Hugh Grant presenta The Undoing: “Trata sobre la capacidad de idealizar a nuestras parejas”
La nueva serie de HBO cuenta la historia de Grace Fraser (Nicole Kidman), una terapeuta exitosa que aparenta tener una vida perfecta junto a su esposo (Hugh Grant) y su hijo (Noah Jupe); pero una muerte inesperada y la desaparición de su marido desencadenan una serie de acontecimientos y sospechas por revelar. En entrevista con Culto, el británico analiza la trama y comenta cómo fueron las grabaciones con el equipo de The Irishman —"tuvimos a la crème de la crème"—, en las que incluso fueron a una prisión real en Queens.
Llegó al streaming una de las propuestas más llamativas de HBO para la recta final del año. Inspirada en la novela You Should Have Known (2014) de Jean Hanff Korelitz, la serie The Undoing cuenta la historia de Grace Fraser (Nicole Kidman), una terapeuta exitosa que está a punto de publicar su primer libro y que aparenta tener una vida perfecta: su hijo Henry Fraser (Noah Jupe) asiste a una escuela de élite en Nueva York, mientras que su esposo Jonathan Fraser (Hugh Grant) se muestra como un hombre atento.
Pero su visión sobre este último se altera repentinamente. Tras una muerte inesperada, su cónyuge desaparece por motivos que desconoce; es ahí cuando la protagonista se sumerge en una búsqueda por conocer su implicación en la tragedia y quién es realmente.
En una entrevista a la que Culto tuvo acceso, Grant analiza la trama y comenta cómo fueron las grabaciones de The Undoing —de HBO—, dirigida por Susane Bier y producida por David E. Kelley.
-¿Cómo te llegó este papel?
-Bueno, tengo una historia con Susanne Bier, una infeliz en realidad, dado que a ambos nos gustaba bastante un guión hace unos diez años y ella quería hacerlo casi de inmediato y yo dije: “Creo que necesita algo de trabajo”. Ella aceptó y lo desarrollamos durante un año, en el cual rechazó todas las demás propuestas que le ofrecían, pero al final dije, “nunca lo va a lograr” y cerramos el proyecto, dejándola sin hogar e incapaz de alimentar a sus hijos. Entonces escuché con gran sorpresa que ella me quería para esto, porque pensé que debía odiarme. Pero siempre he sido un gran seguidor de sus películas danesas, son brillantes, así que fue un enorme plus. David E. Kelley y Nicole (Kidman) también lo fueron. Me gusta formar equipo con varias actrices ganadoras del Oscar hoy en día, porque me hace parecer con clase (risas).
-¿Viste todos los guiones en ese momento o todavía estaban siendo desarrollados?
-Creo que hubo uno o dos episodios que pude leer y eso fue obviamente el motivo de largas discusiones, porque me da un pánico muy largo antes de firmar sobre la línea punteada para cualquier proyecto y esa fue mi principal fuente de ansiedad. Dije: “bueno, ¿qué pasa? ¿Quién lo hizo?” Y por supuesto nadie estaba completamente seguro, porque no estaba realmente escrito. Ese es uno de los inconvenientes de la televisión y una las razones que me han hecho salir de muchos proyectos antes; no sabes todo el asunto y si desconoces cómo termina es muy difícil conectar. Pero con The Undoing el pedigrí era tal que pensé “será mejor que haga esto” y también el arco probable para mi personaje era muy interesante.
-¿Te han ofrecido más papeles de televisión en los últimos años?
-Sí, especialmente durante el encierro, creo que todos los que no pudieron conseguir que su plan resultara dijeron “vamos a intentarlo con Hugh ahora” (risas). Leo muchas propuestas de televisión, pero me he mimado un poco con los últimos cuatro o cinco proyectos en los que realmente disfruté, eran todos diferentes y con grandes directores, así que es muy difícil encontrar el siguiente. Siempre fue complicado, ahora es imposible.
-¿Cuándo viste el resto de los guiones de The Undoing?
-Vinieron a regañadientes. Según recuerdo, no recibimos el episodio seis —y esto fue muy astuto de su parte, pero probablemente no deliberado —hasta que todos nos inscribimos y estábamos allí sentados en la lectura, instancia en la que lo entregaron de repente. Hubo mucha discusión sobre eso después, ya que la versión final del capítulo no fue lo que leímos en esa oportunidad; pero las cosas siempre son muy, muy difíciles de terminar y había muchas opiniones al respecto.
-Cuando lo leíste por primera vez, debiste preguntarte a ti mismo: “¿Jonathan lo hizo?”
-Sí, obviamente y esto fue un tema muy importante. Ya era interesante, porque es este encantador oncólogo pediátrico con un toque atrayente, nacido para curar, ligeramente gruñón, antisocial y que ama a su esposa y a su hijo. No pareciera que no ha tenido un trabajo durante meses y que ha estado teniendo una aventura, así que eso ya era interesante. ¿Pero también era un psicópata vicioso? Eso fue fascinante. Y obviamente no podemos tener esa discusión en esta entrevista (risas).
-También hay otros temas tratados dentro de esa historia, pero en el fondo, ¿es el examen de un matrimonio y sus secretos?
-Sí, por supuesto. Harold Pinter lo llamó “la comadreja bajo el gabinete de cócteles”. Sus obras estaban llenas de eso: clase media y vidas respetables, con el mal acechando justo debajo de la superficie. Así que, por supuesto, es eso. Y también —y esto se remonta al libro en el que se basó, aunque bastante poco, porque David solo tomó el principio y luego divergió— tanto la novela como la serie tratan sobre la capacidad de idealizar a nuestras parejas. Si no son realmente lo que siempre soñamos, llenamos el vacío y decimos, “sí, son así”, aunque en algún lugar interior sabemos que no lo son. Aquello era en lo que Grace se especializaba como psiquiatra. La vemos dando asesoramiento y le dice a esa mujer al inicio: “Crees que amas a este hombre, pero sabes que no está a la altura y solo estás inventando el resto”; la ironía podría ser que aquello es exactamente lo que le está pasando a ella.
-¿Cómo fue trabajar con Nicole Kidman?
-Fue increíblemente fácil desde el principio. Ella me recordó a Meryl (Streep) en la forma en que ambas parecen estar completamente sin ensayar y solo encuentran el momento cuando están frente a la cámara. Nunca hacen lo mismo en dos tomas, ocurren acciones completamente diferentes. Ambas están muy interesadas en interpretar junto al otro actor, en lugar de hacer solo una actuación. Esos son todos los aspectos que los buenos actores de cine deberían tener y nadie lo hace mejor que ellas. Fue como ver una clase magistral, al igual que con Meryl. Nunca había trabajado con ella, pero siempre nos llevamos muy bien desde que nos conocimos. Y Noah, que interpreta a nuestro hijo, Henry, no solo es un actor fenomenal, sino que viendo The Undoing tienes que recordar que es de Manchester, él es británico (risas). Es todo un personaje, incapaz de dar un paso en falso. Yo no dejaba de pensar, “va a meter la pata en cualquier momento” y nunca lo hizo. Es simplemente brillante.
-Tienes unas escenas geniales con Donald Sutherland, quien interpreta al suegro de Jonathan. ¿Cómo fue eso?
-Donald es un hombre extraordinario. Amo a Donald. Nos enviamos muchos correos electrónicos hasta el día de hoy, más de un año desde que hicimos The Undoing. Y sí, tiene el sentido del humor de un niño de ocho años, lo que me gusta mucho (risas). Es claramente un actor brillante y trae un montón de actitud del cine de los sesenta a la pantalla y al set. Hay mucho de “jódete” en ello. ¿Quién era así? Richard Burton un poco, Oliver Reed, Peter O’Toole, ya sabes, los chicos malos, “vamos a tomar una copa y a follarte el estudio”. Me gusta, es muy masculino; no los ves encorvados sobre sus cuentas de Instagram (risas).
-¿Filmaron en una prisión real?
-Sí, es una verdadera prisión en Queens. Algunas de las celdas fueron cerradas, porque creo que se han desgastado y ahora se usan para filmar, pero la otra mitad sigue siendo una cárcel viva. Así que me sentaba en mi silla con mi nombre en la espalda y me traían capuchinos espumosos, mientras miraba a través de las puertas enrejadas a los reos con trajes a rayas, tal como en Paddington empujando los carritos de la lavandería. Fue bastante alarmante, porque nunca antes había estado dentro de una prisión. También me di cuenta de lo aterradora que es, especialmente en Estados Unidos, en cuanto a falta de privacidad. Dios mío, no hay puertas en las celdas, solo estos barrotes y no puedes ir al baño sin que todo el mundo escuche, vea y observe. Son lugares muy violentos, realmente aterradores.
-¿La parte más satisfactoria del trabajo es el día a día en el set o cuando ves la película o serie terminada y sabes que salió como esperabas?
-Bueno, en los viejos tiempos para mí la única parte divertida era cuando se armaba y comprobábamos que funcionaba, todo era bastante tormentoso hasta antes de ese minuto; pero con el tiempo he cambiado y ahora casi puedo disfrutar del proceso. Estoy más tranquilo y a veces puedes salir de un día de rodaje y pensar, “en realidad creo que lo hemos hecho bastante bien”. Eso es encantador.
-¿Y cómo era un set de Susanne Bier? Estás filmando un thriller con algunas escenas intensas pero, ¿fue divertido también?
-Es muy importante tener en la cima a alguien que realmente sepa lo que quiere y ella definitivamente lo sabe, ya que tiene una vasta experiencia y es increíblemente talentosa. Eso ayuda mucho, pero al mismo tiempo, está absolutamente abierta a ideas, improvisaciones y contribuciones, así que se genera una gran combinación. He hecho muchas películas en Nueva York y en esta tuvimos a la crème de la crème de los equipos; este era el de Scorsese y todos ellos acababan de salir de The Irishman, eran maravillosos. También teníamos un increíble operador de cámara fija y se hacía un trabajo excelente desde todas partes.
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