Ub Iwerks: la historia del verdadero dibujante de Mickey Mouse
Después de que Universal se apropiara de los derechos de Oswald, el conejo afortunado —y primer acercamiento a la estética del ratón—, Walt Disney le pidió al caricaturista que hiciera un nuevo personaje para su estudio: aquello marcó el inicio de un imperio que levantó bajo su propio nombre y que marcaría la historia de la animación.
En octubre de 1919, con apenas 18 años, Walt Disney consiguió un trabajo como dibujante en Pesmen-Rubin Art Studio, una compañía publicitaria en la ciudad de Kansas. Ahí conoció a Ub Iwerks y entablaron amistad rápidamente, mientras confeccionaban caricaturas para anuncios comerciales, programas de teatro y catálogos de productos.
Solo tres meses más tarde, tras un declive en las ventas posteriores a navidad y Año Nuevo, la empresa tuvo que reducir su número de empleados, entre ellos, a los dos amigos.
Obligados a abandonar sus mesas de dibujo, ambos vieron en el problema una oportunidad de formar una alianza que se mantendría por décadas, a través de un personaje que marcaría la historia: el ratón Mickey. Aunque esto ellos aun no lo sabían.
Disconformes con su cesantía, crearon Iwerks-Disney Commercial Artists para continuar con su labor. Según cuenta el libro The Animated Man: A Life of Walt Disney (2007) de Michael Barrier, la firma recibió un escaso número de clientes y duró apenas un mes, por lo que los dos —primero Disney y después Iwerks— se trasladaron a la Kansas City Film Ad., una compañía que usaba la técnica de animación con recortes como propuesta principal.
En una de sus búsquedas por darle más vida a las caricaturas, Disney consiguió un libro sobre esta temática y a partir de experimentos caseros que hizo con una cámara, sacó sus propias conclusiones: el uso de papel semitransparente aportaba una mayor movilidad a las imágenes.
Entusiasmado, se acercó al director de la compañía, A.V. Cauger, para presentarle su propuesta, pero este se negó a usarla en sus producciones.
Ante la frustración de no tener la libertad de aplicar sus conocimientos, el dibujante renunció y consiguió a otro empleado de la empresa, Fred Harman , como aliado para hacer cortos inspirados en cuentos de hadas, los cuales vendían al teatro Newman con el nombre Newman Laugh-O-Grams.
La recepción del público en las funciones del recinto fue tan exitosa, que en 1921 crearon el Laugh-O-Gram Studio y contrataron a un equipo de caricaturistas para impulsarlo, entre ellos, a Ub Iwerks como director creativo. Ahí experimentaron con un cortometraje basado en la novela Alicia en el país de las maravillas (1865), donde la actriz Virginia Davis se sumerge en el mundo de Lewis Carroll e interactúa con personajes animados: una mezcla entre la realidad convencional y la ficción animada.
Pero la escasa rentabilidad del negocio llevó a que Disney se trasladara a Los Ángeles dos años después, en búsqueda de mayores oportunidades para promocionar sus trabajos. Una vez ahí, envió la cinta a Margaret J. Winkle, una conocida distribuidora de animaciones que aceptó producir las Comedias de Alicia, una serie que siguió la estética del corto original.
Ya con la esperanza de triunfar con un emprendimiento después de varios intentos, Walt Disney y su hermano Roy fundaron los Disney Brothers Studios y persuadieron a Iwers para que se mudara a California a trabajar con ellos.
El dibujante aceptó.
Así, hicieron más cortos inspirados en la obra de Carroll, mientras que en 1926, Winkle cedió su posición a su esposo: el productor Charles B. Mintz.
Según un artículo de The Walt Disney Family Museum, la relación de los hermanos con este último era compleja. Mintz quería reducir los gastos asociados a la producción, mientras que Disney era cada vez más exigente con el equipo y los tiempos de realización de las caricaturas.
—En los primeros días de hacer estas películas, fue una lucha por sobrevivir. Solía lanzar chistes y cosas porque estaba desesperado. Ni siquiera me gustaban entonces. Pero tenía que sacar una cada dos semanas. No podía sentarme y meditar sobre el asunto.
La alta exigencia de Walt Disney era conocida por sus empleados, tanto que analizaban sus patrones de comportamiento para evitar discusiones con él.
—Cada vez que caminaba por el pasillo daba una fuerte tos, pero esta no se debía necesariamente a que fumara, sino que era una señal de advertencia para que supiéramos que el jefe estaba en la zona —comentó el animador Floyd Norman en una entrevista con Wall Street Journal.
Ya cansado de la monotonía de trabajar con una mezcla entre realidad y animación, Walt Disney acabó con la serie de Alicia en 1927 y optó por centrarse solo en esta última técnica. Bajo esa misma lógica, Mintz les pidió que se aventuraran en un nuevo proyecto para distribuir a través de Universal Pictures.
Fue ahí cuando Iwerks y Disney diseñaron los primeros bocetos de un conejo negro y vestido con jardineras, el cual presentó los primeros acercamientos a la estética de quien más tarde se convertiría en Mickey Mouse.
Según comentó el historiador de cine J. B. Kaufman en una entrevista con la BBC, los directivos de Universal pusieron papelitos al interior de un sombrero y escogieron aleatoriamente un nombre para el personaje, el resultado fue: Oswald.
Expropiación y reinvención
El primer cortometraje animado protagonizado por el conejo se llamó Poor Papa (1927) y lo mostró como un anciano que vive en una zona rural y se enfrenta a dos problemáticas: el mal comportamiento de docenas de hijos que corren por su casa mientras le hacen bromas y la llegada de una horda de cigüeñas que le traen aun más.
Pero a los ejecutivos de Universal no les gustó la apariencia y la personalidad tosca del personaje, el cual recurre a la violencia frente a la desesperación de no controlar el asunto, así que Charles Mintz les prometió una reinvención.
—Lamento que el primer Oswald haya sido una decepción para todos. Haremos que sea más joven, vivaz, atento, pícaro y audaz, y lo mantendremos fino y esbelto —comentó a la organización.
Fue en ese momento cuando crearon un nuevo capítulo en el que aplicaron esas características, el cual se llamó Trolley Troubles (1927) y expuso una aventura en la que Oswald pasea a sus hijos en un tranvía y se encuentra con una serie de dificultades que se lo imposibilitan, tales como una vaca que se niega a salir del camino y una cabra que lo persigue para golpearlo por la espalda.
A diferencia del primero, en este se le ve más paciente y astuto a la hora de enfrentar sus problemáticas, hasta el punto en que es capaz de usarlas a su favor para lograr sus objetivos.
Ahí se vio el primer indicio de por qué es “el conejo afortunado”, en una escena en la que se arranca un pie para besarlo y después volver a ponérselo antes de un eventual choque, aludiendo a la superstición de que esa extremidad lo salvaría por ser de la suerte.
La recepción fue positiva tanto en la directiva de Universal como en el público y Oswald empezó a competir con otras grandes caricaturas de la época, tales como El Gato Félix y Koko El Payaso, según detalla el texto The Walt Disney Company: The Entertainment King (Harvard Business School, 2009) de Michael Rukstad y David Collis.
El éxito motivó a que Walt Disney visitara las oficinas de Charles Mintz para pedirle un aumento en las regalías, pero la respuesta fue inversa a lo que esperaba: recortó el presupuesto en un 20% y le informó que los derechos de Oswald ahora pertenecían a Universal. Junto con ello, persuadió a varias de las personas de su compañía para que se fueran a trabajar con él.
Ante ese escenario, Disney desertó de seguir con las caricaturas de Oswald solo como un empleado de la organización y mientras regresaba a casa, pensó en un nuevo personaje a desarrollar con Iwerks, un dibujo animado que resguardaría con derechos de autor y que marcaría la historia de la animación en el futuro.
Le pidió a su amigo que esbozara una serie de proposiciones para su objetivo, entre las que se encontraron conejos, perros, gatos y vacas que después pasaron a ser secundarios en sus obras, pero ninguna le convencía.
Fue ahí cuando Iwerks optó por retomar el boceto de Oswald y redondear su cara y sus orejas, para así dar vida a un ratón. A Disney le fascinó la propuesta, tanto que decidió apostar todos sus recursos por el desarrollo de Mickey Mouse.
El 15 de mayo de 1928 tuvo su primera aparición animada en el corto Plane Crazy, el cual originalmente fue de carácter mudo y después volvió publicarse con música en 1929. En este, se puede ver cómo el protagonista intenta manejar una avioneta descontrolada, además de una escena en la que besa a Minnie a la fuerza, a pesar de que ella le dice que no quiere hacerlo.
—No está muy lejos de las características físicas de Oswald, pero yo creo que en cuanto a personalidad se parecían más al principio. Mickey era un poco más travieso y juguetón, mientras que ahora es más caballero que Oswald, que fue una especie de granuja, un donjuán —comentó la directora de los archivos de Walt Disney, Becky Cline, en entrevista con BBC en 2012.
Más tarde, el 18 de noviembre estrenaron su primer cortometraje con una banda sonora de fondo, titulado Steamboat Willie (1928) y en el que el protagonista es tripulante de un barco de carga a vapor y hace todo lo posible para subir a Minnie mientras está en movimiento; una vez que lo logra, empiezan una fiesta sobre la cubierta. Esta fue una parodia animada del largometraje Steamboat Bill Jr. (1928), publicado unos meses antes por Charles Reisner y Buster Keaton.
El éxito de su obra fue inmediato, tanto que la revista Variety en su edición del 21 de noviembre de ese año presentó una crítica más que favorable.
—Representa un alto grado de ingenio de los dibujos animados, inteligentemente combinado con efectos de sonido. Las risas llegaron tan rápido en el Teatro de la Colonia que se tropezaban unas con otras. Es un trabajo de sincronización muy bueno, brillante, rápido y que se ajusta perfectamente a la situación —dice el número, el cual también menciona a Walt Disney como el responsable de la producción.
Pero la ascendente fama del personaje deterioraba la relación entre los dos amigos. Según un artículo de El País, una vez un niño le pidió a Disney que dibujara al ratón en un papel, pero —incapaz de hacerlo —este se lo pasó a Iwerks para que lo hiciera y después le pidió la hoja de vuelta para firmarlo él mismo.
—Ub diseñó la apariencia física de Mickey, pero Walt le dio el alma —dice un archivo de The Walt Disney Family Museum.
Esto llevó a que Iwerks —ante la frustración de no llevarse crédito por su obra— presentara su renuncia a Disney y fundara su propio estudio en 1930, con el apoyo económico del productor Pat Powers. En ese periodo creó el cortometraje Fiddlesticks (1930) con la rana Flip como protagonista y luego a Willie Whopper, un niño que cuenta aventuras fantásticas que son producto de su imaginación.
A pesar de sus esfuerzos por competir con la franquicia de Mickey, la empresa tuvo que cerrar por problemas de rentabilidad en 1936, por lo que Iwerks empezó a colaborar en distintos estudios. Uno de ellos fue el de Leon Schlesinger para la producción de algunos capítulos de Looney Tunes, los cuales fueron protagonizados por Porky y Gabby Goat.
Asimismo, se volvió a contactar con Charles Mintz —el sujeto que les arrebató los derechos de Oswald— para Merry Mannequins (1937), una comedia musical en la que una serie de objetos cobran vida y bailan alrededor de una pareja.
Tras una década de intentos fallidos por triunfar en solitario, Iwerks volvió a Disney en 1940, para encargarse de los efectos especiales de sus producciones. Su amplio conocimiento en esta área lo llevó a ser nominado a un Oscar en la categoría por su participación en Los pájaros (1963) de Alfred Hitchcock; mientras que en 1965 ganó un Oscar al Mérito con Petro Vlahos, por sus innovaciones en el sistema Color Traveling Matte Composite Cinematography, el cual les permitía combinar la animación con el video convencional.
Durante esa época, también trabajó en el parque de diversiones de Disney, en donde desarrolló las ilusiones de juegos como “La mansión encantada”, entre otras atracciones, según informa El País.
—Creo que para Walt Disney ninguna persona fue tan importante en el éxito de su compañía como Ub Iwerks —dice el historiador de animaciones, Russel Merrit, en el documental The Hand Behind the Mouse (1999), el cual fue dirigido por su hija, Lesie Iwers, y Walt Disney Studios para impulsar la imagen de su padre como un partícipe importante en la creación del ratón.
Finalmente, el dibujante original de Mickey Mouse murió de un ataque cardíaco en 1971 cuando tenía 70 años de edad, mientras tanto, su creación más conocida sigue cautivando a millones de espectadores alrededor del mundo.
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