La primera reunión fue el 17 de abril y luego hubo tres más. Pero el sábado pasado más de 50 gremios y organizaciones artísticas abandonaron la mesa intersectorial convocada por el Ministerio de las Culturas para trabajar en función de un sector al que la pandemia ha golpeado fuertemente. Según un estudio del Centro de Encuestas UC, las actividades artísticas, de entretenimiento y recreativas, registran la mayor tasa de cesantía del país: 44,5%.
“Se supone que esto era una mesa de diálogo y de colaboraciones y se transformó sólo en una instancia para ir escuchando las decisiones que iba adoptando el ministerio”, dice Tehani Staiger, vocera de la Coordinadora Intersectorial Cultura en Emergencia, agrupación que desarrolló con más de 100 organizaciones un Plan de Emergencia y Reactivación, presentado a las autoridades en junio.
Entre sus focos, estaban “dejar de lado la concursabilidad para atender a esta emergencia” y “dotar al ministerio de mayores atribuciones para entregar recursos directos”.
Pero las propuestas fueron desestimadas. La Coordinadora anunció que el 21 de julio recibieron una respuesta de la ministra Consuelo Valdés que “no acoge ninguna de las medidas presentadas en el plan, no abriendo tampoco la posibilidad de discutirlo o trabajarlo”.
Una mirada independiente del quiebre la entrega Bárbara Negrón, directora del Observatorio de Políticas Culturales. “Es posible interpretar esta salida como un grito de ayuda. La situación de los artistas y trabajadores de la cultura es crítica. Si a esto se le suman señales políticas como la dada por el Presidente Piñera, al excluir a la cultura de la cuenta pública, se hacía evidente para las asociaciones de creadores, técnicos y gestores, que el gobierno no está disponible para encontrar soluciones para el sector. Ahora las esperanzas estarán puestas en el Congreso; así como ha pasado en otras áreas, los parlamentarios podrían ser los agentes de cambio en esta situación”.
Y justamente ese será el próximo paso de la Coordinadora: trabajar con una bancada cultural.
La ausencia de diálogo es confirmada por la Asociación de Editores de Chile. “A pesar de las buenas intenciones, no vimos resultados concretos para sortear las dificultades del sector cultural. Al comienzo de las conversaciones pedimos que el libro fuera considerado como un bien esencial”, detalla Francisca Jiménez, presidenta de ese gremio.
Por el contrario, la distribución de libros ha sido multada en estos días, por una descoordinación entre las carteras de Cultura, Salud y Economía. Y eso, junto al rechazo al protocolo de rodaje elaborado por organizaciones de técnicos de cine y televisión, fueron dos detonantes de la salida de la mesa.