Mahler a los 160: un concierto, un podcast y tres grabaciones

Ochenta años antes de que Ringo Starr naciera un 7 de julio de 1940 en Liverpool, vino a este mundo Gustav Mahler en Kallischt, entonces ciudad del Imperio Austro-Húngaro. Mientras el planeta musical celebraba ayer las ocho décadas de uno de los dos sobrevivientes de The Beatles, el natalicio del sinfonista austríaco pasó algo desapercibido.

Los efectos de la pandemia tuvieron un efecto aciago en la memoria del músico, probablemente el compositor más revalorado en los últimos 60 años. Tanto en Chile como el extranjero se cancelaron varios conciertos dedicados a Mahler.

No hay muchos consuelos a la vista, pero al menos la Sinfónica de Chile ofrece este viernes y sábado a las 19.40 horas su Tercera sinfonía en su portal Ceacuchile.cl. La dirige el maestro ruso Leonid Grin, ex titular de la agrupación.

Si alguien quiere entender de qué trata el mundo de este compositor fallecido con sólo 50 años en 1911 también se le puede prestar atención al podcast Embrace Everything (en Spotify y Apple Music) donde participan conductores como Kent Nagano y Michael Tilson-Thomas, entre otros.

Su título deriva de esta frase de Mahler: “Una sinfonía debe ser como el mundo, debe abrazar todo”. La expresión denota la ambición cósmica y trascendental de este compositor, reivindicado por el director estadounidense Leonard Bernstein en los años 60 tras décadas de ostracismo cultural impulsadas por el nazismo en su propia Austria y en la vecina Alemania: Mahler era judío, lo que le ocasionó discriminación en vida y en muerte.

Su música es emocional y vibrante, toca la fibra y la mente y en nuestro país Paolo Bortolameolli es un admirador confeso. “Me fascina, entre otras cosas, por sus contrastes. Es capaz de pasar de una sensibilidad íntima y de cámara a grandes arrebatos dramáticos”, cuenta el conductor asociado de la Filamónica de Los Angeles. Y a la hora de recomendar tres grabaciones de Mahler, tiene claro cuáles: “Me gustan mucho las versiones de sus nueve sinfonías por Georg Solti, que fueron las primeras que escuché. Pero ya posteriormente aprendí a apreciar las interpretaciones de Leonard Bernstein y Claudio Abbado”.