Su padre era cartero y él creció entre sobres y estampillas. De niño comenzó a escribir y enviar cartas; escribió incluso a la Nasa para saber si hay vida extraterrestre. Meses atrás, cuando sus hijos le preguntaban por la pandemia que avanzaba en España, Javier Sierra (Teruel, 1971) decidió escribir un libro en la forma de una extensa carta, a la antigua. “En ese tiempo en el que escribíamos a mano nuestros mensajes más importantes, dedicábamos tiempo de reflexión antes de ponernos manos a la obra, y muchas veces acompañábamos nuestros escritos con fotografías, con recortes, con todo tipo de elementos que le daban una dimensión casi tridimensional a aquello que queríamos transmitir”, dice.

Autor de novelas de misterio con bordes históricos, Javier Sierra adopta por primera vez el género epistolar en El mensaje de Pandora, su nueva novela publicada por el sello Planeta. En ella el autor se aleja de los thrillers de enigmas y códigos encriptados que le dieron celebridad: en 2006 fue el primer escritor español en el ranking de bestsellers de The New York Times con La cena secreta, una intriga en torno a la obra de Leonardo Da Vinci, y en 2017 obtuvo el Premio Planeta con El fuego invisible, un relato que gira sobre la leyenda del Santo Grial.

Ahora, con la crisis provocada por el Covid-19, el escritor y periodista vio la oportunidad de hacerse cargo del momento actual desde la ficción. “Yo tenía otro proyecto sobre la mesa”, recuerda, pero con el avance de la pandemia “me di cuenta que un escritor tiene que reflejar el tiempo en el que vive y de alguna manera debe contribuir a interpretarlo”, dice en conferencia a través de Zoom.

“No quería cometer el mismo error que cometieron hace 100 años, durante la gripe española de 1918, la mayoría de los escritores internacionales de aquel tiempo, que no vieron en la pandemia un motivo de reflexión literaria”, añade. “Hemingway, John Dos Passos, Apollinaire, que murió en Francia de la gripe española, ninguno de ellos dedicó un solo renglón en sus novelas a la pandemia, porque consideraban que era algo particular, del dominio privado y no tenía por qué salpicar a su producción literaria. La única que se dio cuenta de que la enfermedad debía ocupar un lugar importante en la reflexión literaria fue Virginia Woolf, que le dedicó un breve ensayo”, dice.

De este modo, Javier Sierra escribió un texto con carácter de urgente, pero que “no habla tanto de la actualidad: habla de las consecuencias e impactos que tienen estas grandes enfermedades en la construcción de civilizaciones”.

En la novela, a los 18 años Arys recibe una carta en la isla de Creta, donde vive. Su tía le escribe desde Atenas, en medio de la cuarentena forzada por la pandemia del coronavirus. Ella tiene un mensaje urgente que darle y que no se relaciona con el confinamiento ni las medidas de seguridad. “Mi necesidad de escribirte es por algo mucho más calado: porque me doy cuenta de que lo que nos está pasando es el preludio del fin del mundo que conocemos. ¡Y no te he revelado aún lo que yo sé de él!”, dice. “Estamos a las puertas de una hecatombe”.

En el relato, la tía recuerda un viaje que hicieron juntas dos años antes por Francia y España, que se vincula con la historia de las pandemias. La novela toma de referencia el mito de Pandora, la primera mujer, a quien Zeus le dio una caja que no debía abrir. Movida por una irresistible curiosidad, Pandora abrió la caja y los males y las enfermedades se esparcieron por el mundo. Javier Sierra quiere subvertir esa versión y se plantea rescatar lo que quedó encerrado en la caja, “que es la esperanza”, dice.

“Un escritor debe contribuir a ordenar la realidad, a transmitir esperanza y horizonte a sus lectores, y eso es lo que he pretendido hacer en un texto pensado para que pueda ser leído por personas de todas las edades y condiciones”, afirma.

El mensaje de Pandora recurre a los mitos, a la historia y a la ciencia para iluminar, con un aire pedagógico difícil de disimular, la crisis sanitaria. “Desde el punto de vista de las grandes pandemias, la historia nos dice que la humanidad lleva muchos miles de años superándolas”, observa el escritor. “Mirando eso, vemos que en situaciones mucho más terribles que esta, la humanidad ha sabido sobreponerse y que la línea evolutiva de nuestra especie siempre ha sido ascendente. Hay suficientes razones históricas para suponer que vamos a salir de esta”.

En la novela, Sierra se hace eco de las teorías que sugieren que los virus, así como la vida, podrían haber llegado desde el espacio. Tal vez, plantea, habría que pensar la relación con la naturaleza no solo desde la Tierra: “El ecosistema es el universo entero”, dice.

Lecciones

Javier Sierra subraya que históricamente las pandemias provocaron o estimularon profundos cambios sociales. Así como tras la peste negra el teocentrismo fue desplazado por el antropocentrismo en Europa, la gripe de 1918 impulsó nuevas políticas de salud pública en el mundo. Ahora también la sociedad se asoma a cambios significativos.

“La pandemia va a traer muchas transformaciones. Estamos viendo que la mayoría de los gobernantes han pecado de soberbia, especialmente en el mundo desarrollado”, dice. “En un primer momento pensaron que la pandemia no iba a afectar a sus naciones y no tomaron las medidas oportunas. Ahí pesó más el carácter economicista, capitalista de nuestros gobiernos y poco el carácter humanista que deben tener los gobernantes. Vislumbro la llegada de gobernantes que tengan más peso formativo en el humanismo: necesitamos recuperar el humanismo”.

Desde luego, las comunicaciones y las nuevas tecnologías también modificarán nuestra forma de vida. “En Europa se habla que el 30 % de los trabajos será teletrabajo”, indica, lo que se hace extensivo a la educación, con más facilidades de acceso y estudiantes que “serán más ciudadanos globales”.

A un nivel más profundo, Sierra sostiene que la mayor lección vinculada a la pandemia es el recuerdo de la muerte. “Hemos construido una sociedad consumista que siempre mira hacia adelante, que nunca mira hacia atrás”, comenta. Y ello “nos ha hecho perder de vista que la naturaleza tiene un ciclo continuo de nacimiento y de muerte, y que la muerte está presente y nos puede afectar. Pero nuestra cultura ha decidido no mirar a la muerte”.

Sin embargo, la pandemia canceló las despedidas y los ritos de la muerte, y de cierto modo ha llevado a reflexionar sobre ella. “Pensar en la muerte nos obliga a filosofar; pensar en la muerte es uno de los elementos creativos que ha tenido nuestra especie. Estamos en un momento en que la muerte ha regresado y nos obliga a pensar sobre ella y a tomar decisiones en torno a cómo abordarla y cómo educarnos ante lo inevitable”, afirma.

En este sentido, El mensaje de Pandora “es la más filosófica de mis novelas, es la menos thriller, y tal vez sea la más necesaria”, concluye.