Una joven proveniente de un orfanato a mediados de los 50 busca convertirse en la mejor jugadora de ajedrez, mientras enfrenta problemas emocionales y adicción a las drogas y el alcohol; esa es la trama de la miniserie estrenada en Netflix el mes pasado y que hoy figura como la más vista en la historia de la plataforma.

Gambito de dama consta de siete capítulos de aproximadamente una hora y en los primeros 28 días desde su publicación, consiguió que 62 millones de hogares optaran por verla. También se posiciona entre las 10 más vistas en 92 países y en el puesto número uno en un total de 63, según reporta el servicio de streaming.

Pero el impacto de la producción inspirada en la novela homónima de Walter Tevis sobrepasa el tiempo invertido frente a la pantalla. Desde su publicación en 1983, las ventas del libro aumentaron considerablemente desde que salió la obra protagonizada por la estadounidense Anya Taylor-Joy. Esta semana, su edición comercial de bolsillo alcanzó el tercer lugar en la lista de más vendidos elaborada por The New York Times, superando a The Institute (2019) de Stephen King y al poemario Devotions (2017) de Mary Oliver.

Junto con ello, los tableros de ajedrez también presentaron un alza. Según relata la directora de marketing de Goliath Games, Mary Higbe, en una entrevista con la radio NPR, solo en octubre —mes en que se estrenó la serie —vendieron más de 178% en relación el año pasado, cifra que llegó a un 1.048% en noviembre.

Esto también se replicó en eBay, según cuenta su portavoz Kara Gibson a The New York Times, registraron una subida de 215%, mientras que los de madera se venden nueve veces más que los de plástico u otros materiales, a pesar de que sus valores puedan llegar a varios miles de dólares. Asimismo, la compra de sets antiguos se multiplicó por siete y los accesorios relacionados —como cronómetros —por 45.

—Desde el lanzamiento de Gambito de dama, nuestras ventas aumentaron en tres dígitos y esperamos que suban aun más —dice Elizabeth LoVecchio, vicepresidenta de marketing de Spin Master, a NPR. Y sus declaraciones cobran gran relevancia, ya que la firma en la que trabaja posee alrededor del 70% del mercado estadounidense de juegos clásicos, tales como el mencionado, las damas y el backgammon.

En todos los espacios

A principios de año, se jugaban alrededor de 11 millones de partidas diarias en páginas como Lichess, Internet Chess Club y Playchess, pero el inicio de los confinamientos generó que la cifra incrementará a 16 millones, según comenta el vocero de la Federación Internacional de Ajedrez, David Llada, a The New York Times. Asimismo, las suscripciones en esta categoría de sitios subieron en un 40%, mientras que la cantidad de horas invertidas en modo espectador —es decir, sin jugar —subió de 2.4 a 4.2 millones en Twitch.

—Este mes tuvimos nuestro primer aumento de membresías desde el golpe de la pandemia y escuchamos que muchos están renovando o volviendo a unirse específicamente por la serie —dice Daniel Lucas, un alto funcionario de la Federación de Ajedrez de Estados Unidos.

Chess.com figura como la más popular entre los cibernautas y también se posiciona entre las mil direcciones web más visitadas del mundo. Según informa el Diario Financiero, solo en esta se realiza un promedio de 7 millones de partidas cada 24 horas, números que se potenciaron desde que Anya Taylor-Joy presentó su papel como Beth Harmon.

Gambito de dama

Y aquello también se refleja en las reseñas de la crítica. Rotten Tomatoes —una de las plataformas más reputadas en cuanto a cine y series —la describe como “una escritura emocionalmente inteligente” y “una victoria absoluta”, mientras que también le otorgó una aprobación máxima de 100% por parte de su equipo, superando a éxitos como The Crown y Game of Thrones.

—La comunidad se enamoró de Gambito de dama, porque retrata con éxito diferentes aspectos del juego en toda su riqueza. Es lo suficientemente fácil para ser divertida, pero también bastante compleja para plantear un desafío. Es nerd, pero también es genial y está de moda. Es intensamente competitiva, pero llena de personajes interesantes, creativos y coloridos —añade David Llada.

La jugada maestra

El nombre de la miniserie estrenada por Netflix alude a un tipo de apertura estratégica que se utiliza en el juego de ajedrez. Si bien, existen diversos tipos de gambitos, tales como el de rey, el Volga y el danés, el de dama tiene la particularidad de que inicia con los movimientos 1.d4 d5 2.c4, es decir, se sacrifica un peón de la dama para obtener un mayor control en el centro.

Según un artículo de The New York Times, los errores en torno a las reglas de la disciplina son más que comunes en las películas populares, hasta el punto en que desde la misma Federación de Ajedrez de Estados Unidos mantienen un listado no oficial con estas discordancias. Algunas de las más comunes son los arreglos de las piezas, el uso de tableros mal orientados y las expresiones de los actores.

Gambito de dama

El equipo de la producción creada por Scott Frank y Allan Scott se anticipó a estas equivocaciones y contrató a Garry Kasparov —ex campeón mundial —y al destacado entrenador, Bruce Pandolfini, para que ayudaran al elenco. En palabras de Harry Melling (Harry Beltik) —quien no sabía jugar hasta antes de asumir el papel —en una entrevista con Entertainment Weekly, invirtió mucho tiempo tratando de asegurarse de que hacía las jugadas como una persona involucrada en el juego por toda una vida.

Pero a pesar de que el experto Dylan Loeb McCain destaca sus esfuerzos en el medio estadounidense, también afirma que algunas escenas de la miniserie pueden resultar poco realistas. Una de ellas es cuando el personaje Benny Watts (Thomas Brodie-Sangster) se queja de las condiciones del Campeonato de Ajedrez de Estados Unidos de 1967, instancia en la que compiten los mejores jugadores del país. Según el especialista, aquello no se condice con la realidad de la época, debido a que en ese tiempo la mayoría de las partidas —incluso las más importantes —se efectuaban en espacios con condiciones deplorables.

Junto con ello, también destaca la escasa credibilidad en la rapidez con la que mueven las piezas —para lo cual solo piensan unos segundos —y el hecho de que tengan conversaciones de manera simultánea a las partidas, lo cual se considera una conducta antideportiva e incluso va contra las reglas.