Fue durante una estadía en Auckland, Nueva Zelandia, cuando Anthony Kiedis escuchó unas palabras que le llamaron la atención. "Me dirigí a una mujer loca en la calle que estaba discutiendo que había espías psíquicos en China. Esa frase me quedó en la mente, así que de regreso a mi hogar, empecé a escribir", cuenta el vocalista en su autobiografía Scar Tissue (2004, Hyperion Books). Al final se transformó en la primera línea de la canción "Californication", que dio nombre al disco de Red Hot Chili Peppers que cumple veinte años.
Días después, Kiedis le mostró el texto a John Frusciante, guitarrista del grupo. A él le encantó y de inmediato le empezó a componer la música. Pero no fue sencillo. "No la pudimos encontrar", detalla el cantante. "Intentamos 10 arreglos distintos y 10 distintos coros, y nada funcionaba".
Ese fue el primer tema que ambos comenzaron a trabajar en el verano del 98'. Antes de eso, sin embargo, habían pasado muchas cosas. Su anterior álbum One Hot Minute (1995) no había conseguido el éxito de Blood Sugar Sex Magik (1991) y el conjunto incluso había estado al borde de la ruptura tras la expulsión del guitarrista Dave Navarro por sus constantes roces con los integrantes de la banda, y sus problemas con el alcohol. "La gente había perdido confianza en nosotros", cuenta Anthony en su libro.
Fue entonces cuando, a instancias de Flea, el bajista, los californianos consideraron la posibilidad de traer de regreso a un viejo conocido: Frusciante. Este había salido del cuarteto en 1992 a causa de sus conflictos con Kiedis y su adicción a las drogas -Arik Marshall y luego Navarro ocuparon su puesto-. Aunque había sacado material solista, a mediados de los 90' su situación era dramática. Casi sin dinero, sus días los dedicaba básicamente a pintar y a drogarse.
Sin embargo, el músico decidió internarse en un centro de rehabilitación. Tras salir, Flea lo fue a visitar una tarde. Mientras sonaban unos discos y conversaban, el bajista le preguntó si estaría dispuesto a volver al grupo. Desbordado por la emoción, y entre lágrimas, el guitarrista aceptó.
Sin embargo, había que resolver algunas cosas. Kiedis -quien también luchaba contra su dependencia a la heroína y al alcohol- y el hombre de "The Past Recedes" se juntaron en el Farmer's Market, y mientras comían tacos, resolvieron sus antiguas rencillas. A esas alturas, ninguno le guardaba rencor al otro, por lo que fue sencillo llegar a un acuerdo.
Increíblemente, por esos días Frusciante no tenía una guitarra. Entonces, después de los tacos ambos fueron a una tienda, donde el vocalista le compró una Fender Stratocaster de 1962, su instrumento característico hasta hoy. Los días posteriores los pasarían juntos escuchando música y comentando ideas, pero quizás sin saberlo, acababan de dar un paso clave para los siguientes años.
"Sonido melancólico y de sunset"
Por entonces, los de "Under the bridge" se habían ganado un lugar en una generación que comenzó a valorar la música alternativa. "Lo de Faith No More en Viña, y Living Colour rompiéndola en el Estadio Chile, hizo que mucha gente se abriera a escuchar ese tipo de bandas. Incluso hubo quienes ya conocían a Red Hot Chili Peppers, incluso con Hillel Slovak, con temas como 'Fight Like a Brave' y 'Behind the Sun', que lograron estar en la TV abierta en Chile", rememora a Culto el periodista y director musical de Radio Zero, Fernando Mujica.
"Con el Blood Sugar Sex Magik se habían transformado en un referente gigantesco. Ese disco consigue ordenar toda la catársis media funky, media punky, que tenían. Pero luego en el One Hot Minute, con Navarro, no funciona y viene un bajón. Entonces cuando vuelve Frusciante, ahí se produce un cambio, que confirma lo capo que es", agrega Mujica.
Para el guitarrista y compositor, Pablo Ilabaca (Pillanes, Jaco Sánchez, 31 Minutos, ex Chancho en Piedra), Frusciante es un músico clave cuyo aporte en la banda es fundamental. "Su guitarra marca la diferencia en cualquier disco, por su composición y por la forma de ayudar vocalmente a Kiedis. Siempre he pensado que algunas de sus guitarras tienen mucho de Joe Walsh, de los Eagles; ese sonido californiano melancólico y de sunset", analiza.
La apertura a nuevos sonidos es, a entender de Mujica, el elemento clave de Californication. "Ahí hay otra cadencia, la estructura musical cambia, aparecen otras influencias. Ya no era solo Funkadelic, sino que aparecen los años escuchando Eagles con los papás. Demostraron que podían escuchar otro tipo de música y ponerle más melodía. Así dejan el mundo funk metal, y pasan a ser una banda grande como U2, a una dimensión que supera las etiquetas".
"¡La tengo!"
Ya con la formación definida, la agrupación comenzó a trabajar en el garage de la casa de Flea. En esas sesiones crearon una gran cantidad de material y para junio ya tenían 12 temas. Entre esas, una que después fue single: "Scar Tissue". Según Kiedis, la letra se inspiró en la idea de la ironía como una forma de humor hiriente. "Estaba pensando en Dave Navarro, el rey del sarcasmo", cuenta en sus memorias.
"Cuando John comenzó a tocar su riff de guitarra, yo inmediatamente supe de qué se trataba la canción. Era un ambiente de bromas, la felicidad de estar vivo, un fénix saliendo de las cenizas", detalla el cantante en su texto. En ese momento, él salió del garage, vio unos pájaros atravesar el cielo y en su mente surgieron las palabras que luego darían forma al coro. "Con las aves compartiré esta vista solitaria".
Pero no todo era alegría. Otros temas eran testimonio de los duros días de adicción. "¿Por cuánto tiempo cuánto tiempo me voy a deslizar?/ Separar mi lado, no lo hago/ No creo que sea malo" canta Anthony en "Otherside", una letra en que reflexiona sobre su período enganchado a las drogas. "Todas aquellas recaídas, cada uno de esos contratiempos que me parecían como añadiduras innecesarias para una experiencia que es torturadora, todas estaban siendo significativas", detalla.
Pese a todo, los de "Give it away" ganaban más confianza en sus composiciones, y comenzaron a planear la grabación de un LP. Aunque habían trabajado junto a Rick Rubin en sus anteriores placas, decidieron buscar otro productor. Pero no fue fácil. "Ya le habíamos preguntado tres veces a Brian Eno para que nos produzca, y él siempre dijo no, así que le preguntamos de nuevo, aún cuando ese 'no' era inevitable. No lo sabíamos, pero él nos estaba haciendo un favor al rechazarnos", detalla Kiedis.
Ante las negativas, incluso tantearon la posibilidad de fichar a David Bowie de productor, pero "Starman" declinó la oferta apenas se la hicieron llegar. Por ello, finalmente volvieron al lado de Rubin en estudios Cello, de Los Ángeles, California. Las sesiones comenzaron en diciembre de 1998 y fueron especialmente productivas. En un par de meses, ya habían completado nada menos que 25 canciones. Pero faltaba una que al cantante todavía le rondaba por la cabeza y quería acabar como fuera.
El tema en cuestión era "Californication". El mismo con el que se habían estancado en los primeros días. A esas alturas, cada vez que el vocalista lo sugería encontraba el rechazo de los demás. Pero insistió. "Esta será la mejor de toda la grabación. Es la mejor letra que he escrito en mucho tiempo. Tiene que ser una canción", detalla en sus memorias.
Cuando solo restaban un par de días de trabajo en el estudio, fue John Frusciante quien dio con la clave. Una tarde llegó corriendo a Cello gritando: "¡La tengo, la tengo!". Con su nueva guitarra Gretsch White Falcon (la misma con que sale en el video) comenzó a tocar el característico arpeggio que abre el tema. "Era tan distinto de todo lo anterior que habíamos intentado para esa canción que la escuché impasible. Él ya había pensado en las partes de Flea y Chad, entonces la ensayamos un par de veces y la grabamos", cuenta la voz de los Red Hot.
"En todo ese ejercicio de Californication, y luego en By the Way, Frusciante es el que mejor sale parado", afirma Fernando Mujica. "Queda como un héroe, un personaje cool, y por algo es un referente. Es más, si Blood Sugar Sex Magik hace que Red Hot Chili Peppers se convierta en referente, en este disco el que queda en esa posición es Frusciante", agrega.
Una vez que el disco salió a la venta, el 8 de junio, el grupo estaba de buen ánimo y planeó hacer una gira de promoción por Estados Unidos, Europa e incluso Sudamérica, lo que permitió su debut en Chile en octubre de ese año. Así pudieron constatar la buena recepción del público al nuevo material.
"Estábamos en Italia, John y yo viajábamos en la parte de atrás de un Mercedes con la ventana baja. Una moto con dos italianos se acercó a nosotros. Miraron hacia adentro y comenzaron a gritar: '¡Hey, Californication, Californication!', luego comenzaron a cantar 'Scar Tissue'", detalla Kiedis. Lo habían conseguido. "Nos sentíamos como un bosque que se quemó íntegro pero que nuevos árboles habían renacido de las cenizas", sentencia el músico. "Haber atravesado este proyecto fue un proceso sumamente unificador".
Una afirmación común respecto a Red Hot Chili Peppers, es colocar a Californication como un punto en que la banda, aunque dio el salto, halló una fórmula que luego repitió sin parar. Sin embargo, Fernando Mujica no comparte ese punto de vista. "No siento que sea repetirse, creo que es la continuación de un momento muy intenso que vivieron, que dura del 99' al 2003, es decir, como una segunda parte. Y es tan intenso que después se proponen hacer una obra más grande y sacan el Stadium Arcadium, que es más guatazo".
No obstante su popularidad no está en discusión. Pablo Ilabaca cuenta a Culto una anécdota que permite dimensionar el alcance de la placa. “Puedo decirte que estábamos con los Chancho en Piedra mezclando el disco Marca Chancho en Hollywood, California. Entonces salíamos a pasear por los boulevares de la ciudad y se escuchaba ‘Californication’. Era súper especial sentir que esa música era de ese lugar. Era una sensación mágica”.