Música para el encierro: las playlists de Culto

Aunque es complejo para la ciencia determinar el origen de la música, el neurólogo Oliver Sacks publicó un libro donde explica su relación con el cerebro y los entresijos de lo que Darwin describió así: “Como ni el disfrute de la música, ni la capacidad para producir notas musicales son facultades que tengan la menor utilidad para el hombre, deben catalogarse entre las más misteriosas”.

En Musicofilia (Anagrama, 2007) Sacks anota que la música conversa con dos partes de nuestra naturaleza: el complejo emocional y el intelectual. Explica, mezclando erudición y experiencia clínica, que nos puede llegar a conmover como también, a la vez, podemos apreciar la estructura formal de la composición.

Mientras la musicalidad, relacionada con las formas perceptivas, tiene un carácter innato y es relativamente inmutable, la susceptibilidad emocional a la música es un estadio todavía más complejo, pues podría estar influenciado por factores personales como los neurológicos.

Una de las conclusiones del libro es que la indiferencia emocional a la música es poco frecuente. Que lo normal es emocionarse ante la música. Y que, en mayor o menor medida, la música nos produce a todos una reacción emocional.

Sacks cuenta que la susceptibilidad emocional a la música es mayor cuanto antes es su exposición: desde el nacimiento o durante el embarazo.

Lo que se oye durante los primeros años puede quedar grabado en el cerebro durante toda la vida, es el triunfo de la persistencia de la memoria musical.

En 1966, el neurólogo observó el efecto que la música producía en pacientes con Parkinson, anotando su experiencia en su conocida obra Despertares (Anagrama, 1973), llevada al cine por Robert De Niro y Robin Williams.

En Musicofilia, Sacks refuerza que la terapia musical es la que mejores resultados obtiene en reconducir conductual y emocionalmente a personas con Alzheimer, ya que, a diferencia de otras memorias, la musical permanece con nosotros durante toda la vida.

"La música es parte del ser humano", anota el neurólogo, pero tal vez Nietzsche lo dijo mejor: "La vida sin música sería un error", razón de más para llenar nuestras vidas de música en días de confinamiento.

Acá dos listas. Primero una con rock de guitarras y poderío rítmico de viejo cuño, con la nostalgia necesaria para ponerse en movimiento y abandonar la inercia de la mano de los Who, Led Zeppelin, Cream y hasta los Beach Boys.

En la segunda, subimos los BPM de la mano del electro funk y la electrónica británica, francesa y el house de Chicago para llenar de movimientos el confinamiento al alero de los Chemical Brothers, Daft Punk, Chromeo, Fatboy Slim, Justice y todas sus reencarnaciones, además de Stevie Wonder, Michael Jackson y Jamiroquai.

Un listado de pop actual y psicodelia de todos los tiempos para echar a volar la cabeza. De Sigur Rós a Electric Lght Orchestra, pasando por la harmónica de Lee Oskar y los sintetizadores de 10cc.

Una selección de rock latino y brit pop para no descuidar el aseo en el hogar y cantar empuñando la escoba. Recuerda lavarte las manos más seguido. Los Ex, Javiera & Los Imposibles, GIT, Charly, Soda y Virus.

El viejo jazz invita a tomarse las cosas más en serio, con la pausa necesaria para evitar las distracciones. A cargo de instituciones como Miles Davis, Louis Armstrong y Dizzy Gillespie.

Acá una lista para alcanzar la concentración perfecta con sonidos de sintetizadores. Estimula tus ideas de la mano de la New Age.

Seleccionamos sonidos de la naturaleza y música ambiental para alcanzar el sueño profundo y apagar el día con un buen descanso.

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