Sin hacer un juramento: Javiera Parra revisa su Corte en trámite canción por canción
Lanzado en el segundo semestre de 1995, el primer álbum del proyecto de Javiera & Los Imposibles contenía singles como “Te amo tanto” y la rutilante versión de “Compromiso” -de Cecilia-, que consiguieron éxito. Pero en rigor, la placa reunió intereses y esfuerzos de músicos y artistas vinculados al teatro y las artes. Desde la experiencias personales, hasta la literatura salieron las ideas para las once canciones de sonido retro en plena era del rock alternativo. En Culto indagamos a fondo en la historia del álbum, junto a su protagonista.
Javiera Parra todavía recuerda el momento en que todo cambió. El momento en que pasó de ser una figura promisoria, con un paso por la competencia internacional del Festival de Viña (ganó junto a Pedro Foncea en 1991) y el montaje de La Negra Ester, a una estrella de la música chilena al frente de una banda de hombres, con canciones melodiosas, bien trabajadas y efectivas.
“El mismo día en que salió ‘Te amo tanto’”, recuerda Javiera al teléfono con Culto. “Lo lanzamos con la banda tocando en vivo en el Diván un programa de Iván Valenzuela en el canal Rock & Pop. Salió al mismo tiempo en la radio y fue impactante; me subía al auto y sonaba ‘Te amo tanto’ todo el día, o sea, era hinchapelotas”.
La cantante no exagera. El éxito de ese primer sencillo, anticipó la buena recepción que consiguió Corte en Trámite, el álbum debut de Javiera & Los Imposibles que posicionó a la banda gracias a sus singles, hasta hoy ineludibles en su catálogo. De allí salieron temas como “Humedad”, “Autopsia”, la mencionada “Te amo tanto” y la celebrada versión para “Compromiso”, hasta entonces una oscura canción de Cecilia, la incomparable, que tuvo una segunda vida como un clásico del Chile de la transición.
El disco llegó a los escaparates de las tiendas en septiembre de 1995. Las primeras reseñas destacaron su sonido análogo y muy retro -en tiempos en que el rock alternativo más desatado era la norma- y la diversidad estilística de sus canciones. “Con un sonido marcadamente acústico el disco logra una riqueza de estilos que lo hace entretenido”, escribió Leslie Ames en el número 17 de la revista Rock&Pop publicada el 1 de octubre de ese año (lo calificó con un 5,5).
Y ese es probablemente el sello de Corte en Trámite; reúne los intereses de Javiera -entonces de 27 años- a partir de un diseño sonoro inspirado en los sesentas. Con la producción de Álvaro Henríquez -aliado sentimental y creativo por entonces-, se trabajó durante un mes en sesiones repartidas entre los estudios Sonus -de Hernán Rojas- y Master -de Caco Lyon-. “Todo lo que utilizamos en el disco fue análogo, amplificadores a tubo, a la batería le pusimos parches de cuero, los efectos de la voces también análogos, nos fuimos al extremo del sonido vintage”, recuerda.
Pero la identidad del álbum también se sustentaba en un factor más práctico. “La idea era registrar algo que podíamos tocar -explica-. Cero parafernálico, cero floreo, ricos riffs de guitarra, guitarras electroacústicas detrás de las eléctricas, pero muy conciso. Era la idea que brillara la voz, que las letras fueran importantes, una banda muy sólida detrás. Pero no nos permitimos meter secuencias y meter cosas que no fuéramos capaces de tocar en vivo, por eso es que ese álbum suena súper ‘desnudo’”.
Es que ante todo, afirma, se trataba de un trabajo impulsado desde la amistad. Los días de Javiera trabajando en el Circo Teatro de Andrés Pérez, a comienzos de los noventas, y el círculo de artistas y músicos a su alrededor fue lo que posibilitó la formación de la banda que la acompañó. “Los Tres estaban empezando a grabar el disco con Alerce, entonces ahí con el Angelito empezamos a hacer una especie de colectivo, una familia bien grande, entre la gente de la Negra Ester, nosotros, y así”, cuenta.
De allí salieron los músicos para Los Imposibles. Un nombre que resumía lo difícil de reunirles en tiempos en que todos tenían actividades paralelas. Por su lado, Henríquez (guitarra) y Roberto “Titae” Lindl (bajo) impulsaban a Los Tres, mientras Guillermo “Cuti” Aste (teclados y acordeón) se dedicaba a sus proyectos, y los hermanos Francisco y Juan Pablo Bosco (saxofón y batería respectivamente), eran reputados instrumentistas que años después se integrarían a las filas de Huaika y Los Jaivas.
Hacia 1993 comenzaron los ensayos en la casa de Romero 2696, donde vivía la gente del Teatro Provisorio, además de funcionar como una suerte de base de operaciones para la banda penquista desde que se instalaron Henríquez y Lindl. “Antes de eso vivía Boris Quercia con Horacio Videla, después como que se la fueron tomando Los Tres”, rememora Javiera.
“Como Los Tres estaban muy ocupados grabando su álbum, mientras teníamos espacios libres hicimos una tocata en La Batuta que fue increíble, tengo recuerdos maravillosos -detalla Javiera-. Otra fue en un ciclo que se hacía en el Museo de Bellas Artes, en ese anfiteatro, y así, cosas como bien under. Íbamos testeando las canciones, pero también tocábamos hartos covers, porque aún no nos habíamos metido a hacer el repertorio del disco. En esos shows tocaban los hermanos Bosco, el Titae, el Álvaro y el Cuti, siempre, miembro fundador absoluto”.
Con algunas canciones ya probadas en directo, Javiera comenzó a tantear el terreno para conseguir un contrato de grabación con una compañía. Tras retirar sus últimos ahorros, consiguió algunas horas en el estudio de grabación que mantenían los hermanos Pedro y Archie Frugone (por entonces en Anachena, antes de involucrarse con La Ley) para grabar unos demos. “Les dije que me dejaran grabar cuatro temas y que no se cagaran -le contó la artista a la revista Rock&Pop en el número 16, de setiembre del 95′-. Ahí se materializó el proyecto”.
Y en principio, el demo consiguió captar el interés de un ejecutivo de la EMI. Había conseguido un acuerdo para grabar, pero finalmente no prosperó. “Él emigró del sello y la persona que llegó al cargo me señaló que ellos estaban interesados en otras cosas, como Santos Dumont y Machuca”, agrega en la misma entrevista.
Pero ella no se amilanó. Tomó el demo con las cuatro canciones (“Me voy”, “Corte en trámite”, “Te amo tanto” y “Humedad”) y se lo llevó a un hombre que olfateaba sin dificultades cuando tenía buen material; Óscar Sayavedra, el éxmanager de Soda Stereo, que comandaba la oficina de BMG en el país (Javiera le dijo a R&P que lo había conocido tiempo antes “en unos carretes con los Soda Stereo”).
A Sayavedra el material le encantó. De inmediato exigió más. “De ahí teníamos dos meses para hacer seis canciones más -recuerda Javiera-. Fue súper intenso, pero yo tenía millones de letras y estaba super fluido el trabajo, pasábamos todo el día creando cosas, no fue dificultoso, la sala estaba en nuestra casa. Fue muy fácil”.
Así, en 1995, la banda entró a grabar el primer álbum. La masterización la realizó Mario Breuer en Argentina, quien esa temporada también estuvo a cargo de la producción de Peces, el primer disco de Lucybell, y ya se había anotado en los créditos de Se Remata el Siglo y el celebrado La Espada & La Pared, de Los Tres.
Aquel fue un año particularmente interesante para la música chilena, por los lanzamientos publicados por proyectos como Santos Dumont (Un día en el ático), La Ley (Invisible), Christianes (Ultrasol), Joe Vasconcellos (Toque), Los Tetas (Mama Funk), entre otros.
A 25 años de su lanzamiento, Javiera Parra revisa para Culto las once canciones de Corte en Trámite.
Me voy
Un extracto de sonido y una voz contando hasta tres inician “Me voy”, la canción que abre el álbum. “Habla de un quiebre afectivo, como agarro y mis cosas y me largo -explica Javiera-. En el fondo es un canto de ánimo para alguien que está tratando de convencerse de terminar una relación”.
“Esa fue una de las primeras canciones que hicimos con el Álvaro junto a la canción ‘Corte en trámite’ y ‘La Ventana verde’ -agrega-. En esas tres yo escribí la letra casi completa, con título, hasta el final. Tengo un cuaderno por ahí donde se puede revisar cómo fue escrita y las cosas que fueron tachadas son muy pocas, la idea estaba súper clara en la cabeza”.
Autopsia
Los bronces abren esta canción de evidente ánimo festivo, acaso como una forma de traspasar a los surcos del disco la camaradería de los días en la casa de Romero. “Es un jammeo, tiene todo el espíritu de un jammeo -rememora la cantautora-. Por eso decidimos al final grabar hueveo, copas, tratando de emular la bulla base de una fiesta”.
Y en sus arreglos, la influencia del r&b al estilo de Gladys Knight & The Pips o The Four Tops es notoria. “La idea fue hacer un tema lo más cercano posible a la banda Motown sesentera, con vientos -agrega-. Habían dos saxos en vivo, y eso era entretenido porque uno de los Bosco tocaba vientos y el Cuti también. Entonces soltaba los teclados ¡y hacían una coreografía! era lo más prendido del mundo. Todos bailábamos, era muy entretenido”.
“Atorada por un durazno, devorada por un ratón, excusas caen del cielo, pidiendo mil veces perdón”, arranca el verso inicial. Un texto que estaba inspirado en un libro que por esos días conoció la artista junto a la voz de Los Tres.
“Era un diccionario de una ilustradora inglesa, que decía como A, de Amanda que murió ahogada, ponte tú, era terrible, como súper emo -recuerda-. Pero era super bonito el libro, entonces a partir de él empezamos a escribir, ‘atorada por un durazno, devorada por un ratón’, en el fondo es como esa cosa de Mil formas de morir, pero hecho canción. Con mucho sentido del humor, por supuesto”.
Este tema se lanzó como el tercer sencillo del disco. “Quisimos seguir en el espíritu de la banda de amigos, que siempre fue fundamental en Javiera y los Imposibles, y hasta el día de hoy estamos [Cristián] López, [Marcelo] Filippi, Cuti y yo, lo único que ha ido cambiando son los bajistas”.
Para la promoción se rodó un video en formato cine -al igual que los otros del álbum- a cargo de otro nombre que salió desde el colectivo de amigos artistas de esos días; Germán Bobe, quien también era el videísta de Los Tres. Con él diseñaron un clip tan estrambótico y colorido, como hilarante.
“El video era totalmente crazy estaba inspirado en una estética muy de las películas inglesas de los setentas, entonces yo era una superhéroe que rescataba a Los Imposibles que estaban secuestrados por esta malévola, que era como una bruja, interpretada por la Consuelo Castillo”.
Corte en Trámite
En un tono más calmo, pero con las clásicas guitarras soul tocadas junto al tambor como “The Word” de los Beatles, arranca la canción que da nombre al álbum. Y tan incisiva como la música, en la letra se vuelve sobre uno de los tópicos que se repite a lo largo de los textos.
“Es una canción de ruptura, todo el disco claramente anuncia lo que pasaría después en la vida real ajajaja (ríe), pero me río porque yo en ese momento no me daba cuenta que era tan evidente, tan obvio que me estaba exponiendo tanto”, rememora Parra.
La trama era simple: un chico que se va de viaje a Nueva York y una enamorada que le demanda atención -de allí el sentido suspiro que se escucha después del primer estribillo-. Pero como en una narración puertas adentro, todo acaba con un final inesperado.
“Relata historias bastante reales, mi novio se fue a NY, le pedía que me llamara dos veces al día, pero me llamaba con cobro revertido, ese tipo de cosas -detalla-. Lo divertido es que cuando te llegaban esas cuentas sin pagar, decía ‘Corte en trámite’, es decir la idea era como que la estaba con un corte pendiente”.
Cuenta Javiera que el título le gustó tanto, que muy pronto decidió que ese sería el nombre del disco. “No hubo competencia”.
Compromiso
Un momento diferente del álbum, pero que no rompe con el resto. El cuarto track es “Compromiso”, la versión de un añoso tema que Cecilia, la leyenda de la Nueva Ola, grabó en los últimos años de los sesentas, cuando intentaba recuperar la gloria que se le escapaba ante el ascenso de otras figuras de la canción.
“Yo siempre quise meter una de las canciones lado B de la Cecilia. ‘Compromiso’ era un tango bastante desconocido, muy desconocido”, explica Javiera. Y no era un capricho cualquiera. Para esos años, Parra conocía la obra de la cantante oriunda de Tomé. “Me la presentó Vicente Ruiz cuando yo estaba en el colegio y de ahí para adelante yo rayé la papa. Hicimos performances, yo cantando a Cecilia a los 16 años, hay unos videos por ahí en YouTube”.
Fue en 1984, cuando Ruiz irrumpió en la noche santiaguina con la obra de teatro Hipólito, la que incluía algunas de las canciones de la Incomparable, quien en ese momento era una figura de culto, alejada de los circuitos masivos: una figura perdida entre las brumosas noches de bohemia marginal durante la dictadura militar. En la banda de apoyo, estuvo Javiera junto a su hermano Ángel y otros artistas como Silvio Paredes.
Pero el nexo no terminó allí. Años después, en 1989, se dio la chance de compartir escenario. Fue durante el lanzamiento de la película Latina, de Germán Bobe, en el centro cultural Arrayán de Las Condes. “Con el Álvaro la acompañamos en vivo, en el lanzamiento de una película del Germán. Tocamos en varios lados”.
De esta forma, no fue extraño tomar una canción de Cecilia, aunque hubo otras en carpeta. “También me gustaba mucho ‘Vente ya’, que es como un swing bonito, pero finalmente también queríamos meter algo que reflejara mi amor por lo popular -explica-. Yo desde los 16 años que iba a escuchar a Lucho Barrios en vivo, moría por Cecilia, la música de verdad, con sentimiento, de esa onda. Por eso decidimos que era bueno poner una cosa más teatral, porque el ejercicio de estilo ya estaba demostrado con el resto de las canciones”.
El homenaje a lo popular es una decisión que se va a mantener en la trayectoria de Javiera & Los Imposibles. “Va ser algo que va a ir apareciendo en mi carrera todo el tiempo, no solo con el AM, sino con el ‘Así’, de Sandro, siempre he metido canciones que me parecen imprescindibles y es algo que tengo súper asumido de mi parte intérprete”.
A poco que se lanzó la canción, la cantante sesentera se enteró de que circulaba una nueva versión de un tema suyo. “Ella estaba alucinada, le encantó. Cuando la grabamos le metimos chelo, quedó como un bolero -cuenta Parra-. De hecho ahora ella toca la versión mía, que es lo más bonito que te puede pasar en la vida, que el autor de la canción haya optado por tu versión. La he cantado con ella”.
“La Cecilia hasta el día de hoy, muy amorosa, me sigue dando las gracias, porque en ese momento no es que no tuviera el lugar que se merecía, de mi generación no la conocía nadie ¡nadie! no era conocida -agrega-. La conocía la gente que era de la generación de los 60′s, de la Nueva Ola, pero en ese momento, post dictadura, estaba como muy postergada, la llamaban como muy poco para esos programas horrendos que existían de alta noche, que todos me recuerdan el confeti, atroz”.
Hombres y mujeres
Con la voz saturada y un solo de guitarra más desatado -casi a la Jonny Greenwood-, “Hombres y mujeres” es uno de los temas que marca cierta diferencia con el resto del material. “Yo la escucho hoy y me parece absolutamente experimental”, afirma Javiera.
“Una canción adolescente total, de una juventud incontenible -agrega-. Una canción políticamente incorrecta en los tiempos de hoy, en que no se le puede hacer bullying público a nada, y esta era una canción para burlarse de los hombres y las mujeres en sus maneras de conquistar, sus inseguridades, pero al mismo tiempo era súper paritaria, porque despotricaba por partes iguales contra hombres y mujeres. Como que ellos eran unos bobos, ellas brujas”.
De alguna forma, el tema le permitía un contraste en el repertorio al momento de organizar las presentaciones. “En vivo era muy entretenido tocarla porque era extremadamente rockera, con un beat rapidísimo, y la gritábamos, era como punketa. Es la única que se sale de la dulzura del disco. Me parece jugada y se nota mucho que era el año 95”.
Tumba sin flores
“Me encanta. Me gusta mucho esa canción”, es lo primero que comenta Javiera al recordar “Tumba sin flores”, el track seis del álbum. Un tema que desde el acordeón conducido por Cuti Aste, marca un contraste desde su primer segundo con la alocada y más desatada “Hombres y Mujeres”.
“Es de esas canciones que nunca fueron single, pero que para mí sí era un single. Es más, un singlazo”, afirma la cantautora. Pero hacia el final, el tema se mueve hacia partes algo más caóticas con la guitarra de Henríquez bañada en tremolo arremetiendo entre los instrumentos. “Nos mandamos el Lennonazo, al final como con esa zapada hippie. Es como más Beatles”.
Pero no solo los de Liverpool fueron referencia en este tema. También hubo una escucha muy atenta a lo que pasaban las radios, en especial a los grupos más alternativos. “Por esos días yo estaba perdidamente enamorada de Hope Sandoval, la cantante de Mazzy Star, y creo que ese fue mi homenaje”.
Te amo tanto
Para la primavera de 1995, el álbum estaba listo, pero aún había que tomar una decisión no menor; definir el primer sencillo. Javiera no se complicó. Recurrió a sus sobrinas, las hijas de su hermano Ángel. “En ese tiempo eran chicas, les poníamos la canción y se volvían locas, les encantaba. Ahí dijimos, ‘ya, la canción que les gusta a los niños, es la que va ser el primer single’”.
Esa fue “Te amo tanto” un tema que suena fresco y amable, pero cuya letra es mucho menos optimista. “Se trata de una persona que se muere de una forma muy brusca en un accidente, y una persona que la ama la mira, y a pesar de verla mal, la ama”.
“Me tocó muchas veces a lo largo de la vida que le gente me dijera que vivió esa experiencia con alguien -agrega-. Es algo que puede pasar. Pero al mismo tiempo es una canción de amor a una persona que ya no está pero que sigue haciendo latir el corazón del otro. Es dura”.
Javiera recuerda que la canción salió durante unos días en la casa familiar en la costa. “La hizo el Álvaro en Isla Negra, me acuerdo perfecto que andaba con el beat de la Negra Ester, porque es casi un foxtrot -detalla-. Está súper inspirada en el arte, los libros y las películas que estábamos viendo en ese momento. Eso es lo que me gusta de las temáticas de Corte en Trámite; no eran solo experiencias personales, habían inspiraciones diversas, más oníricas”.
Como ocurría por entonces, un buen single estaba apoyado por un video. En este caso, como no, dirigido por Germán Bobe. La idea era simple, Javiera cantaba en una tina de baño, de esas que parecen de una casa de larga data, con piso de parquet y techo alto.
Precisamente, el rodaje se realizó durante un día entre los muros de una gran casona. “Era la casa de mis abuelos en Arturo Claro, en Providencia, para el lado del Parque Inés de Suárez, que fue la casa donde yo viví desde los 14 años hasta los 24. Nosotros ensayábamos ahí también. Vivían mis abuelos abajo, mi hermana con su hija, y nosotros vivíamos en el segundo piso, hoy son dos departamentos. Era una casa enorme y en ese tiempo ya estaba vacía, entonces fue una manera de inmortalizarla para siempre porque después de eso nos fuimos de ahí, fue heavy para todos. La tina la pusimos en el living, ahí filmamos”.
Esa casa también proporcionó la locación para el arte de la portada, a sugerencia de Bobe. “Durante el rodaje del video en la tina decidimos la portada y las fotos, eligiendo el pelo y todo. Fue en el baño de la casa”.
Además su éxito en las radios, ese video contribuyó mucho al éxito del single. “Dejó la patada. En MTV lo rotaban todo el día. En ese momento, en el 95′, no habían muchas bandas de hombre con frontwoman, que fueran más pop rock. Y el video fue fuerte igual, yo en la tina fue algo muy empoderado. Al tiro sentó un precedente de que éramos algo no muy formal, no estábamos persiguiendo ninguna fórmula. Fue jugadísimo, yo creo que fue una jugada super inteligente, totalmente inconsciente, nunca pensamos que íbamos a dejar la patada con el video”.
Humedad
“Una canción que para mi gusto es superior, un clásico”, afirma Javiera. La canción, que fue el segundo single, marca otro momento para la añoranza en el álbum. La cantautora recuerda que se trata de una historia que cuajó como canción entre la casa de Romero e Isla Negra.
“La hizo el Alvarito inspirado en una relación a distancia muy cercana que teníamos nosotros -rememora-. Eran dos personas que se tuvieron que separar aunque estaban muy enamoradas. La persona que inspira la canción se fue para Cuba. Entonces de ahí sale la humedad que sentía, en el caribe cubano”.
Pese al rol de Henríquez, la cantante relaciona la pieza con otros títulos posteriores de la discografía del grupo. “La considero muy nuestra porque sintetiza lo que son Javiera y los Imposibles, como una banda que puede hacer canciones muy sencillas, porque eso nos ha caracterizado después. Por ejemplo, ahí vienen ‘Soy tu agua’, ‘El poder del mar’, ‘Proverbios’, muchas canciones que ya no tienen al Álvaro como compositor, pero con el mismo espíritu, que es un espíritu fogatero. Y a mucha honra”.
El clip cuenta con una estética diferente a los anteriores. “Fue súper novedoso y mega difícil de hacer porque no existían los plugins de ahora, sino que la hicimos totalmente análoga. La película se filmaba al doble de la velocidad para que quedara en cámara lenta cuando se ponía a la velocidad normal, eso quiere decir que yo canté toda la canción rapidísima”.
“Además es un video súper estético para la época, había croma, todos muy producidos, me gusta ese video”, agrega.
¿Y las pestañas postizas? “estaba alucinada con el disco debut de Björk en esa época”.
Esto
Tras la seguidilla de dos canciones singleras, el álbum se mueve hacia otra canción de beat más acelerado, conducida por la melodía de los teclados de Cuti Aste. “Es la clásica canción que uno dice, ‘qué es esto’ ajajaja (ríe). Había que meter una canción número nueve”.
“La letra habla de la contradicción de amar a una persona y odiarla al mismo tiempo. Pero es de esas canciones que uno mete en los discos que no van más allá de ser parte del repertorio, y ahí quedó ‘Esto’, po. No encontró mayor vida ajaja”.
Y esperaré
Sobre el final, otra canción dramática que se entronca con la idea de la pérdida. “El brillo de mis ojos, te puede mostrar que ya no puedo vivir sin tu amor ni un minuto más”, canta Javiera con el trinar diáfano de su voz en “Y esperaré”.
“Es un tema compuesto por el maestro Cuti Aste, una de las que refleja mejor el alma intrínseca de Guillermo -cuenta-. Es mega los Angeles Negros, con un Hammond muy rico, la vamos a tocar ahora en el Pulsar. También parte con dos saxos, entonces era uno de los momentos en que partíamos con vientos, se complementó perfecto para el disco”.
Eso sí, la artista no recuerda más detalles sobre el impulso que motivó la pieza, ni su origen. Solo que un día, comenzó a sonar en la sala de ensayo. “No sé si Cuti la hizo particularmente para Javiera y los Imposibles o si la tenía de antes, pero quedó perfecta para el personaje”.
La ventana verde
El álbum cierra con otra historia hecha canción. “En ese tiempo vivía en una casa en Loreto con Domínica que tenía un balcón que yo pinté verde botella -recuerda Parra-. Y a veces en la noche llegaba alguien, me tiraba unas piedritas y había que abrir la ventana. Es muy romántica, muy como Romeo y Julieta”.
Ese es el origen de “La ventana verde” un tema que además resume la inquietud de la autora por ampliar su horizonte creativo. “La compuse entera. Además en esta intervine mucho más que en el resto con la música. En ‘Corte en Trámite’, ‘Me voy”, ‘Tumba sin flores’ y en esta, son las canciones en las que yo también empecé a tocar la guitarra, a meterme más en la estructura”.
“Fue algo súper importante para mí pasar a tocar en el show en vivo y no ser solo una cantante -afirma-. Siempre lo busqué, básicamente como una herramienta de creación, para meter los dedos en la producción”. Una búsqueda que también se expandió a otros planos del trabajo musical.
“Yo soy totalmente productora de mis discos junto con el López, decidiendo colores, sonidos, tocando teclados, haciendo arreglos, cuerdas, muchas cosas -añade-. Y en vivo tocando guitarra de 12, a veces cosas más chicas, percusiones, y ahora estoy experimentando con el cuatro venezolano también”.
Bonus track
Si algo recuerda Javiera del verano del 96′, es la intensa actividad de promoción para Corte en Trámite. Con “Te amo tanto” arrasando en las radios, el grupo quiso aprovechar el momento. “Trabajamos todo ese verano tocando mucho con solo un single, lo que también era difícil. Tocamos en muchos festivales, en cosas multitudinarias solo con esa canción”.
“Pero cada single que salió después fue más exitoso que el anterior. La ‘Humedad’, fue terriblemente exitosa, después vino ‘Autopsia’ y ‘Compromiso’, pero como le fue bien al disco estuvimos trabajando todo el verano”, agrega.
Por esos días también se fue definiendo la formación más estable de Los Imposibles. Ingresaron Marcelo Filippi (batería) y Cristián López (guitarra), quienes hasta hoy permanecen en la alineación. El puesto de bajista, eso sí, fue algo más difícil de llenar.
“Como Titae no podía ir en la foto del álbum porque estaba con Los Tres, metimos a Juan Caballero que duró bastante poco, tocó en los primeros meses -repasa Javiera-. Después tuvimos un desfile increíble de bajistas, el Archi Frugone, Barraco Parra. Después tocó Fernando Julio, que fue un bajista que tuvimos como 12 años, también el Otto [Roberto Arancibia] de De Saloon”.
Pero ante todo, ese primer álbum definió un espíritu de equipo, que a juicio de la artista, define a la banda. “Éramos un grupo de amigos demasiado unido, un colectivo muy lindo. Éramos muy productivos”.
Mientras, en el Chile de los “jaguares”, los estelares de Gonzalo Beltrán y los goles de Zamorano, la banda alcanzaba un estatus que a veces, sorprendía a la cantante. “Me acuerdo que el Chino Ríos una vez en un bar se me acercó a preguntarme si el video de ‘Te amo tanto’ era real...yo así como whaaat. Él era muy joven”.
En lo inmediato, Javiera & Los Imposibles se presentará en la versión online de Feria Pulsar el sábado 21 de noviembre a las 16.00 horas, ocasión en que interpretará al completo el disco Corte en Trámite, a modo de celebración. Por estos días, la cantante participa en una nueva versión de la Cantata Santa María de Iquique, entonada solo por voces femeninas, y también alista otros proyectos, como su participación en el festival Fluvial -entre el 9 y 12 de diciembre-.
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