Patricio Guzmán: “Vamos a hacer dos películas sobre el Plebiscito”
El documentalista nacional acaba de lanzar el libro La batalla de Chile, historia de una película, que relata la trastienda de su afamado documental. Además, se refirió al trabajo de rodaje de todo lo ocurrido con el Plebiscito 2020, y que en febrero próximo terminará el primero de los filmes que formarán un díptico sobre el proceso constituyente, y cuyo estreno proyecta "en un año y medio más". Sobre la nueva Constitución, cree que sí resolverá los problemas de la sociedad chilena.
Nos recibe sentado tranquilamente mientras todo el mundo camina a nuestro alrededor preparando los detalles del lanzamiento. Es una mañana cálida y primaveral en una terraza de Santiago centro y Patricio Guzmán (1941), el cineasta detrás de documentales como Nostalgia de la luz (2010) o Salvador Allende (2004) se apresta a estrenar un libro titulado La batalla de Chile, historia de una película.
El volumen, que llega a los escaparates vía Editorial Catalonia, funciona como una especie de archivo, pues se trata de una compilación de textos que dan cuenta cómo se fue realizando el afamado documental sobre los días finales del gobierno de Salvador Allende.
Acaso su filme más famoso, el libro reúne textos del propio Guzmán, pero también de otros de sus cercanos como Federico Elton, Paloma Urzúa, Sergio Castilla, e incluso unos atribuidos al francés Chris Marker, una suerte de mecenas que tuvo el equipo de rodaje, ya que facilitó el material para la filmación: 43 mil pies de cinta de película, más 134 cintas magnéticas. En estas, quedaron inmortalizadas las ruidosas concentraciones callejeras de las elecciones parlamentarias de 1973, las acusaciones constitucionales a los ministros de Allende, la huelga de los operarios de la mina El Teniente, el “Tanquetazo” del 29 de junio, entre otros hechos.
“Hace un tiempo comencé a reunir los distintos fragmentos que sobre esta película habían escrito mis amigos...yo también había escrito algunas cosas, y las reunimos, y ahí quedó –cuenta Patricio Guzmán–. Pasaron los años y dije hay que hacer un libro seriamente sobre en este tema, porque da para mucho. Más o menos hace dos años comencé a reorganizarlo”.
Entre otros textos, también hay una extensa entrevista que la periodista argentina Cecilia Ricciarelli le realizó al autor de El botón de nácar. “Escribió un libro estupendo sobre mi obra, y de ahí saqué un artículo enorme para meterlo en este libro porque es una entrevista muy completa de mi trabajo”, agrega Guzmán.
- ¿Cómo fue la experiencia de volver a encontrarse con estos recuerdos?
-Al principio te sorprende, luego, tú mismo te habías olvidado de algunas cosas. Revisar el pasado es revisar el presente, eso es lo interesante. Y a través del libro te das cuenta de muchas cosas que ocurren ahora, de documentales que se han hecho después que han tenido el mismo propósito de La batalla de Chile, y eso me alegra mucho.
- ¿Y lo más dificultoso?...
- Tratar de guardar un equilibrio frente a la película, porque es tan avasalladora en mi vida. Durante 10 años la filmamos, la montamos, la construimos. Es demasiado importante, se proyectó en 27 países. Yo tenía 35 años, era muy joven para ese tipo de responsabilidad, viajé por todo el mundo con ella y es una película que pasó a formar parte de las películas de mayor importancia de América Latina. Todo esto te hace desequilibrarte, es muy pesado
- Chile vivió el estallido social el año pasado, y ahora tuvimos un plebiscito, ¿influyeron estos hechos para que decidiera publicar este libro?
- No fíjate, esto es independiente. Del mismo modo que en la última película [La cordillera de los sueños], más o menos en las últimas secuencias uno intuye lo que va a pasar. Cuando pensamos en el libro, cuando preparamos los materiales, no teníamos idea de que esto podría ocurrir. Por lo tanto, es una edición que por casualidad está ahora en las librerías.
- ¿Considera usted La Batalla de Chile como su película más importante?
(Se queda en silencio y piensa un poco)
- Es una buena pregunta porque es una película que te persigue. Sí, es importante, pero también Nostalgia de la luz yo considero que es una obra que tiene peso, ¿no? y El botón de nácar también. Creo que con las últimas, he hecho obras que van a perdurar en el tiempo. Pero claro, La Batalla narra algo tan clave en la historia chilena que obligatoriamente se va a recurrir a ella. Es una lata tener ese tipo de obras que caen encima.
Los ensayos del cineasta
Cuando joven, Patricio Guzmán quería ser escritor. Tanto así que escribió una novela breve titulada Juegos de verdad. Incluso, en su época de estudiante universitario pudo compartir con nombres que posteriormente serían importantes en las letras chilenas, como Armando Cassigoli, Luis Rivano, Carlos Morand o el buque insignia Mauricio Wacquez. Quizás en base a esa pulsión inicial es que este libro toma vida. Vale la pena llevarlo, al menos por unos momentos, desde las cámaras a los libros.
- ¿Cuál es, ahora, su relación con los libros y la literatura?
-Me gusta mucho leer ensayos, me parece estupendo que haya cada día una mayor biblioteca de ensayos. Se traducen y se difunden mucho los ensayos de todo tipo y esa es mi pasión. Sí, leo novelas también, pero el ensayo me tira más...
- ¿Algún autor o autora que le guste?...
- Un montón. No quiero dar una lista. Un montón.
- En este libro La Batalla de Chile, usted señala que tuvo relación con varios nombres que posteriormente serían escritores ¿Qué considera que aprendió de ellos?
-Ellos eran escritores, yo no. Yo era un aficionado. Cassigoli era un tipo importante, Mauricio Wacquez mucho más. Con él fuimos compañeros de curso en filosofía –yo estudié filosofía tres años–. Era gente de la cual aprendí, siempre me consideré un escritor dejado. Afortunadamente no seguí, opté por el cine que me parecía más acorde con mi personalidad.
“Siempre hay peligro en todo proceso político”
Tras finalizar La cordillera de los sueños, y desde su residencia en Francia, Patricio Guzmán se enteró por la prensa de las primeras noticias del estallido social. No lo pensó dos veces y decidió venir con su equipo a filmar el proceso que terminó fijando la realización del Plebiscito Constitucional del 25 octubre pasado. “No puedes quedarte al margen de este hecho fundamental, de importancia latinoamericana y mundial”, señala.
Con la cantidad ingente de material reunido, Guzmán cuenta que ya tiene decidida la manera en que lo va a organizar. “Vamos a hacer dos películas. La primera ya está más o menos prefilmada pero la terminamos en febrero [de 2021]; y la segunda es la continuación, porque el proceso que se abre es largo, y queremos hacer un díptico”.
Eso sí, aclara que febrero no es la fecha del estreno de la primera, sino que es el tiempo estimado del término del proceso de trabajo. Luego, vienen otras etapas para culminarlo. “Primero es la gran introducción, que va desde el primer levantamiento hasta el Plebiscito. Esa es la introducción, pero falta todavía un poco. Ahí se termina la primera parte, recién”, cuenta Guzmán.
Así, esta primera parte saldría “en un año y medio más”, muy en su estilo de ir cocinando a fuego lento cada documental que realiza. “Hacer un documental es muy lento. Uno tarda, por regla general, cinco meses en montar, y en hacer la película puedes tardar entre tres o seis meses. Y a mí me gusta, por eso es que lo hago. Me gusta el trabajo lento”.
-¿Hay una etapa del proceso al que le guste dedicarle más tiempo?
-Hay dos partes fundamentales, que son el rodaje y el montaje. Las dos son apasionantes. Las dos tienen momentos agradables muy diferentes. El rodaje es el conocimiento del tema, hablas con las personas que están involucradas en un problema, y eso es muy interesante. Como un investigador que mira, que observa, que va, viene, etcétera. Científico no es la palabra adecuada porque no lo somos, somos simples observadores. Y en la segunda parte, el montaje es también un trabajo espléndido. Un trabajo de reflexión, de búsqueda, y de prueba ¿no? Montas una secuencia, vuelves atrás.
El equipo de trabajo que lo acompañó en esta tarea fue bastante reducido. Un camarógrafo francés, un sonidista chileno y la productora francesa (Renate Sachse), quien además es su esposa. “Es bueno trabajar con equipo pequeños”, asegura Guzmán.
- ¿Hay algo que le sorprendió del proceso mientras filmaba?
- La tranquilidad de la gente. Sus peticiones concretas, especialmente de la juventud. La juventud de la primera fila, los que se van presos, los que están en las 3-4 primeras líneas en las manifestaciones son extraordinarios. En ellos destinamos espacio para las entrevistas porque es una clase nueva, es un tipo de gente distinta, que empieza a caminar políticamente, es muy interesante. Y naturalmente está lleno de gente que opina que son muy valiosos a su corta edad, que le dan al fenómeno la importancia histórica, la perspectiva histórica. Chile ha tenido momentos interesantes en su historia, el caso de la Unidad Popular es uno. Esto que pasa ahora ha sorprendido a todo el mundo.
Me llamó la atención la opinión de los jóvenes, yo no pensaba que tenían ese grado de conciencia, de madurez, de análisis. Sí, ya sé que son inquietos, que tienen ideas interesantes, pero no que tuvieran una mirada tan global del Chile actual. Es increíble la madurez que tiene la gente joven.
- ¿Cómo se las arregló para filmar con los protocolos de la pandemia?
- Bueno, hay que tener una serie de permisos, ¿no? Y certificados y rollos que nos exigieron en Francia para poder salir. Y uno llega y te exigen otros papeles, los hemos reunido todos. Nunca habíamos tenido tanto papeleo en una película como ahora.
- ¿Cómo ve lo que viene para el proceso constituyente?
- No sé. Digamos que es un misterio lo que va a pasar. Puede que se destruya el movimiento, que se vuelva imposible de gobernar, de dirigir. Digamos pueden pasar muchas cosas negativas, pero a la vez puede que no, que se mantenga esta especie de deseo colectivo de cambiar cosas que son evidentes que hay que cambiar. ¿Cómo es posible dejar a toda esa gente en el aire? Pero sí hay peligro, siempre hay peligro en todo proceso político.
- ¿Considera que la nueva Constitución resolverá los problemas de la sociedad chilena?
- Sí, creo que sí. Creo que es un punto importante para empezar a trabajar en un terreno bien codificado, bien trazado, porque la Constitución actual es verdaderamente limitada. Muy limitada. Entonces, no puedes avanzar porque estás en un corral pequeño, estrecho, con un terreno mejor trazado el país va a llegar lejos.
- ¿Cree que en general en el mundo los tiempos están cambiando?
-Más o menos. Yo creo que hay un tiempo de inconformismo, de preocupación, pero yo no veo movimientos realmente innovadores, en Europa casi no hay. Por supuesto, hay segmentos de la sociedad que son inquietos, pero yo no veo una racha de movimientos que planteen cambios importantes. El caso chileno es una excepción.
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