Hacia el mediodía fueron a la Maison de Brasseurs, a pasos de la Grand-Place de Bruselas. Arthur Rimbaud le insistió a Paul Verlaine que ya no se quedaría con él. Habían vivido juntos en Londres y ahora el poeta de las Iluminaciones quería volver a París. De regreso a la habitación del pequeño hotel donde dormían, Verlaine desenfundó un revólver que había conseguido esa misma mañana. Ebrio y desesperado, disparó dos veces. Una de las balas hirió la muñeca de Rimbaud.

Aquellos disparos pusieron fin a la tormentosa relación entre ambos, el 10 de julio de 1873. Rimbaud siguió camino a París y Verlaine fue condenado a dos años de prisión. Pero hoy un proyecto respaldado por la ministra de Cultura de Francia, Roselyne Bachelot, quiere reunirlos en el Panteón de París.

La idea nació de un trío de admiradores de Rimbaud: el editor Jean Luc Barré, quien publicó una biografía sobre el poeta; el periodista Frédéric Martel y el escritor Nicolas Idier, quienes piden al Presidente Emmanuel Macron trasladar las cenizas de los escritores, y figuras de la literatura maldita, al mausoleo de los grandes hombres de Francia.

“Arthur Rimbaud y Paul Verlaine son dos grandes poetas de nuestro idioma. Enriquecieron nuestra herencia con su genio”, escribieron en su petición. “También son dos símbolos de diversidad. Tuvieron que soportar la homofobia implacable de su tiempo. Son los Oscar Wilde franceses”.

En 1995 Leonardo DiCaprio y David Thewlis interpretaron a Rimbaud y Verlaine en el filme Vidas al límite.

La idea consiguió rápido apoyo en el medio cultural francés. Nueve ex ministros de Cultura, entre ellos Jack Lang, adhieren a la carta, así como el filósofo Michael Onfray, entre un centenar de firmantes.

A ellos se unió también la actual ministra Roselyne Bachelot, quien no solo ve razones literarias en este reconocimiento: “No diré que Rimbaud y Verlaine son los dos poetas más grandes de la literatura francesa. Pero nadie me negará que están entre los cinco primeros. La segunda razón es esta: la historia de amor entre Rimbaud y Verlaine es un fiel reflejo de todos los compromisos de mi carrera política, denunciando todo tipo de discriminaciones”.

Inaugurado en 1791, el edificio de estilo neoclásico conserva los restos de los hombres más notables de Francia. Entre ellos se encuentran Voltaire, Rousseau, Emile Zola, Marie Curie, Victor Hugo y Alexandre Dumas.

Sin embargo, la propuesta encontró rechazó en un numeroso grupo de intelectuales, estudiosos y descendientes de Rimbaud. Ellos publicaron una carta en el diario Le Monde que desaprueba la idea. En su opinión, se trata de una iniciativa de corrección política que desnaturaliza el espíritu salvaje de los poetas.

“No encaja con su carácter”

Nacido en Charleville-Mézières en 1854, Rimbaud tenía 17 años cuando conoció a Verlaine en París. Diez años mayor, el autor de Poemas saturnianos estaba casado, era un autor reconocido, y lo invitó a su casa luego de leer sus poemas inéditos. La personalidad inquieta, rebelde y provocadora de Rimbaud acabó por cautivarlo, y se volvieron amantes.

La bohemia, el alcohol y la violencia delinearon su relación. Tras vivir dos años en Londres, su convivencia fue insorportable. Verlaine quiso volver con su esposa, pero no se resignaba a alejarse de Rimbaud. Hasta el día en que sus demonios se salieron de control y le disparó en Bruselas.

Genio precoz, Rimbaud encendió la poesía de su tiempo al publicar Una temporada en el infierno. Dejó inéditas sus Iluminaciones y abandonó la literatura. Dedicado al tráfico de armas en Africa, enfermó gravemente; perdió una pierna y murió en Marsella a los 37 años. Su restos descansan en el mausoleo familiar en Charleville-Mézières. Verlaine murió en París en 1896, a los 51 años, y su tumba se encuentra en el Cementerio de Batignolles.

“Rimbaud no comenzó su vida con Verlaine y no la terminó con él” , dice Jacqueline Teissier-Rimbaud, sobrina bisnieta, quien se opone a su ingreso al Panteón. Ella subraya que fue una breve relación de juventud y cree que el poeta debe permanecer en el mausoleo familiar.

La propuesta “no encaja con el carácter de Arthur”, complementa el presidente de los Amigos de Rimbaud, Alain Tourneux. "Unir a Rimbaud y Verlaine de manera definitiva, ad vitam aeternam, no es posible, sin duda es exagerado ", afirma. “Rimbaud quería vivir intensamente y tenía varias vidas, desde todos los puntos de vista”.

En la carta publicada en Le Monde, escritores como Muriel Barbery o Erri de Luca expresan que el ingreso “forzado” sería un “error” y que es altamente probable que un poeta que rechazó la respetabilidad social “habría detestado ese honor”. Las “provocaciones del adolescente rebelde que fue Rimbaud”, siempre contra la moral de su época, “serían incompatibles con la institución que es el Panteón”, afirman. A su vez, Verlaine se burló públicamente de la “panteonización”.

En el diario Libération el académico Dennis Saint-Amad recuerda que ambos poetas rechazaron las instituciones literarias, y sugiere que si Rimbaud estuviera vivo, seguramente llevaría un chaleco amarillo. El compromiso de Rimbaud, dice, está con “la juventud y los desposeídos: sería infame que fuera objeto de una recuperación oficial”.