Las Preguntas Frecuentes de Nona Fernández: “En este país hay una disputa por la memoria”

Nona Fernández
Nona Fernández

La escritora y actriz acaba de lanzar su último libro, un "artefacto literario", que tiene mucho de la incertidumbre de los primeros meses de la pandemia y también un eco del estallido social de octubre de 2019. En esta oportunidad, retoma uno de los ejes que ha atravesado su narrativa, el tema del pasado. Además, de los duros días que ha vivido el mundo de la cultura debido al coronavirus, el plebiscito y el proceso constituyente charló con Culto.


Pese a que en un comienzo la conversación se iba a dar vía Hangouts, finalmente Zoom termina siendo el sitio de reunión. Vicios del mundo moderno, diría Nicanor Parra. Es mediodía y al otro lado de la pantalla está Nona Fernández Silanes (1971) con la sonrisa que siempre la acompaña, y sus anteojos rojos. Tras ella, un destartalado y repleto librero.

Desde los primeros días de octubre, se encuentra en las librerías su último libro, Preguntas Frecuentes, editado bajo el sello Alquimia Ediciones, casa con la cual Nona ha publicado algunos de sus títulos anteriores, como Space invaders (2013) o Chilean electric (2015).

Nona Fernández
Nona Fernández

¿Es una novela? Su autora opina que es un cuento largo (tiene 96 páginas), aunque prefiere ocupar el término “artefacto literario”. Cuenta que nunca planificó que fuese así. Como todos sus escritos, nunca están pensados mucho desde un inicio. “Me gusta que el material me vaya diciendo lo que es”, dice.

Muy a tono con los pandémicos días que vive la humanidad, Preguntas Frecuentes trata de una charla de dos mujeres A y N, quienes en medio de la crisis sanitaria producto del coronavirus y los ecos del estallido social aún resonando, se preguntan sobre lo que están viviendo y lo que han vivido.

“Es una historia que tenía mucho tiempo rondándome. Basada en un archivo real, como casi todo lo que hago –cuenta Nona–. Es parte de un material que ya estaba en mí, y que en el proceso de escritura se fue contaminando con el día a día, con lo que estaba ocurriendo en este momento”.

Un punto de partida fueron los complicados primeros meses del virus en nuestro país. Entre cuarentenas dinámicas, reportes diarios del ministerio de Salud, Informes epidemiológicos, el lavado de manos frecuente o las primeras mascarillas para andar (con permisos) en la vía pública. De alguna forma, toda la incertidumbre de esos días se coló en la narración.

“[Viene] desde esa completa oscuridad, ese no entender nada, de ese no tener claridad absoluta de lo que sigue. Esta sensación de tener el tiempo hecho pedazos, tener el futuro suspendido, el presente muy desbaratado”, señala Nona.

De hecho, al abrir el libro, es llamativo encontrarse con una ilustración que simula el sitio de preguntas frecuentes que el gobierno, a través del Minsal, colocó para aclarar las interrogantes de la población. “Muchas de las preguntas que están instaladas en el libro obedecen a una textualidad, un archivo completo”, apunta la autora de Fuenzalida.

-Son dos mujeres las que protagonizan este libro, ¿por qué esa decisión?

-Porque el archivo que manda está inspirado en dos mujeres concretas y reales, que después se van enredando y terminan siendo dimensiones de mis puntos de vista, las dos bien ancladas a mí. Normalmente, mis escritos están protagonizados por mujeres. Creo que mis personajes siempre son mujeres asistemáticas, como que miran el mundo desde el pliegue o desde el margen, y creo que estas dos mujeres obedecen a eso, a intentar mirar el revés de las cosas.

-El personaje A, en un minuto cita un par de columnas tuyas. Cuando hiciste ese ejercicio, ¿temiste que se viera demasiado autorreferente?

-Es que todos mis trabajados están anclados en el archivo, y el archivo también soy yo. Yo soy un material de archivo, y lo que me interesaba también era poder develar esas columnas, porque llevaban muy pensamiento muy evocal y muy de la urgencia del momento.

-Una de las columnas es de marzo (“La marcha del boletariado”, en El Mostrador), y la otra de abril (“El ejército insomne”, en revista Hiedra) ¿Sigues pensando igual ahora que cuando las escribiste?

-No ha cambiado mucho mi perspectiva desde ese momento, porque tampoco han sido muchos los criterios de ayuda que han llegado o han sido de una miserabilidad tremenda. Pensemos en el 10%, que tanto celebramos, y que yo sigo celebrando y que ahí hay una disputa con el tema de facto, que es el tema de las AFP. Me hubiera gustado haberme desdicho, haber dicho que un año después o siete meses después la situación de muchas y muchos ha cambiado, y no es así.

Un recuerdo “completamente incompleto”

Aprovechando el encierro forzado, Nona comenzó a escribir este “artefacto literario”. Como en varios de sus textos, en Preguntas Frecuentes hay una presencia importante del tema de la memoria. A le pide a N que le escriba sobre unas situaciones trágicas de su pasado, y esta le advierte que lo que escriba puede que no tenga nada que ver con lo que ella recuerda.

“Los temas uno no los elige, como que son obsesiones con las que cargai un poco, como esos huevitos de chocolate que se te incrustan en los riñones y no los puedes gobernar -dice Nona-. La memoria me parece interesante por lo arbitraria, por lo antojadiza que es, por cómo funciona independiente de nosotros. Y porque vengo de una generación que creció en medio de esta disputa por la memoria. Quién ha contado los hechos y cómo se han contado. Hasta hoy me hago preguntas sobre esa historia”.

Nona Fernández
Nona Fernández

El tema de la memoria es complejo. Como señala el historiador Peter Burke en su clásico Formas de historia cultural (Alianza Editorial, 2006) si bien son los individuos los que recuerdan en sentido “físico”, son finalmente los grupos sociales los que determinan que es “memorable” y cómo se construyen esos recuerdos. Nona Fernández está consciente de eso. El relato de la memoria es esencialmente colectivo.

“En este país hay una disputa por la memoria, y yo creo que va a existir una disputa presente. Hoy escuchaba a Luis Larraín quien está lanzando un libro que se llama El otro golpe, porque [según él] el 18 de octubre es un golpe protagonizado por el comunismo chileno -señala la autora de La dimensión desconocida-. En ese marco de disputa de los hechos del presente, es interesante ir proponiendo, o donando -como decía la Rita Segato- palabras, versiones, para que esa disputa no la perdamos los que siempre vamos perdiendo la disputa de la historia. Ir generándola en el ahora, con versiones inconclusas y muy hechas a ciegas”.

-Para ti entonces, la memoria es algo fragmentario...

-¡Sin duda! Yo creo que uno puede establecer un recuerdo en la medida que entiende que ese recuerdo está incompleto. Completamente incompleto (risas), y se requiere de muchas miradas y muchos puntos de vista para poder intentar algo más colectivo. Eso ha sido la historia de nuestra memoria reciente, de cómo completarla, de cómo ir con una contramemoria en relación a la memoria oficializada, a la memoria de los supuestos vencedores, de cómo se van configurando esos relatos oficiales.

A las tablas del Zoom

No había llegado a las librerías y en agosto Preguntas Frecuentes ya tenía su versión teatral, vía Zoom, en un ciclo para el GAM. Fue dirigida por Mariana Muñoz y protagonizada por las actrices Claudia Cabezas y Gabriela Aguilera. Eso sí, a diferencia de otros textos suyos, que fueron pensados para las tablas (como Space invaders, o Liceo de niñas), Nona señala que esto se dio de manera fortuita.

“Estaba en el proceso de escritura de este texto cuando recibí una invitación de parte del GAM –relata Nona–. Y yo no sé escribir 18 cosas al mismo tiempo, no soy un disparador de textos. Entonces, les dije que me interesaba mucho la propuesta teatral porque es un momento donde el teatro requiere levantarse, y lo único que tenía en ese momento era este material, y lo ofrecí para poder trabajarlo en una puesta en escena. Estaba incompleto”.

Así, comenzó a gestarse la obra, y la autora de La dimensión desconocida aprovechó la ocasión para poder completar lo que faltaba para terminar el texto. “Hay mucho que encontré en el proceso de ensayo con el equipo”, cuenta.

"El ministerio no tiene claridad de cómo funcionan las trabajadoras y trabajadores de la cultura "

La puesta en pantalla ha sido una forma en que el teatro ha debido enfrentar las consecuencias de la pandemia. El rubro cultural ha sido por lejos el más golpeado. Según el estudio del Observatorio de Políticas Culturales, el 54% de los trabajadores del sector no recibió ninguna ayuda del gobierno.

-¿Qué te ha parecido la gestión del ministerio de las Culturas durante este período?

-Me ha parecido muy pobre. Ha tenido una falta de voluntad política gigante en relación al desastre para el área. Un área que en general es muy precarizada, donde se trabaja sin contratos ni seguridad social, y ahora en tiempos de pandemia esa precarización se vuelve el triple.

Incluso, Nona Fernández participó de mesas de trabajo con el organismo estatal, pero es crítica respecto a lo pasó ahí. “El ministerio más bien informaba cuáles iban a ser sus acciones, más que establecer mesas de diálogo y de contribución de parte de las mismas bases. Porque otra cosa que se evidenció, es que el ministerio no tiene claridad de cómo funcionan las trabajadoras y trabajadores de la cultura”.

Para la autora de Chilean electric, la solución debió pasar por otra parte. “Se necesitaba mayor presupuesto para poder ejercer ayudas puntuales, no concursables. Porque la concursabilidad no sirve en estos casos. Este sistema perverso de competir unos con otros, en caso de política de ayuda no sirve. Nunca se ha trabajado en conjunto, no se quiso, y las bases estaban muy dispuestas. Yo siento que ya no ocurrió, y lo más tremendo que hasta el día de hoy seguimos trabajando con fondos solidarios, con rifas, y eso va a ser así durante un buen rato”.

¿Y cómo ha sido la experiencia recurriendo a Zoom? Su respuesta es categórica. “Es una manera de sostener un poco el área, pero es muy pequeño el sector que está pudiendo ejercerlo, y económicamente no es lo mismo. El teatro necesita presenciabilidad”.

-El gobierno anunció que para el 2021 del presupuesto para cultura aumentará en un 13%, en líneas concursables. ¿Qué te parece esa noticia?

-Lo escuché por ahí en la bajada de Piñera (ríe), pero honestamente, el detalle de eso no lo sé. Y pienso que el tema de la concursabilidad está haciendo crisis, nunca ha sido una buena idea y menos cuando tenemos un escenario de urgencia.

El “Proceso destituyente”

A través de su cuenta de Twitter, Nona siempre se da un espacio para comentar la actualidad nacional, por lo que un tema ineludible es el próximo plebiscito constitucional del 25 de octubre. Dice que va a ir a votar, aunque no le tocó ser vocal de mesa. Va por el Apruebo y la Convención Constituyente (“mixta, no”, ríe).

-¿Qué esperas del proceso constituyente si gana el Apruebo?

-Debo decir que desde el 15 de noviembre en adelante, si bien ya desde el gobierno y los políticos se institucionalizó esta vía -y ya estamos en ella-, yo creo mucho en la participación ciudadana respecto al proceso completo. Creo que acá no termina el tema, lo que se viene es estar presionando, desde nuestras posibilidades, para la escritura de una Constitución que esté a la altura de lo que se requiere. No podemos dejarla cerrada en el mundo de la asamblea constituyente, sino que tenemos que estar desde la calle y desde nuestras redes y nuestras organizaciones territoriales, gremiales presionando por cada punto que se discuta en la Constitución. Ahí tenemos una responsabilidad súper grande porque ese escrito va a ser de todas y de todos, y no lo podemos entregar. ¡Se nos viene un trabajo agotador! Desde la elección de los constituyentes, exigir que el mundo independiente esté presente, que sea paritario, que el mundo feminista esté instalado. Ir corriendo los márgenes que hemos tenido hasta ahora.

-¿Te gustaría ser parte de una eventual Convención Constituyente?

-No, no. No me gustaría ser constituyente. Yo creo que lo más interesante para mí es seguir en este ejercicio con la ciudadanía desde afuera presionando, estableciendo puentes, formalizando peticiones, escribiendo al respecto, yendo a la calle, gritando. Porque no hay que entregarlo. No hay que entregar esa responsabilidad. Eso yo lo he ido comprendiendo en este proceso que me gusta mencionarlo como “destituyente”, no “constituyente”. Es más bonito que vamos a destituir algo, estamos destituyendo una Constitución que no ha servido y que es ilegítima, y destituyendo todos los mecanismos que este modelo tiene instalados en nosotros, y eso es un trabajo tremendo.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.