John Lennon, una tarde bailando con la reina y el hit que lo juntó con Elton John
En 1974, el hombre de "Rocketman" fue Invitado por Lennon para colaborar en las voces de "Whatever Gets You Thru the Night". En la ocasión surgió una apuesta que fue saldada con una presentación en vivo. En plena etapa de su "lost weekend", el ex Beatle volvió a saborear el éxito, impulsado por el pianista.
Una noche, John Lennon estaba echado en cama viendo la televisión. Le acompañaba su asistente y entonces compañera sentimental, May Pang. Eran los días de su frenético período del "lost weekend", una etapa de 18 meses entre 1973 y 1975, en que Lennon, deprimido, se alejó de Yoko Ono, básicamente para irse de juega y montar lamentables escenas totalmente ebrio junto a músicos como Harry Nilsson y Ringo Starr.
“Él estaba viendo al Reverendo Ike, un evangelista negro famoso, que decía: ‘Permítanme decirles a ustedes, que no importa lo que atrape en la noche’. A John le encantó y dijo: ‘Tengo que escribirlo o lo voy a olvidar’. Él siempre mantenía una libreta y un bolígrafo junto a la cama”, contó Pang a Radio Times. La frase, en inglés, sirvió para titular canción que el ex Beatle grabaría meses más tarde, “Whatever Gets You Thru the Night”.
Por esos días, Lennon estaba componiendo nuevo material. Anteriormente había ido hasta Los Angeles, California para registrar un álbum de versiones con Phil Spector en la silla de productor -que después se lanzó bajo el nombre de Rock & Roll-. Sin embargo, las sesiones fueron un desastre. "Grabadas en medio de fiestas, borracheras, intromisiones de famosos y hasta tiros, estaban en un estado que ni siquiera se aproximaba al estándar de lo publicable", detalla Phillip Norman en su biografía sobre el músico (2009, Anagrama).
Por ello, de vuelta en Nueva York, mientras ocupaba un pequeño apartamento junto a Pang -donde recibió la visita de su hijo Julian- el hombre de "Mind Games", comenzó a crear canciones más rítmicas y algo menos autoflagelantes. Y tomó otras medidas. Al momento de grabar instruyó a sus músicos de que no se iba a permitir una gota de alcohol.
Fue en medio de esas sesiones, en Record Plant, que el de Liverpool decidió invitar a un nuevo amigo. Marcó el número de Elton John y le pidió que le ayudara como refuerzo en las voces de “Whatever Gets You Thru the Night” y “Surprise, surprise”. El autor de “Your Song”, era por esos días una estrella. Había logrado gran éxito gracias a una serie de discos que habían conseguido el nº1 de ventas en Estados Unidos, como Goodbye Yellow Brick Road (1973), Caribou (1974), Don’t Shoot Me, I’m Only the Piano Player (1973), entre otros.
En rigor se habían conocido en los días en que John salía de juega en Los Ángeles. Una tarde, Elton fue a la oficinas de Capitol Records y se encontró con su gerente principal, Tony King, bailando con el músico. Para él fue increíble, pues le encantaban los Beatles y pronto, se topaba con uno de sus ídolos. “No había nada raro en aquello, excepto el hecho de que no estaban en ninguna discoteca, no estaba sonando música y Tony -un hombre conocido por su gusto hacia lo excéntrico-estaba completamente travestido, caracterizado como la Reina Isabel II”, cuenta el pianista en su autobiografía Yo Elton John (2019, Reservoir Books).
Se trataba de una curiosa actividad de promoción. Según Elton John, esa tarde en la compañía estaban rodando un anuncio televisivo para el álbum Mind Games y “por algún motivo que solo John conocía, ese era el concepto que se le había ocurrido”. Tras se presentados, ambos artistas congeniaron. “Era un Beatle que creía que era una buena idea el promocionar su disco bailando con un hombre disfrazado de la Reina, por el amor de Dios pensé: ’Nos vamos a llevar de puta madre’”. Por supuesto, también se hicieron compañeros de fiesta.
Una vez que Lennon le mostró a Elton las maquetas de su nueva canción, fijaron un encuentro en el estudio. Probaron algunas versiones preliminares -hay una disponible en el Anthology de Lennon-, pero en poco tiempo ambos músicos acabaron el trabajo. “John produjo el disco y trabajó a toda velocidad -recuerda “Rocketman”-. Todo el mundo cree que John era un tipo se tiraba años experimentando en el estudio, por lo que hizo en ‘Sgt. Pepper’s’ y ‘Strawberry Fields Forever’, pero era rápido y se aburría con facilidad, que era lo que me pasaba también a mí”.
En general lo pasaron en grande grabando juntos. Hasta que el autor de “Sacrifice” reparó en el detalle de que Lennon no se presentaba en vivo desde 1972, tras actuar en el Madison Square Garden de Nueva York, concierto que fue registrado y años después lanzado a la venta como Live in New York City.
Fue entonces que el pianista lanzó el desafío. Ya que el tema sería lanzado como single, le propuso que, si conseguía el número uno, el de Liverpool debía subirse al escenario con él para tocarlo en vivo. Lennon, confiando en que una canción sencilla como esa no tendría mayor éxito, aceptó. De hecho hasta ese momento en su carrera solista no había vuelto a estar en los primeros puestos, ni siquiera la universal “Imagine” lo consiguió -se quedó en el número 3 del Billboard-.
“Yo quería verlo tocar en directo -recuerda Elton-, algo que apenas había hecho desde que The Beatles se separaron; un par de apariciones en galas benéficas y nada más”.
Para demostrar su admiración hacia el Beatle -y de que su invitación a tocar iba en serio- Elton decidió grabar una versión de "Lucy in the sky with diamonds", una de las canciones de John en el fundamental Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, y convidó a su autor al estudio. A este le gustaron tanto los arreglos para su añosa creación, que pidió una guitarra y se unió a los músicos de sesión para grabar junto a ellos. Al final hubo tanta complicidad, que "en recuerdo de su asociación, Elton le regaló un colgante de ónice con una pared dibujada en oro y un puente en platino y las palabras Winston O'Boogie -un apodo de juventud- escritas con brillantes", relata Norman. Al ver el obsequio, Lennon quedó sorprendido y algo incómodo.
De vuelta al escenario
Hasta que sucedió lo impensado. El 18 de noviembre, “Whatever Gets You Thru the Night” logró el número uno, y Elton le recordó que debía cumplir con su promesa sí o sí. Sin embargo, enfrentado a la realidad, Lennon sabía que no era una decisión fácil. “Los meses a la deriva habían socavado aquella confianza en sí mismo, que nunca fue muy sólida, y le aterraba la perspectiva de enfrentarse a un público nuevo, el público joven del glam rock, por no hablar de competir con un showman tan mítico y extrovertido”, detalla Norman.
Fijaron la fecha. El encuentro sería el 28 de noviembre, en el último concierto de la gira norteamericana de Elton John que tendría lugar, era que no, en el Madison Square Garden. El ex Beatle fue a ver un show del pianista y casi desiste ahí mismo: sencillamente no lograba comprender la puesta en escena del londinense, y quedó atónito con la reacción del público, pues de alguna forma le recordó la locura de la Beatlemanía, que había vivido exactamente hace 10 largos años.
La noche antes de salir a escena, ensayaron apenas una hora y media, y decidieron que tocarían otros temas. En principio, se le propuso cantar "Imagine", pero John se negó. "No quería aparecer como Dean Martin, cantando mis éxitos de toda la vida. Quería divertirme un poco y tocar rock n' roll y no quería hacer más de tres porque después de todo el concierto era de Elton", cita Norman en su biografía.
Finalmente acordaron tocar "Whatever Gets You Thru the Night", "Lucy in the sky with diamonds" y a sugerencia de Elton, incluyeron "I saw her standing there", del álbum debut de los Beatles, Please Please Me, según Norman, a Lennon le agradó la idea pues era una canción vieja y siempre la cantaba Paul.
Ese día el recinto estaba lleno. No se había confirmado oficialmente la presencia de John, pero el rumor había corrido como una serpiente en la arena. En tanto, él no podía con los nervios. Más cuando llegó un mensajero con sendas cajas para él y Elton que contenían una hermosa gardenia blanca para cada uno. Eran enviadas por Yoko Ono, quien iba a estar esa noche en el público, aunque el hombre de "Working class hero" no lo sabía.
Una vez empezado el concierto, el de Liverpool se quedó tras bambalinas, donde pudo escuchar a la audiencia corear, extasiada, cada canción de Elton. El set era sencillamente una batería de hits: pasaron temas como "Bennie and the jets", "Daniel,"Goodbye Yellow Brick Road", "Candle in the Wind", "Rocketman", entre otras. Lennon, tembloroso, sudado y al borde de la crisis de pánico corrió hasta un baño para vomitar. A pocos minutos de salir a escena olvidó como afinar su guitarra, por lo que de urgencia, el guitarrista de Elton, Davey Johnstone, lo hizo por él.
"Dado que es el día de acción de gracias, pensamos que haríamos de esta noche una ocasión de júbilo e invitaríamos a estar con nosotros en el escenario a alguien especial". Con esas palabras, Elton presentó a su célebre invitado, quien, como un niño en su primer día de clases, fue acompañado hasta la entrada del escenario por Bernie Taupin, el letrista que trabajaba con el pianista. "Ahora estás solo", le dijo.
Al entrar al escenario, el público lo recibió con una ovación estruendosa. Lennon no lo podía creer. Comenzaron por "Whatever Gets You Thru the Night", la que fue seguida con entusiasmo por la audiencia debido a su éxito reciente.
“En toda mi carrera, y lo digo de verdad, nunca he tenido un público que hiciera tanto ruido como cuando lo presenté -recuerda Elton John en su libro-. El ruido aumentaba y aumentaba y aumentaba. Sabía cómo se sentían. Yo estaba tan emocionando como ellos, y también lo estaba el resto de la banda”.
Antes de cerrar con “I saw her standing there”, el ex Beatle se acercó al micrófono, y como en sus mejores tiempos, dijo: “Esta es un de un antiguo novio mío, del que me separé y se llama Paul”. Al acabar la presentación, ambos músicos se fundieron en un abrazo. Lennon estaba emocionado. De alguna forma, allí había dejado todas las malas vibras que le habían afectado en ese “lost weekend”. Por un rato pudo volver a sentirse querido por una audiencia que le vitoreó y años después, le lloró.
Al llegar a bastidores, barrido por la emoción, le esperaba Yoko. Como si fueran don jóvenes enamorados en su primera cita, se sentaron en un rincón, se tomaron de las manos y charlaron durante largo rato, mientras los técnicos iban y venían a toda prisa, y sus respectivos acompañantes -John llegó con May Pang y la artista japonesa andaba con otro compañero- debieron aguantar una larga espera. La reconciliación definitiva debería esperar unos meses. Pero esa noche, al menos, John se reencontró con la gloria. Esa que parecía extraviada en el tiempo.
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