Adrian Quesada, mentor de Black Pumas, habla de la fama global y desclasifica una notabla historia con Chico Trujillo: “Nos encantan”
Adrian Quesada, guitarrista y mentor de una de las revelaciones de la música anglo, habló con Sesiones íntimas de Culto, el espacio de música y conversación de La Tercera. Ve aquí el video completo con la entrevista desde Austin, Texas.
Sorprendieron el año pasado con un fogoso debut que cruzó soul y psicodelia, y por el que recibieron una nominación a los últimos premios Grammy como Mejor artista nuevo, perdiendo a manos de Billie Eilish. Se perfilaron como una de las grandes revelaciones del rock estadounidense e incluso tenían agendado un paso por Chile, postergado por el coronavirus para el 13 de enero de 2021 en la sala Metrónomo. Su tema Colors ha sonado de manera frecuente en la publicidad televisiva de una empresa de productos tecnológicos, trepando rápido por la memoria de la audiencia local.
Bajo esos hitos se puede resumir la carrera de Black Pumas en el último tiempo, el dúo de Austin, Texas, integrado por el cantante Eric Burton y el guitarrista Adrian Quesada. Este último –de ascendencia mexicana- estuvo ayer en Sesiones íntimas de Culto, el espacio que se emite por La Tercera y Culto.
-Ustedes estaban en pleno ascenso de su carrera. ¿Sintieron que la pandemia frenó ese buen momento, al no poder realizar giras, viajes, promoción en vivo?
En marzo, cuando empezó a pasar esto, habíamos regresado de Europa. La primera vez que tuvimos que cancelar un show por la pandemia fue en el festival Vive Latino de Ciudad de México. Y me acuerdo de que pensábamos “esto va a ser un mes o dos meses y luego regresamos ya”. En ese período no pensé mucho en esto. Anduve de gira tanto el año pasado que estaba disfrutando el tiempo de estar en la casa con mi familia. Pero ahora ya llevamos seis meses de cuarentena. Es una cosa muy triste, estoy tratando de estar ocupado en el estudio, en cosas que me gusta hacer para no pensar tanto en todo lo que está pasando en el mundo y en Estados Unidos con el racismo. Y es la primera vez que hemos tenido chanza de pensar en todo lo que está pasando (con nuestra carrera).
-Cuando empezó Black Pumas, usted era un músico de trayectoria, sobre todo por el conjunto de música latina Grupo Fantasma. Eric era un cantante de bares y curtido en la calle. ¿Cómo se dio esa química?
No sabía nada él, porque yo empecé a trabajar en unas canciones en mi estudio, instrumentales, y le pregunté a mis amigos de todo el mundo si conocían a algún cantante. Me lo recomendaron. Yo llevó muchos años viviendo en Austin y es curioso que no lo conociera. Busqué unos videos en YouTube y me pareció increíble, sobre todo como tocaba la guitarra. Después nos juntábamos a grabar y tocar para nuestros amigos, novias, e incluso la primera vez que lo hicimos sentía aquello de "esto va a hacer algo especial". Ya sabía. La primera vez que tocamos ya sabía que iba a ser especial y todo pasó bien rápido. Eric es Prince, Michael Jackson, James Brown, John Lennon, todo.
“Después llegó la nominación a los Grammy. Nadie pensaba que íbamos a tener esa chanza, ni la disquera, ni nuestro mánager, nadie, porque teníamos otras chanzas para premios más pequeños. Nunca en mil años hubiéramos pensado en los Grammy”.
-¿Cómo fue crecer el Laredo, en una ciudad fronteriza de EE.UU., probablemente dentro de las fronteras más complejas del mundo? ¿Qué le dejó en lo cultural, en lo social?
Pues para mí la cosa más importante, que todavía pienso mucho en esto cuando estoy haciendo música, cuando estoy viajando o estoy hablando con gente, es que Laredo es una ciudad de dos culturas distintas que hacen una cultura. O sea, la cultura mexicana de la frontera es diferente de la cultura de Ciudad México o de otras ciudades en México, y también diferente a Texas, pero para mí en Laredo hablan en español e inglés. O sea, puedes entrar a un restaurante hablando inglés y ellos te contestan en español y nada, es normal.
“En la música, me gustaba la música que salía en MTV, la música americana, o sea el hip hop, el rock and roll, funk rock y cosas así, pero alrededor de mí andaban las cumbias, los boleros, cosas así, los tríos y la música mariachi. Cuando estaba joven, yo prefería la música americana, pero ahora que soy más grande me encanta esa música en español y no la escucho como algo de fronteras. Para mí es normal escuchar una canción en español y luego escuchar una en inglés, yo no oigo la diferencia para cosas así en mi vida. No entro en eso de ‘esto es latino nada más porque hablan español’; para mí yo no oigo la diferencia, así nací y así viví toda mi vida, hablando dos idiomas y hablando con gente de dos países. Así que, para mí, cuando hago mis mixes en Spotify, ando en mi bici, estoy escuchando música en español, en inglés, en francés, lo que sea. A mí me encanta la música. Yo no veo la diferencia”.
-La canción Colors ha ganado popularidad gracias a una publicidad televisiva. ¿Cómo analizas esta vía de difusión para los músicos actuales?
Ahorita la industria de la música está cambiando todo, tanto y tan rápido. Está difícil ganar dinero en Spotify, está difícil ganar dinero en la radio. Tienes que andar de gira siempre para estar trabajando y ganando dinero para lo que haces. Así que cosas así y oportunidades así, estar en televisión por cosas así, con Samsung, es una cosa muy importante que la gente hace 15 años o 20 años hubiera dicho sell out, o sea tener tu canción en la televisión, en una película o un comercial; pero ahorita es la misma cosa que tener tu canción en radio. Es más importante casi, porque está muy difícil ahorita, pues ya la gente cada año compra menos y menos productos en físico.
-Cuando usted era parte de Grupo Fantasma, pudo conocer a Prince e incluso tocar con él en algunas fiestas que él organizaba, en instancias como los Globos de Oro. ¿Cómo fue conocer a un artista tan talentoso y singular?
El mánager que teníamos en ese tiempo conocía a alguien que trabajaba con Prince y nos dijeron que Prince estaba abriendo un club en un hotel en Las Vegas y que si le queríamos mandar el disco. Le mandamos el disco y nos contestaron que... Primero, con Prince todo era bien “mañana va a escuchar el disco Prince”, luego te escriben “en dos horas más lo va a escuchar Prince”, y así. O sea, todo el día te tienen así como emocionado. Pasaron como dos o tres semanas y tenía cada jueves una “noche latina” en su club. Y tenía una banda cerrada para eso.
“Ellos no pudieron tocar una semana, no me acuerdo por qué, y de repente nos escribieron que si queríamos ir a tocar ese jueves porque ellos no podían, así es que nos fuimos todos para Las Vegas, tocamos el show y lo vimos, nos estaba viendo de lado, y luego cuando acabamos, estábamos esperando en el backstage, aunque nunca vino. No dijo nada. Para mí, si se hubiese acabado todo ahí hubiese sido ya especial, o sea una vez en mi vida que fui a tocar por Prince y que le gustó. Nos regresamos a Austin y cuando volvimos ya nos habían hablado que echó a la otra banda y ahora nosotros éramos la banda de cada jueves. Que empezábamos tocar cada jueves. De ahí lo conocimos, nos empezó a invitar a tocar con él y la verdad a él le gustaba mucho la música del tiempo de Santana, de Earth, Wind and Fire, de James Brown y eso era lo que nos encantaba a nosotros. Así es que empezamos a tocar con él. A veces ni llevaba su banda, tocó guitarra con nosotros o tocó todo el show con nosotros, tocando nuestras canciones en guitarra”.
-Usted siempre ha estado vinculado a la música latina. ¿Conoce algo de música chilena?
Hace años con Grupo Fantasma tocamos unos shows con Chico Trujillo, hicimos unas fechas en Estados Unidos y Europa. Nos encantan, son muy buenos amigos y una banda genial. Muy buena onda. Una vez compartimos un recital, aparecimos nosotros primero y llegaron muchos chilenos con la bandera de Chile, que es casi igual a la de Texas. Banderas gigantes por todo el lugar. Y nosotros pensábamos que era gente con bandera de Texas, nunca había visto eso en mi vida. Andábamos diciendo “¡oye, todos estos con bandera de Texas!”, pero alguien de Chico Trujillo me dijo “no, no, son de Chile”.
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