Las sombrías noticias de la pandemia traen de vez en cuando un inesperado beneficio colateral. Uno de ellos es la posibilidad de ver una película en casa al mismo tiempo que los privilegiados asistentes al Festival de Cine de Venecia, el más antiguo del mundo. Es lo que pasa con Apples, el muy bien criticado filme del cineasta griego Christos Nikou, disponible en la plataforma Venice Sala Web y uno de los seleccionados en la competencia Orizzonti del festival que comenzó ayer.
Por el precio de seis dólares ($ 4.632), cualquiera puede acceder a Apples y a otras 14 películas que están presentes en esta plataforma de la llamada Mostra. No se trata de las obras en la competencia principal, pero sí de largometrajes recién salidos del horno y pertenecientes en gran mayoría a la segunda sección más importante del encuentro. Este estreno híbrido (con público en las salas y por streaming en casa) es la manera en que el Festival de Venecia se enfrenta a un nuevo mundo acorralado por la emergencia del coronavirus.
Pero lo de Venecia es más que un experimento. Es, después de todo, el primer gran festival que se atreve a poner un pie en tierra firme, con exhibiciones en salas, jurados presentes, conferencias en carpeta y la llegada de directores y actores. Lo hace en el país que alguna vez fue el vértice trágico de la pandemia y en un momento único: debido a las medidas sanitarias de Canadá, el también híbrido próximo Festival de Toronto, aún parece apostar más a su versión digital.
Una Mostra militante
En la edición número 77 de Venecia sobresale la gran presencia de filmes de cineastas mujeres, con ocho de las 10 películas seleccionadas en la competencia principal. Pero también la presidenta del jurado es una mujer: la actriz australiana Cate Blanchett, secundada por la actriz francesa Ludivine Sagnier y la cineasta británica Joanna Hogg, entre otros. Es una puesta al día en la era del #MeToo para un evento que el año pasado fue objeto de protestas por la decisión de ofrecer en competencia la última película de Roman Polanski, que de todas formas se llevó el Gran Premio del Jurado.
La decisión de hacer un festival presencial tuvo su explicación en las palabras de la primera conferencia y en la velada inaugural, con la asistencia de los directores de los festivales de Cannes, Berlín, Locarno, San Sebastián y Londres, todos atemorizados por la consolidación del streaming en medio del confinamiento. “Tenemos que dejar de anunciar la muerte de las salas de cine cada vez que pasa algo. Cuando Avengers: Endgame se convirtió en la película más taquillera del mundo, nadie habló de la muerte de las plataformas”, dijo el francés Thierry Frémaux, delegado general del Festival de Cannes.
En este contexto, el director del Festival de Venecia, Alberto Barbera, lanzó una arenga a favor de la exhibición en gran pantalla: “La experiencia de las salas y teatros forma parte de la propia naturaleza de la industria cinematográfica, así que tenemos que luchar y apoyar al sector. Esta es una batalla por la civilización y la cultura. No podemos perder esta experiencia”.
Nómadas y héroes
Aunque por la pandemia este año no habrá una masiva presencia estadounidense, hay al menos dos filmes que vienen levantando interés desde un buen tiempo, ambos síntomas de nuestra época. El primero es Nomadland, cinta de la realizadora Chloé Zhao que describe la experiencia de Fern (Frances McDormand), una mujer que pierde todo en la crisis económica del 2018 y comienza una nueva vida arriba de su casa rodante. De ahí el título: se refiere a aquellos estadounidenses empobrecidos con vidas errantes, generalmente en el Medio Oeste del país.
El otro es One night in Miami, el debut como directora de la actriz Regina King (Oscar a Mejor actriz secundaria por If Beale Street could talk) que recrea la noche en que Muhammad Ali se se reunió con otros tres grandes héroes afroamericanos después de ganar su primer título mundial en 1964: el activista Malcolm X, el cantante de soul Sam Cooke y el jugador de fútbol americano Jim Brown.
También destaca en esta edición de la Mostra la presencia del cortometraje La voz humana, la primera incursión en inglés del cineasta español Pedro Almodóvar, esta vez con la actriz británica Tilda Swinton en el rol protagónico. En la competencia oficial, la cineasta italiana Susanna Nicchiarelli presenta Miss Marx, la recreación de la vida de Eleanor Marx, la hija menor de Karl Marx, padre del comunismo.
Y entre las cintas que se pueden ver en Venice Sala Web destacan además de la mencionada Apples (curiosamente sobre una epidemia, en este caso de amnesia): Genus Pan, del filipino Lav Díaz; Selva trágica, de la mexicana Yulene Oyaizola; Nowhere special, del italiano Uberto Pasolini; o Molecole, de su compatriota Andrea Segre. Hay que consignar que los cupos de visualización, como es la modalidad de casi todos los festivales de cine, son limitados.
Finalmente, este año la película chilena Tengo miedo torero, de Rodrigo Sepúlveda, se presentará en la sección Venice Days, pero para verla no se necesita ingresar al portal veneciano: estará disponible el 12 de septiembre en la plataforma Punto Play.