Entre la teoría y la práctica suele haber un paso intermedio que conviene tomar antes de pasar malos ratos en la vida. En el competitivo mundo de la ópera ese período de ensayo y error es crucial para que un cantante elija el camino correcto y, a la larga, se haga maestro de su propio talento.

Motivada por fortalecer esa transición profesional, la Fundación Ibáñez Atkinson (FIA) creó su programa de jóvenes talentos, instancia de preparación con profesores de conocidos teatros del mundo. El Ibáñez Atkinson Young Artists Program comenzó en abril con cinco cantantes locales y está asociado al Teatro Municipal, el único en el país con temporada lírica.

Con el manejo artístico y ejecutivo en Chile del gerente del área musical de la FIA, Andrés Rodríguez Spoerer, y de la directora del Municipal, Carmen Gloria Larenas, el programa cuenta a su vez con la dirección académica internacional de David Blackburn, cabeza de NYIOP, una de las organizaciones más importantes en las audiciones de cantantes líricos.

“El programa apunta a una carencia grave en Latinoamérica: los cantantes no tienen dónde prepararse en vivo y en directo. No hay una transición entre el fin de los estudios y la vida profesional en los escenarios”, comenta Andrés Rodríguez Spoerer.

El entrenamiento del nuevo programa permitirá que los noveles músicos puedan participar en producciones del Teatro Municipal en roles secundarios o como reemplazantes. Este es básicamente el mismo método que utilizan los programas Lindemann del Metropolitan de Nueva York o Jette Parker del Royal Opera House de Londres.

Una de las fortalezas del programa es la presencia de 12 maestros de algunos de los teatros más importantes del mundo. Entre ellos están Michael Heaston y Diane Zola, del Met; David Gowland y Elaine Kidd, de la Royal Opera; Bruno Nicoli, de La Scala de Milán; John Norris, de la Opera de Baviera y la Staatsoper de Berlín; o Evamaria Wieser, del Festival de Salzburgo.

Rodríguez Spoerer dice que, por el momento, las clases son online debido a la pandemia. Duran de seis a ocho meses y se pide dedicación absoluta. Rodríguez Spoerer lo explica: “Se deben cumplir con varios requisitos: un talento sobresaliente, no ser mayor de 25 años y tener disponibilidad total. Por esto mismo, los seleccionados reciben una remuneración por estar acá y eso significa que no pueden faltar a ninguna clase en caso de que, por ejemplo, les tope con alguna actividad en la universidad”.