Harry Potter y el niño maldito: la continuación de una historia terminada

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Nueve años después del libro 'Harry Potter y las reliquias de la muerte', fue publicada una octava parte llamada 'El niño maldito'. La historia que tiene como protagonista al hijo de Harry, comienza el 1 de septiembre de 2017.


"Hoy es el día que Albus Severus Potter aborda el expreso de Hogwarts en King's Cross por primera vez #19años después", así lo dijo J.K. Rowling en su cuenta de Twitter, dando a los fanáticos otro motivo para desempolvar los libros y ver las películas con nostalgia por milésima vez.

Fue en 2007 que la autora dio por finalizada su famosa saga de libros con Harry Potter y las reliquias de la muerte, el séptimo de una colección complementada con Quidditch a través de los tiempos, Criaturas fantásticas y dónde encontrarlas y Los cuentos de Beaddle el Bardo.

El enfrentamiento final entre el niño elegido y el mago tenebroso Lord Voldemort, seguido por una epílogo que se situaba 19 años después con los hijos de los tres protagonistas rumbo a Hogwarts; era un término que quienes se aferraban a aquella fantasía, no querían que llegara, pero un término al fin y al cabo.

El consuelo de los libros y películas, siempre permitirían revivir aquel mundo de fantasía creado en un humilde café en Edimburgo. Pero Rowling decidió tomar una delgada hebra que quedó suelta en aquella despedida y comenzó una historia que partía donde quedó: en el 1 de septiembre de 2017.

Harry Potter y el niño maldito, no se enfoca en aquel joven mago protagonista de los siete libros anteriores, sino en su segundo hijo Albus Severus Potter. "Papá, ¿Qué pasa si quedo seleccionado en Slytherin?", dijo Albus a Harry al finalizar Las reliquias de la muerte. "Albus Severus Potter, fuiste nombrado a partir de dos directores de Hogwarts, uno de ellos fue Slytherin, y fue el hombre más valiente que he conocido".

Abrumado por la historia de su padre, un mago reconocido por derrotar al hechicero más malvado de todos los tiempos, Albus se siente presionado respecto a la casa de Hogwarts en la que quedará seleccionado. Toda su familia estuvo o está en Gryffindor, la casa caracterizada por la valentía, pero una parte de él teme quedar en Slytherin, estigmatizada por los magos tenebrosos que pertenecieron allí.

La historia comienza de aquel último cabo que fue dejado cuando los niños suben al expreso de Hogwarts. A bordo del tren, Albus entabla amistad con Scorpius Malfoy, y al llegar a la escuela de magia y hechicería, ambos son seleccionados en Slytherin.

El problema no radica allí, sino que en un giratiempo confiscado por el Ministerio de Magia. El padre de Cedric Diggory busca a Harry y Ginny para que, usando el giratiempo, reviertan la muerte de su hijo, a lo cual Harry se niega por las consecuencias que tiene interferir en el tiempo.

Lo que ellos no sabían, era que la sobrina de Diggory y Albus escuchan toda la conversación y finalmente Albus se compromete a ayudar, robando aquel artefacto que altera los acontecimientos con desastrosos resultados en el futuro.

Harry Potter y el niño maldito inevitablemente dio a los potterhead una fuerte dosis de aquello que amaron desde la infancia: un mundo de fantasía liderado por un niño aparentemente común y corriente, con un gran poder que de nada sirve sin la fuerza de la amistad.

Sin embargo, esta octava entrega dejó un sabor amargo en más de un seguidor de este mundo que tiene claras inspiraciones en ficciones anteriores como Las Crónicas de Narnia y El Señor de los Anillos. Es esperable considerando que no es una novela como las siete anteriores, sino que es un guión teatral que fue impreso como libro, es decir, despojado de todas la descripciones y la narrativa a la que Rowling nos acostumbró.

Más allá del formato, El niño maldito permite cuestionar si es realmente una continuación necesaria o más bien un pie forzado para dar más material a los fanáticos. Para efectos de la historia, es una narración ajena, cuya ausencia no deja un vacío y cuya presencia no es un cambio significativo.

Con la historia de Albus se buscó llegar a un público que creció junto a Harry, Ron y Hermione, se sintieron identificados con ellos y actualmente tienen sus edades y viven sus mismas etapas.

Si bien, quienes no queremos dejar ir las historias fantásticas protagonizadas por un joven mago, aún se deleitan con artículos, accesorios, ropa, réplicas de la ficción y teorías locas en torno a sus personajes; en el fondo sabíamos que aquel epílogo -representado de forma nefasta en el cine- era el final definitivo.

La generación que a temprana edad tomó en sus manos aquellas novelas, no era representada por los niños que abordaban el tren en esa última escena, sino por quienes se despedían desde el andén.

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