Adelaida adelanta su regreso a los escenarios y la historia de su manda a un santo: “Le pagamos haciendo un disco”
Tras la postergación forzada por el estallido social y la pandemia, la banda de Valparaíso publicó su nuevo álbum Animita, cuya idea nació a partir de la historia de Emile Dubois, un santo popular del puerto. En este desarrollan nuevas ideas de producción musical, en las que se incluyen instrumentos como teclados y violín. Pero tras casi siete meses sin tocar en vivo, el trío se prepara -con ensayos por separado- para presentar el álbum, por primera vez, en un show vía streaming.
Fue durante una tarde caminando entre los rincones de Playa Ancha, que una vieja leyenda gatilló la fértil imaginación de Jurel Sónico (o Claudio Manríquez, según su carnet), el líder y guitarrista de Adelaida. Pasó por el populoso cementerio nº3 del puerto, y se topó con la animita de Emile Dubois, un hombre condenado a muerte y fusilado por cuatro homicidios en 1907. Pese a ello, se convirtió en una suerte de héroe popular, debido a que sus víctimas eran sujetos adinerados de la elite mercantil de la ciudad, en ese momento, la verdadera “joya del Pacífico”.
La historia de Dubois le provocaba curiosidad a Jurel. “Estaba leyendo harto de él en ese tiempo -explica vía Zoom a Culto-. Hay hartos relatos que dicen que él estaba cansado de los usureros de Valparaíso, que explotaban a familias completas trabajando para ellos, entonces él regalaba plata y comida a la gente. Se preocupaba de hacer justicia por sus manos, igual es cuatico”.
Por ello, frente a la animita del “Santo”, a la que algunos devotos hasta hoy le llevan flores frescas y clavan placas con fervorosos agradecimientos, el músico hizo lo que otros antes que él. “Le hicimos una manda”, recuerda. Y por supuesto el pago por el favor concedido no podía ser otra cosa sino lo mejor que Jurel y sus compañeros de banda saben hacer. “Cuando se cumplieron esas cosas, entonces tuvimos que pagar y dijimos; ya, hay que hacer un disco, aprovechemos esta instancia para devolverle el favor, y hablar de él nuevamente”.
De allí, a que la carátula, diseñada por Gabriel “Lele” Holzapfel, quién además de baterista del grupo es artista visual, emule una de las placas que los fieles le dedican al francés milagroso.
Así surgió, en parte, el concepto para Animita, el cuarto álbum de la banda, grabado entre agosto y septiembre de 2019, con el material que los músicos trabajaron apenas acabaron las sesiones del anterior, el excelente Paraíso (2017), y en los tiempos que tuvieron en su apretado calendario de giras que les permitió tocar incluso en rincones como China y Canadá.
Aunque el plan inicial era lanzar el disco hacia el final de la temporada, para aprovechar la inminente nueva gira del grupo a norteamérica, el estallido social que sacudió al país, alteró de cuajo la planificación. “Se fue todo al carajo, entendimos que no podíamos sacar un disco en este contexto porque en verdad el foco era otro e iba a pasar sin pena ni gloria, y no queríamos eso porque el disco lo habíamos trabajado caleta”, explica Jurel. “Entonces ahí dijimos: ‘ya, en marzo entonces’. ¿Qué pasó? el coronavirus”.
Pese a que finalmente se lanzó en abril, el nuevo álbum del grupo tiene ciertos detalles que conversan con la época, sin ser un disco político. A saber, la misma figura de Dubois, como héroe popular, en el contexto de protesta social. “Era curioso que la historia en el fondo se sigue repitiendo. Cambian los personajes pero la injusticia es la misma -explica el baterista Gabriel “Lele” Holzapfel -. A mí me llamaba la atención esa coincidencia más allá de la figura de Emile Dubois, la necesidad de que el pueblo se tome la justicia”.
Pero esa conexión con ciertas tensiones de la actualidad, también se escucha en la música. Entre las canciones que se leen de otra forma al calor de la contingencia, está “Kraken”, la número dos del disco. “Esa la escribimos hace caleta de rato -recuerda “Lele”-. De repente aparece el estallido y uno escucha gritando a la Naty ‘¡es un ruido necesariooo!’ entonces es como si hubiese calzado todo ¿cachai?”.
El tema tendrá un videoclip en formato stop motion, próximo a estrenarse, desarrollado a partir de figuras de plasticina creadas por Jurel. “Aparece un Kraken como la justicia social, haciendo justicia por sus manos”, explica.
Mismo caso con otra canción que suena sorprendentemente actual. “Yo tenía una vida, tenía una vida en la ciudad”, canta Naty Lane en la muy punketa “Yo tenía”, la penúltima canción de disco, que en días de pandemia y encierro, evoca una sensación de nostalgia. Sin embargo, la composición tiene algunos años dando vueltas. “Viene del proyecto que teníamos con Jurel antes que se llamaba Hammurabi, de canciones mias -recuerda la bajista-. Ahora agarra harto sentido, porque habla de la vida que tuve en algún momento y que de un momento a otro ya no la tienes”.
Otro aspecto que llama la atención del álbum, es la apertura del sonido de la banda. De esta forma, es posible escuchar un fino trabajo de producción musical (a cargo de Jurel y Matías Saldías) en que se incluyen instrumentos que a priori no se relacionan en lo inmediato con la obra del grupo; sintetizadores, violín (en “Ya siento”), secuencias electrónicas (aunque en vivo ya usan un módulo SPD) y hasta percusiones en la playera “Estrellas de mar”.
“Yo creo que las canciones igual pedían eso, un poquito más de producción y dijimos que era mejor pensar cada canción individualmente -explica Jurel-. Cada canción tiene su onda y su color en el disco. Por ejemplo, ‘Estrella de mar’ la habíamos grabado una vez en Barcelona en el estudio de Milo Gomberoff, en versión banda, al igual que ‘Efervescencia’. Ahora esos temas cambiaron. Les faltaba una onda más”.
Esa decisión, obligó a la banda a preparar una manera diferente de presentar sus canciones. Estaban en esa búsqueda, cuando los sorprendió la pandemia.
El regreso
Fue en el último verano de las sonrisas cuando el grupo pudo tocar en vivo. Ocurrió el 28 de febrero, en el Emporio Echaurren, en el marco del ciclo De boliche en boliche. “Fue como a las siete, en verano, en la terraza -rememora Jurel-. Esa parte de la ciudad es como Ciudad Gótica (ríe), tiene esta cosa media inglesa, muy bonita también”. ¿Qué tal salió esa presentación? “Fue particularmente buena -asegura Lele-. Quedamos muy sorprendidos con la recepción de la gente, el local se llenó”.
Desde entonces, la agrupación no ha tocado más en directo. Sin embargo, el cinco de septiembre volverán a pisar un escenario tras siete meses, esta vez en un show transmitido por streaming en el marco del ciclo Live Music Experience, que se realiza desde la discoteque Blondie, que ya tuvo el primer show, el pasado 22 de agosto, con la banda Exxocet.
Para el grupo se trata de una oportunidad que aprovecharán para presentar por primera vez las 13 canciones del álbum, a modo de prelanzamiento. Por ello, preparan un show especial con músicos de apoyo para hacer justicia a la nueva sonoridad de sus canciones. “Vamos a ser seis en el escenario -adelanta Jurel-. Se integró la Anke Steinhofel en teclado y voz. Además va a tocar Matías Saldías, el coproductor y Max Mendoza en violín”. Junto a ellos, la cantautora Chini.png cantará junto al grupo en la canción “No hay daño”, en la que participa como invitada.
Pese a todo, Adelaida aborda ese show como si fuera una sesión en vivo, como otras tantas que han grabado en su carrera. “Lo hemos hecho para Volcom Sessions, etc -señala Jurel-. Sabemos que no hay público, nosotros lo veremos después, así que hay que hacerlo concentrado nomas”.
Sin embargo, la experiencia no deja de resultar curiosa para los integrantes del trío. “Yo pensaba ¿a quién le hablas? ¿a la cámara o qué?, onda terminas un tema y es como...buena cabros (ríe)”, se explaya Lele.
Por ello, la preparación para el concierto ha resultado un desafío. No solo por la distancia social y las medidas sanitarias necesarias, sino porque los integrantes de la banda están dispersos por diferentes ciudades. “Estamos ensayando por partes -explica Jurel-. Lele y Naty allá en Valpo ensayando con el Max, y yo estoy en Conce con la Anke”. Pero tienen una operación planificada con cuidado. “Vamos a viajar una semana antes del show, cosa de ensayar a full -explica el incansable Jurel-. También vamos aprovechar para grabar unas sesiones”.
“Igual es peludo ensayar sin la voz o sin la guitarra, que a veces te guía cuando salir o cuando entrar en una parte -explica Lele-. Con la Naty estamos ensayando solo a batería y bajo, con los dos tarareando, súper fome po”, y agrega una comparación: “Es como escuchar tu disco favorito, pero con un audífono malo”.
Al oir las palabras de su compañero, el siempre práctico Jurel complementa de inmediato. “Pero igual es funcional, hay que pensar en eso. También sirve para apretar partes, porque cuando está todo sonando, hay cosas que no puedes notar”.
Adelaida se presentará vía streaming el próximo sábado 5 de septiembre, desde las 20.00 horas en el ciclo Live Experiencie de Blondie, cuyas entradas puedes comprar acá.
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