Hace una semana, el medio cultural se ilusionaba. En la presentación del Proyecto de Presupuesto 2021, el Presidente de la República anunció un incremento de los recursos destinados a Cultura. Minutos después, la ministra Consuelo Valdés tuiteaba con alegría que su presupuesto crecería un 13%. Con el paso de los días y el desglose de las cifras, surgieron dudas, así como cierta desazón en directores de instituciones que verán recortes, entre ellos el GAM o el Teatro Municipal de Santiago. Pero Consuelo Valdés cree que el proyecto encierra buenas noticias.
“Nuestro presupuesto tiene un incremento del 11,2%, alcanza a $ 220 mil 703 millones. En total, representa un 0,4% del presupuesto de la nación y quedamos como el cuarto ministerio con mayor alza”, dice.
Desde una perspectiva numérica, se trata del aumento más significativo del presupuesto cultural en los últimos tres años.
En gran medida, los recursos se incrementan gracias a un Fondo de Emergencia de $ 15 mil millones. De ellos, $ 8 mil 700 millones se integran ahora, por lo que la página de Dipres cifra el presupuesto en $ 214 mil millones. Otros $ 6 mil millones serán entregados el próximo año, y con ellos se alcanzarían los $ 220 mil millones mencionados por la ministra.
“Esto es muy relevante porque se criticó mucho al Presidente por la escasa mención a Cultura en su última cuenta pública. Sin embargo, las palabras pasan y las acciones quedan. El gobierno ha demostrado con esta asignación que la cultura importa, que no es un prescindible y que tiene plena conciencia del fuerte, inesperado y severísimo impacto que la crisis sanitaria y económica ha tenido en el sector”, dice Consuelo Valdés. Pese al escenario de crisis, ella destaca que “el presupuesto no se reduce, es también un presupuesto de recuperación”.
Entre los programas que se ven más beneficiados destaca el Fondo Audiovisual, que crece en un 12 % y llega a $ 10 mil millones, gracias a la reasignación de recursos de la Secretaría General de Gobierno.
Pero el aumento más notorio lo exhibe el naciente Fondo Nacional de Artes Escénicas, instaurado por la ley respectiva. A este fondo se destinarán más de $ 4.000 millones que provienen de Fondart.
Entre los beneficiados destaca también el Consejo de Monumentos Nacionales: contará con un 12% más de recursos, “porque hay que reforzar las labores que significan los estudios de impacto ambiental, a veces ralentizados porque no hay personal para ir a terreno y eso incide en la activación económica y en la generación de empleos”.
Con todo, el presupuesto también contempla recortes: el Centro Cultural La Moneda, el Parque Cultural de Valparaíso, el GAM y el Teatro Municipal de Santiago verán disminuciones en torno al 13%, mientras el Museo Precolombino, el Teatro Regional del Biobío, Matucana 100, Balmaceda Arte Joven, el Museo Violeta Parra y Fitam, cerca del 8 %.
-Los directores de esas instituciones se han mostrado desconcertados por los recortes...
A ellos se les solicitó con la suficiente antelación, por instrucciones de Hacienda, que trabajaran nuevos presupuestos con un recorte de 20, 15 y 10%. Lo hicieron en forma anticipada y responsable. Por supuesto, a nadie le gusta que rebajen sus presupuestos, pero esto fue un ejercicio anticipado. Ahora hay un tema importante: el presupuesto es un proyecto, por lo tanto conlleva un proceso parlamentario, se iniciará la discusión en el Congreso, o sea, todavía tiene un ir y venir, muchas salas y Zoom. El Congreso es un espacio democrático donde intercambiaremos opiniones y razones. Estoy consciente de que para fijar y financiar las prioridades de este año debemos renovar el libreto, porque el país ha cambiado. Los desafíos son múltiples y los recursos finitos. Además, estas son instituciones que reciben asignaciones directas, no pasan por concursos. A diferencia de otras, su situación es bastante distinta.
-En gran medida estas instituciones han mantenido viva la actividad cultural en pandemia, al mismo tiempo que han sufrido mermas importantes en sus ingresos. Y a ello se sumaría el recorte presupuestario...
Nadie podría poner en duda el aporte que hacen estas instituciones al país, a los creadores y a los ciudadanos. Eso no está en cuestión. La idea, no obstante esta reducción responsable, es que sean sostenibles. Sabemos que están pasando situaciones tremendamente difíciles, pero se mantienen dentro de la glosa presupuestaria. No queremos que cierren, queremos que continúen por el aporte que significan, estamos absolutamente conscientes de esa realidad y de muchas otras más. Es un tema que nos preocupa, pero siempre están las posibilidades de conversar y revisar su realidad. El GAM, el Museo Violeta Parra, son instituciones que vienen golpeadas desde el estallido, estamos conscientes de esa realidad.
-Algunos de ellos se preguntaban, qué señal está dando el ministerio.
-La realidad del país está tremendamente difícil, hay dos millones de personas desempleadas. El país cambió y tenemos que adecuarnos a esa realidad, que es muy dura para todos, no solo para algunos. Quizá hay lugares que están atravesando desafíos mayores.
-¿Los recortes eran inevitables?
-Eran predecibles y por eso trabajamos con ellos para que hicieran el ejercicio y vieran ellos dónde podían hacer esos recortes.
-Diego Matte, director del Ceac, protestó por la reducción del 25 % de su presupuesto, y lo contrastó con el alza en artes escénicas, como una medida populista.
-Siento una gran y sincera admiración por la trayectoria, valor cultural, valor formativo de los elencos del Ceac y la difusión de muchos de los compositores chilenos. Eso es indiscutible, por tanto inquieta su situación. Pero el Ceac depende de la Universidad de Chile. Nuestro ministerio nunca ha participado de su gestión y no se ha solicitado financiamiento alguno de nuestra cartera. Hablé el tema con el rector a raíz de estas declaraciones infundadas del director del Ceac, pero entiendo y respeto que se trata de un tema interno de una relevante institución republicana. Ahora, si de elencos musicales se trata, el ministerio va a financiar con $ 1.462 millones a seis orquestas regionales, y financiamos también la Orquesta Cámara de Chile.
-¿No se están desvistiendo santos para vestir a otros?
-No comparto ese juicio, ubiquémonos en el contexto del país, económico y sanitario. Nosotros quisiéramos que el presupuesto llegara al 1 % del presupuesto de la nación, es un deseo, ojalá lo tengamos como meta, pero hoy es imposible, estamos pasando por una crisis y hay que atender necesidades apremiantes. La realidad es muy adversa, son tiempos muy difíciles, además tenemos que seguir con la instalación de nuestro ministerio, y quiero reconocer la voluntad de nuestros funcionarios en esta crisis. Debemos buscar la mayor coherencia posible entre los programas y la situación del país: a un año difícil, decisiones difíciles.
-¿Qué evaluación hace de la línea de emergencia en la pandemia?
-Pienso que funcionó muy bien, hay muchos sectores y actores beneficiados. Quizás fue un poco lenta la partida ante el apremio que tenían los eventuales beneficiarios. Pero ya se cerraron algunos concursos, se van a firmar convenios y hemos tratado por todos los medios de agilizar los procesos.
-De acuerdo a un informe del Observatorio de Políticas Culturales, un 55 % de trabajadores del área obtuvo menos de $ 300 mil mensuales y no cumplían requisitos para los beneficios del gobierno.
-Como nuestro ministerio no puede entregar bonos sociales, creamos una oficina de intermediación para que nuestros abogados puedan orientar dónde podían postular a los beneficios. Hay una deuda histórica con el sector cultural, por su informalidad y su precariedad, que ha quedado al desnudo con esta crisis. Estamos empezando a estudiar este tema y buscando formas legales para se pueda remediar. He tenido conversaciones con la ministra del Trabajo para revisar la legislación y ver dónde están estos vacíos. Incluso no existe una estadística confiable de cuántas son las personas del sector cultural en el país, fluctúan de 140 mil a 450 mil. Nosotros comenzamos una consulta para levantar esta información. Estoy consciente de que hay artistas que están sufriendo mucho.