que copaba su mente. "¿Te irás con él o te vienes conmigo?". Pattie no lo dudó. "Me voy contigo a casa, George". Al regreso, Harrison se encerró en su estudio, mientras ella se metió a la cama a dormir. Los caminos parecían separarse, pero las aguas se aquietaron. Por un momento.
“El deseo de Eric para estar con Pattie era enorme, yo diría que era obsesivo, Pattie se sintió halagada y, finalmente, su resistencia se desvaneció y en ese momento ella vaciló. ¿Cómo podría resistir Pattie, esa atención bien elaborada?”, recuerda el autor de “Taxman” en Conversaciones con George Harrison: final de la línea (Edición independiente, 2014), de Ronald Ritter y Susan Evermore.
Poco después, George ganó notoriedad y buenas críticas por su All Things Must Pass, mientras Clapton comenzaba su descenso a los infiernos con el fracaso del álbum de Derek & The Dominoes. El golpe fue tal, que el guitarrista se recluyó por tres años en su casa en Surrey, mientras se consumía en la adicción a la heroína.
Por el otro lado, aunque las cosas iban bien, el éxito empezó a hacer mella en el matrimonio Harrison-Boyd. El día a día se convirtió en una permanente bacanal de excesos. Grandes fiestas, muchos invitados, infidelidades, alcohol, cócteles de cocaína y largas horas de meditación, fueron generando una situación difícil. Una normalidad sin calma.
"Creo que la gran casa y el jardín crearon una confusión en él -sostiene Pattie en su autobiografía-. Era un recordatorio constante de cuan famoso era, y eso le dio mucha energía, pero en su corazón era un chico de Liverpool. Sin embargo, tuvo un gran éxito y tuvo suerte. Él abrazó la espiritualidad con una intensidad no obsesiva, pero quiso experimentar todo lo que había perdido por volverse famoso tan joven".
Pattie comenzó a sentir que Harrison volcaba su energía en otros asuntos y ella no estaba incluida. Por ejemplo, en el cuidado del enorme jardín que tenía la casa. El músico estudió todo sobre el cultivo de diferentes especies de plantas y era especialmente quisquilloso con el cuidado. "Yo puedo ser obsesiva un poco, pero después me aburro y necesito un cambio -detalla en su autobiografía-. George se mantenía y su obsesión creció. Además, no era conmigo con quien quería discutir sus ideas para el jardín (...) Me dio una pequeña área donde pude plantar mucho, pero no me sentía incluida en sus pensamientos y planes. Ya no éramos más partners".
En agosto de 1971, el matrimonio voló a Nueva York. Como George estaba en el centro de la atención gracias a su renacer artístico, organizó el célebre Concert for Bangladesh, en el Madison Square Garden, gracias a una idea propuesta por su mentor, el músico indio Ravi Shankar.
Para la ocasión, se decidió invitar a varios músicos, como Bob Dylan, Leon Russell, Ringo Starr, Bob Dylan, Billy Preston y...Eric Clapton. Sin embargo, apenas llegó a Nueva York el guitarrista se obstinó con conseguir heroína. Además estaba en tan mala condición que se desmayó en escena. Lo reanimaron, y siguió tocando.
Sin embargo, esa noche, Pattie y Eric apenas se hablaron.
Guitarras a duelo
Al poco tiempo, Clapton comenzó un tratamiento de rehabilitación impulsado por Pete Townshend, el líder de los Who. Tres años de larga batalla, cambios de hábitos y algunos kilos de más, fue el costo. Pero hacia 1973, sus amigos organizaron un concierto para reimpulsar su carrera: el Rainbow Concert, en Finsbury Park.
Junto a George y una delegación de varias estrellas de rock, Pattie asistió al show. Su sorpresa fue mayúscula cuando sonó la introducción del primer tema: "Layla". "Toda la emoción que había sentido por él cuando desapareció de mi vida, brotó dentro de mí", recuerda ella en sus memorias.
Apenas Clapton se rehabilitó, comenzó una nueva intentona por ganar el amor de Pattie. Venía con la confianza renovada tras grabar su álbum 461 Ocean Boulevard, el que marcó su retorno glorioso a la industria. Y en qué momento. La situación del matrimonio iba de mal en peor. Los engaños continuos por parte de Harrison, incluso con gente cercana al círculo, tenían agobiada a Boyd. Según Pattie, el momento que la hizo reaccionar fue cuando se enteró que George la había engañado con Maureen, la mujer de Ringo Starr.
La leyenda cuenta que en una de esas noches, llenas de alcohol y cocaína, Eric y George se habrían enfrentado en un duelo de guitarras. No hay claridad si hubo algo en juego. Según Pattie, estaban en Friar Park junto al actor John Hurt, cuando se enteraron que Clapton iba hacia allá. Molesto, el ex Beatle bajó dos guitarras y dos amplificadores. Cuando arribó "Slowhand", ebrio, le pasó un instrumento y en las siguientes dos horas tocaron sin parar. "Al final nadie dijo nada, pero la sensación general era de que Eric ganó", escribe Boyd.
Sin embargo, en su autobiografía, el ex Cream le baja el perfil al encuentro y afirma que simplemente fue una junta a tocar e improvisar, tal como solían hacerlo.
Para el año nuevo de 1974, la pareja acordó el divorcio. Años después, en Conversaciones con George Harrison: final de la línea, de Ronald Ritter y Susan Evermore, el mismo músico explicó las causas que llevaron a pique el matrimonio. "Las drogas, el intercambio de parejas y el disfrute de todo lo que fuera agradable para el buen estado físico, y no por una relación o matrimonio. Nunca iba a durar".
Ella se fue a vivir a Estados Unidos con su hermana Jenny, quien estaba casada con Mick Fleetwood, el baterista y miembro fundador de Fleetwood Mac. El mánager de Eric Clapton se enteró y se lo contó. El guitarrista apenas sí podía creerlo. Por fin su sueño se haría realidad. Una llamada bastó para que ella se uniera a la gira de 461 Ocean Boulevard.
Se casaron en 1979, con George Harrison entre los invitados. Sin embargo, pese a todo lo que batallaron, la relación no fue feliz. Clapton había dejado la heroína, pero aún tenía serios problemas con el alcohol. A ello se le sumó las infidelidades, e incluso los hijos que tuvo con otras mujeres. Por eso, se divorciaron en 1988. En su autobiografía es directo. "[El matrimonio] no se basó tanto en vínculos sólidos y maduros como en correrías alcohólicas por lo desconocido (...) mi adicción siempre se interpuso entre nosotros".
Para Harrison, el tiempo sanó las heridas. Con los años volvió a colaborar con Clapton, tal como en el disco Journeyman (1989). Incluso eventualmente se encontró en alguna oportunidad con su ex esposa en muy buenos términos. "Digamos que todos estábamos en la misma situación en ese entonces. No había un hacer o ser, o algo para tener más que otra persona, todos estábamos disfrutando de la vida. No, no puede haber ningún juicio sobre nadie".
¿Cómo recordaba Pattie a estos dos hombres? hace un par de años The Times le preguntó quién había sido el amor de su vida, y no dudó en señalar al de Liverpool. "Creo que George Harrison. Siempre fue muy cariñoso, incluso después de que nos separamos, él siempre fue mi amigo. Todavía hoy hablaríamos por teléfono… (NdR: Harrison murió en 2001). Vino a verme antes de morir. Si amas a alguien, haces eso o algo parecido. Creo que él siempre me amó".
En cambio, con Eric Clapton fue especialmente dura. “Eric se ama a sí mismo, creo que no tenía mucho espacio para mí. Eric me perseguía cuando yo estaba casada con George, y yo no quería dejar a George. Entonces, cuando Eric supo mi respuesta, se hundió y se metió en ese lío de tomar heroína. Juró que si yo lo rechazaba, lo haría. Cuatro años después estuvimos juntos, incluso nos casamos, pero creo que era demasiado tarde para los dos”.
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