En el año que vivimos encerrados y distanciados físicamente, los libros confirmaron su lugar indispensable en nuestra sociedad. Como escribe la española Irene Vallejo en su ensayo El infinito en un junco: “Los libros nos ayudan a sobrevivir en las grandes catástrofes históricas y en las pequeñas tragedias de la vida”.
Aun con el golpe que sufrió el mundo editorial producto de la crisis sanitaria, la temporada literaria 2020 dejó grandes títulos entre nosotros. Con la opinión de 13 críticos y periodistas, escogimos los libros más notables del año. La selección abarca novelas, cuentos, ensayos, crónicas y biografías. Entre las primeras destacaron las novelas de Mariana Enriquez y Alejandro Zambra; entre los segundos, el primer libro de la poeta Daniela Catrileo. El ensayo logró expresiones notables en los trabajos de Irene Vallejo, Iván Poduje y Yanko González, así como la crónica parece reformulada por Alberto Fuguet. El género biográfico alcanzó puntos altos en los libros de Álvaro Bisama sobre Pablo de Rokha, Diego Zúñiga sobre María Luisa Bombal y las memorias de Woody Allen.
Participaron en la elección Lorena Amaro (Instituto de Estética UC), Camilo Marks (El Mercurio), Catalina Infante (Librería Catalonia), Evelyn Erlij (Palabra Pública), Vivian Lavín (Radio U. de Chile), Rodrigo Pinto (Vitrina de Libros) y los periodistas y columnistas de La Tercera Antonio Díaz Oliva, Alejandro Jofré, Juan Paulo Iglesias, Héctor Soto, Pablo Marín y Andrés Gómez Bravo.
Nuestra parte de Noche, Mariana Enriquez
“Quizá el libro más comentado del año. Mariana Enriquez instaló su imaginario en un texto tremendo que genera fascinación en muchos lectores, en especial jóvenes que enganchan con esta ficción ligada a las conspiraciones, el sexo, las sectas, torturas, el terror y la ciencia ficción, donde lo posible está expandido hacia las perversiones y el delirio”, afirma Matías Rivas sobre esta novela perturbadora sobre un país habitado por los muertos de la dictadura y un mal de raíces atávicas.
“Lo tuve que leer de a poco, y casi nunca de noche, porque me daban pesadillas”, dice Catalina Infante. “Juega con un imaginario brujo-popular muy latinoamericano, nos recuerda nuestra cercanía con lo oscuro mitológico y lo cruza con el horror y oscuridad de nuestra propia realidad social”, agrega.
Lorena Amaro comenta: “Mariana Enriquez fue mi primera lectura en cuarentena: un libro que atrapa y vincula genialmente los temas de la literatura de terror con los contextos de violencia de las dictaduras conosureñas”
Para Alejandro Jofré, la novela retrata “seres en busca de la vida eterna en una novela con la ambición de la literatura popular”.
“El libro del año”, dice Antonio Díaz Oliva.
Poeta Chileno, Alejandro Zambra
“Pareja, paternidad, formación: el don de la palabra se despliega generoso en la prosa y en la poética de Zambra, quien ha parido una obra entrañable y luminosa”, afirma Pablo Marín sobre la más reciente novela del autor de Bonsái.
“Bien escrita, magníficamente”, destaca a su vez Matías Rivas, “esta novela cuenta una historia entrañable: el proceso de formación de un escritor, que implica el desarrollo de sus emociones, vínculos filiales, problemas y descubrimientos. Lo hace en tono preciso, produce la sensación de verosimilitud, tienen humor y ternura. Se lee con placer y rapidez, envuelve”.
Alejandro Jofré añade: “Con su habitual dominio del lenguaje, Zambra ilumina verdades fundamentales sobre el mito de la poesía chilena, algo que había comenzado hace años con una paródica y polémica columna llamada Contra los poetas”.
Héctor Soto matiza: “Para mi gusto, parte mal y termina muy bien. Zambra sigue siendo una grande y larga promesa”.
Piñén, Daniela Catrileo
Warriache es una palabra que designa a los mapuches nacidos en la ciudad: una identidad mestiza y fronteriza. Warriache se titula uno de los tres relatos que integran Piñén, notable debut en la narrativa de la poeta Daniela Catrileo, que aborda la experiencia de crecer y descubrirse mapuche en un conjunto de blocks de la periferia. “Ese día aprendimos que éramos mapuche para los ojos de los otros. Antes de ese día éramos sólo niñas y niños”, escribe.
“Primer libro de cuentos de una poeta que habla desde un Chile que difícilmente asoma a las páginas de la literatura”, dice Rodrigo Pinto sobre un volumen que recibió el respaldo de la crítica y del Consejo Nacional de Libro.
“Creo que no es secreto que se trata de un tremendo primer libro narrativo de una poeta que desde hace ya un tiempo viene reflexionando sobre la lengua, la traducción cultural, las voces minorizadas en la urbe y sus resistencias”, opina Lorena Amaro.
“Me gusta mucho su literatura en general, cómo aborda la cosmogonía y la realidad del pueblo mapuche, cruzada por la experiencia de ser mujer”, afirma Catalina Infante. “Me gusta además su visión sobre el rol social que tienen los escritores, más centrado en lo colectivo superando los egos individuales”.
Siete Kabezas, Iván Poduje
La mañana del 19 de octubre de 2019 el arquitecto Iván Poduje visitó el entorno de las estaciones de Metro destruidas. En los siguientes días recorrió la ciudad, especialmente los sectores más críticos, lejos de la Zona Cero. Esos recorridos son la base de esta crónica que describe y analiza lo que ocurrió antes, durante y después del estallido. Uno de los mejores libros sobre el 18 de octubre, subraya Juan Paulo Iglesias: “Entre crónica urbana, reflexión urbanística y ensayo político, Siete Kabezas analiza con especial asertividad los acontecimientos de ese día, además de sus causas y consecuencias”.
Coincide Pablo Marín: “Mirar el estallido social a partir de las marcas que dejó en diversos puntos de Santiago, y no sólo en los lugares que sostuvieron la épica de la revuelta, asoma como una tarea original y nada obvia, capaz de iluminar nuestra comprensión del pasado reciente”.
“Una mirada a la sublevación de la calle vista desde la lógica de las calles mismas”, afirma Héctor Soto. “Notable”.
El Infinito en un Junco, Irene Vallejo
De papiros y pergaminos, bibliotecas legendarias, buscadores de manuscritos y de una profunda pasión por los libros habla este ensayo, un fenómeno de crítica y venta en España y uno de los mejores llegados a estanterías locales. Escrito con elegancia, erudición y sensibilidad narrativa, el ensayo es un recorrido por la historia del libro desde los sueños de grandeza de Alejandro Magno, que dormía con la Ilíada bajo la cabeza, a las ficciones de Borges, el cine y los ebooks. Un homenaje a los libros y el relato de una fabulosa aventura colectiva. “Para mí, es la gran revelación del año”, dice Héctor Soto. “Una historia del libro en la Antigüedad y una profesión de fe en la escritura. Me parece un libro precioso, literalmente hablando”.
“Si ya son pocos los autores de habla hispana que exploran la historia del libro, más raro es dar con la riqueza narrativa y metodológica que plantea este ensayo cautivante”, acota Pablo Marín. “Un libro para cualquiera con ganas de dejarse llevar”.
Mala Lengua, Álvaro Bisama
“Escribir sobre poetas en un país de poetas no es fácil”, dice Antonio Díaz Oliva. “Bisama lo logra. Y además escribe sobre un poeta de manera lírica. Puede que sea el impulso que su narrativa necesitaba para alcanzar otra etapa. Mala lengua no es ficción. Tampoco no-ficción pura. Es no-ficción bisamezca”, agrega sobre el retrato de Pablo de Rokha. Acaso el más solitario de los poetas chilenos, “un escritor furioso al que nadie supo leer muy bien, porque él mismo era una vanguardia privada, un ejército de sí mismo y la fábula de una genealogía. En esa heráldica inventada, fue el patriarca de su propio clan y avanzó por su época como una bola de demolición, rompiendo y perdiendo todo a la vez mientras escribía una obra que lo instalaría como uno de los cuatro grandes de la poesía chilena del siglo XX”, escribe el autor de Ruido.
“Un Bisama potenciado por un gran eje narrativo -la vida de Pablo de Rokha- y por el fuego habitual de su prosa e imaginación”, afirma Héctor Soto.
Los más Ordenaditos, Yanko González
La idea fue de Jaime Guzmán: había que generar una “adhesión mística”, “militante y combativa” entre los jóvenes hacia el régimen militar, valiéndose de un “inteligente apoyo propagandístico”. De esa idea surgirían las ceremonias de Chacarillas, donde 77 jóvenes provistos de antorchas subían a la cumbre del cerro para recibir el reconocimiento de Augusto Pinochet. Detrás de ese rito hubo muchos otros actos de adoctrinamiento, coordinados por la Secretaría Nacional de la Juventud y el Frente Juvenil de Unidad Nacional. “Por cerca de 10 años, investigué a estas ‘juventudes leales’ a través de múltiples fuentes”, escribe el autor. Aquellas organizaciones le darían soporte civil al régimen y proyectaron su legado.
“Una investigación apasionante de Yanko González sobre cómo el régimen militar buscó construir su futuro haciendo políticas para la juventud”, resalta Evelyn Erlij. Agrega: “El antropólogo y poeta echa nuevas luces sobre las formas en que se forjó el proyecto ideológico de la dictadura”.
A Propósito de Nada, Woody Allen
“Consciente del descrédito infligido por una acusación resucitada, Allen dedica una parte no menor de sus memorias al tema, pero incluso allí exuda urgencia y franqueza: un sentido de lo trágico, pero también, no faltaba más, un buen sentido del humor”, observa Pablo Marín sobre la autobiografía del realizador de Annie Hall.
Canceladas por su primer editor en EE.UU., tras la protesta de su hijo Ronan, las memorias recrean la trayectoria de un cineasta imprescindible. Con cercanía e ingenio, Allen escribe sobre sus inicios en el humor, sus romances, su controversia con Mia Farrow, su relación con Soon-Yi, y su amor por el cine: “Cuando me preguntan cuál es el personaje de mis películas que más se parece a mí, solo tenéis que mirar a Cecilia en La rosa púrpura de El Cairo”.
“Una autobiografía muy congruente con el perfil de su cine: inteligente, liviano, afectivo, seductor, escéptico y muy personal. Y un libro que demuestra que Woody Allen trabajó largas décadas antes de llegar a ser Woody Allen”, dice Héctor Soto.
María Luisa Bombal, el Teatro de los Muertos, Diego Zúñiga
El escritor Diego Zúñiga explora con profundidad y elegancia en la vida de una escritora que fue amiga de Borges y de Neruda, que tuvo una existencia tormentosa y que luego de escribir páginas de emociones intensas e imágenes sutiles, se acogió al silencio. Al silencio, la bebida y la necesidad de un reconocimiento oficial que nunca llegó.
“Cinco días antes de su muerte, en el Hospital Salvador, en Providencia, María Luisa Bombal soñó con unos caballos. Se lo contó al escritor Alfonso Calderón, quien la fue a visitar a aquella sala, en la que estaba sola y donde moriría. Le habló de los caballos, le dijo que estaban en el sur, que los cubría una niebla pero corrían, salvajes, libres, indemnes por una mañana brumosa”, escribe Zúñiga.
“Ya en sus novelas y cuentos aparecían, casi siempre, caballos en medio de la niebla, inesperados, silenciosos; ahora volvían a presentarse ante ella”, relata el autor.
Despachos del Fin del Mundo, Alberto Fuguet
“Un registro emocional de un año feroz, que empieza con un eclipse, continúa con el estallido social y termina con la pandemia”, afirma Matías Rivas. “Este libro gana por su carácter híbrido: cruza la crónica con cuentos, anotaciones. Está escrito con pasión y con agudeza a la hora de capturar escenas, imágenes, frases y el aliento de la época”.
Anotaciones, entradas de diarios, conversaciones, recorridos callejeros y ficciones dan forma a un volumen donde aparecen lecturas, películas, grafitis, fuego, sexo y muertes. Un libro escrito con la urgencia del periodismo y narrado como una novela en vivo, con la inmediatez de la crónica y la energía del rock, y atravesado de reflexiones e intuiciones poéticas. Por sus páginas transitan vivos y muertos, Enrique Lafourcade, Germán Marín y Papelucho baleado, H.D. Thoreau, Stephen King y Raymond Carver. Todo iluminado por el epígrafe del poeta Frank O’Hara: “En tiempos de crisis, todos debemos decidir una y otra vez a quién amamos”.
Quiénes votaron
Lorena Amaro
-Pasado mañana, Luis Chitarroni (UDP)
-Piñén, Daniela Catrileo (Los libros del pez espiral)
-Los muertos indóciles, Cristina Rivera Garza (Los libros de la mujer rota)
-Poeta chileno, Alejandro Zambra (Anagrama)
-Antígona González, Sara Uribe (Los libros del cardo)
-Nuestra parte de noche, Mariana Enriquez (Anagrama)
-Cuentos escogidos, Marta Brunet (Alfaguara)
Escogí seis libros que considero muy “literarios” en el mejor sentido: reflexionan sobre la realidad, la escritura y los límites y subversiones del lenguaje, muchas veces con ironía. Chitarroni se inscribe en una tradición borgeana de lectura total, de manejo de muchas literaturas, que hace vibrar en estos ensayos. Admiro su humor y su sofisticación como lector. En el caso de los libros de Rivera Garza y Uribe, veo en ellas nuevas formas de pensar la escritura en relación con la violencia que afecta a México y a muchas zonas de América Latina, de cara al influjo salvaje del neoliberalismo. El libro de Catrileo se publicó justo en octubre de 2019, es un libro que recoge muchas de las tensiones que se expresaron en el estallido, con una gran belleza. Su recepción se ha producido principalmente en 2020, creo que no es secreto que se trata de un tremendo primer libro narrativo de una poeta que desde hace ya un tiempo viene reflexionando sobre la lengua, la traducción cultural, las voces minorizadas en la urbe y sus resistencias. En Poeta chileno, Zambra hace otro tipo de inmersión en la traducción, muy irónica y aguda. Piensa sobre todo la relación normalizadora que tenemos con el lenguaje, y vuelve a escribir también, muy afectivamente, sobre filiaciones y afiliaciones, tanto en la familia como en el mundo literario. Mariana Enriquez fue mi primera lectura en cuarentena: un libro que atrapa y vincula genialmente los temas de la literatura de terror con los contextos de violencia de las dictaduras conosureñas.
Antonio Díaz Oliva (Culto-La Tercera)
-Hecho en Saturno, Rita Indiana (Banda Propia)
Papi es un clásico de la literatura latinoamericana. Me encanta. Y ahora, con esta novela, Rita Indiana demuestra que se puede escribir sobre la memoria histórica y los traumas nacionales de una forma juguetona y sin solemnidades. Hecho en Saturno es una novela con voluntad política y la vez abundante en su irreverencia, imaginación, electricidad y humor.
-Las Voladoras, Mónica Ojeda (Páginas de Espuma)
Creo que Ecuador es la cornucopia de la literatura latinoamericana actual. Ya había leído Mandíbula y ahora estoy disfrutando de estos cuentos. Han dicho por ahí que son “gótico andino”; sin embargo esa etiqueta me parece un poco floja. Creo que Las voladoras supera eso y hasta supera la categoría de “cuentos”. Son como vivísimas pinturas que esconden, debajo de lo que se ve, otras pinturas. Y otras verdades. Y otros mundos.
-Grandes éxitos, Luciano Lamberti (Banda Propia)
“El loro que podía adivinar el futuro”. Con un título así era difícil no comenzar a leer sus cuentos. El mundo de Luciano Lamberti es extrañísimo y también muy familiar si es que creciste entre los 90 y 2000 viendo películas de trasnoche. O si tus héroes son Stephen King, Flannery O’Connor y Freddy Krueger.
-Mala lengua, Álvaro Bisama (Alfaguara)
Escribir sobre poetas en un país de poetas no es fácil. Bisama lo logra. Y además escribe sobre un poeta de manera lírica. Puede que sea el impulso que su narrativa necesitaba para alcanzar otra etapa. Mala lengua no es ficción. Tampoco no-ficción pura. Es no-ficción bisamezca.
-Nuestra parte de noche, Mariana Enriquez (Anagrama)
Un oasis de exquisito horror en medio de ese desierto de aburrimiento que a veces puede ser la literatura latinoamericana, especialmente cuando esta se pone pedante, didacta y opinante. Libro del año.
-Diarios de abstinencia, Simón Soto (UDP)
-Una música futura, María José Navia (Kindberg)
-Bienvenida a casa, Lucía Berlín (Alfaguara)
-Despachos del fin del mundo, Alberto Fuguet (Alfaguara)
-Cuentos completos, Clarice Lispector
Evelyn Erlij (Palabra Pública)
-Linea nigra, Jazmina Barrera (Pepitas de calabaza)
Un libro entrañable sobre la extrañeza de convertirse en madre, experiencia que lleva a Barrera —una de las ensayistas latinoamericanas más interesantes de estos días— a trazar una genealogía de la maternidad en la literatura y el arte.
-Los más ordenaditos, fascismo y juventud en la dictadura de Pinochet, Yanko Gonzalez (Hueders)
Una investigación apasionante de Yanko González sobre cómo el régimen militar buscó construir su futuro haciendo políticas para la juventud. El antropólogo y poeta echa nuevas luces sobre las formas en que se forjó el proyecto ideológico de la dictadura.
-Poeta chileno, Alejandro Zambra (Anagrama)
-Piñén, Daniela Catrileo (Los libros del pez espiral)
-Los llanos, Federico Falco (Anagrama)
-Una falla en la lógica del universo, Constanza Michelson y Livia Messina (Metales Pesados)
-Optimismo cruel, Lauren Berlant (Caja Negra)
-A tontas y a locas, María Moreno (Montacerdos)
-María Luisa Bombal, el teatro de los muertos, Diego Zúñiga (UDP)
-Santo oficio, Rosabetty Muñoz (UDP)
Juan Paulo Iglesias (La Tercera)
-Siete Kabezas, Iván Poduje (Uqbar)
Mucho se ha escrito sobre el estallido del 18 de octubre, por eso es difícil determinar cuál es el libro que mejor explica lo sucedido. Pero sin duda la obra de Iván Poduje está en la lista corta. Entre crónica urbana, reflexión urbanística y ensayo político las 7 Kabezas analiza con especial asertividad los acontecimientos de ese día, además de sus causas y consecuencias.
-La tiranía del mérito, Michael Sandel (Debate)
Para entender lo que está sucediendo a nivel mundial y cómo se explica el descontento que se observa en muchas sociedades desarrolladas (y no tanto) en el mundo, el libro de George Sandel es un texto obligatorio. ¿Es la meritocracia el mejor camino o es precisamente la meritocracia lo que nos tiene sumidos en este desorden? El filósofo político y profesor de Harvard se inclina más por esto último. La obra es un extraordinario análisis sobre los resentimientos que genera la sociedad meritocrática. Y parte de un hecho que también repercutió en Chile, el fraude para ingresar a las universidades de elites en EEUU.
-El corazón de Inglaterra, Jonathan Coe (Anagrama)
Cuando estamos a días de que el proceso del Brexit llegue a su fin, con o sin acuerdo comercial entre la UE y Reino Unido, la novela de Jonathan Coe es reveladora. El libro es el último de una trilogía sobre la historia de Inglaterra, iniciado con El club de los Canallas –donde abordaba el ascenso de Margaret Thatcher. A través de la historia de sus protagonistas y su descendencia, Coe explica mejor que cualquier ensayo político porque una mayoría de británicos apoyó la decisión de abandonar la Unión Europea. Y de paso, exhibe las profundas divisiones de la sociedad británica.
-1793, Niklas Natt Och Dag (Salamandra)
El libro de Niklas Natt Och Dag es una novela negra, pero es mucho más que eso. El novelista sueco escribió un fresco extraordinario sobre el Estocolmo de fines del siglo XVIII, que por desagradable que resulte, permite hasta sentir el hedor que emanaban las calles de la ciudad. Un libro excelente para los días de cuarentena.
-El Silencio, Don De Lillo (Seix Barral)
Don De Lillo, escribió este libro antes de la pandemia, pero hoy se lee como si fuera el primer libro de la nueva era, el primero que aborda las sensaciones y las reflexiones que despierta un mundo enfrentado a lo inimaginable. En su caso, es la parálisis causada por el apagón total de los sistemas informáticos, pero los paralelos son inevitables.
-M, el hijo del siglo, Antonio Scurati (Alfaguara)
“La historia no se repite pero rima”, decía Mark Twain, y al leer la novela de Antonio Scurati las rimas con los sucesos de los últimos años se repiten una tras otra. En ella se relata, entre diario de vida y crónica periodística, el ascenso de Benito Mussolini al poder. La obra fue fenómeno en Italia.
-La Unidad Popular, Alfredo Sepúlveda (Sudamericana)
Poca tradición tienen en Chile los libros histórico-políticos de no-ficción. Mientras en países como EEUU o Reino Unido son una valiosa veta para las editoriales, en nuestro país poco se ha avanzado. En ese proceso Alfredo Sepúlveda ha hecho un aporte extraordinario con La Unidad Popular. Un libro que se lee con la fluidez del buen estilo periodístico.
-No digas nada, Patrick Radden Keefe (Reservoir Books)
La historia grande del conflicto norirlandés contada desde la historia pequeña de una pareja católico-protestante y su dramática experiencia. Un libro que relata cuarenta años de tensiones político-religiosa y que permite ahondar en el drama humano que estas generaron.
Catalina Infante (Librería Catalonia)
-Nuestra parte de noche, Mariana Enriquez (Anagrama)
Una maestra del terror y del horror social. Lo tuve que leer de a poco, y casi nunca de noche, porque me daban pesadillas. Juega con un imaginario brujo-popular muy latinoamericano, nos recuerda nuestra cercanía con lo oscuro mitológico y lo cruza con el horror y oscuridad de nuestra propia realidad social.
-Némesis, Mike Wilson (MW)
Un maestro del lenguaje, es casi el personaje principal del libro. La agonía del final de la humanidad, palabra a palabra.
-Mamá desobediente, Esther Vivas (Capitán Swing)
Me parece un aporte importante al feminismo y a la reflexión sobre cómo nos estamos viviendo la maternidad bajo las leyes el patriarcado
-Toda culpa es un misterio, Gabriela Mistral (La Pollera)
Es una antología de sus escritos más espirituales y religiosos. Nunca terminamos de conocer a esta mujer ni sorprendernos de su profundidad. Concibe a la literatura como una obra mayor, sagrada, como una belleza ante la cual el escritor funciona como intérprete.
-Piñén, Daniela Catrileo (Los libros del pez espiral)
Me gusta mucho su literatura en general, cómo aborda la cosmogonía y la realidad del pueblo mapuche, cruzada por la experiencia de ser mujer. Me gusta además su visión sobre el rol social que tienen los escritores, más centrado en lo colectivo superando los egos individuales.
Alejandro Jofré (Culto-LaTercera)
-Poeta chileno, Alejandro Zambra (Anagrama)
Divertido y cercano, Zambra despliega su habilidad para narrar cómo se forman los poetas, los chilenos y, sobre todo, los poetas chilenos. El manifiesto dirá: un poeta siempre tiene que nacer de un quiebre —la pérdida del amor o la muerte simbólica del padre—, para luego avanzar hacia la construcción de una biblioteca personal y, por supuesto, a la madera de lo que está hecho todo poeta: su primer conjunto de poemas. Con su habitual dominio del lenguaje, Zambra ilumina verdades fundamentales sobre el mito de la poesía chilena, algo que había comenzado hace años con una paródica y polémica columna llamada “Contra los poetas”.
-Nuestra parte de noche, Mariana Enriquez (Anagrama)
Una historia de familias perversas y vidas secretas que no son para los demás, por donde circulan personajes siniestros y llenos de privilegios para hacer lo que quieren sin que nadie les diga nada. Seres en busca de la vida eterna en una novela con la ambición de la literatura popular. De ahí las casi 700 páginas del libro, aunque, según Enriquez, está dirigido a otro público.
-Grandes éxitos, Luciano Lamberti (Banda Propia)
“Armar un libro de cuentos se parece a armar un disco”, contó en Culto el escritor cordobés que publicó este año en Chile una antología que reúne sus dos primeros volúmenes. Grandes éxitos es un mosaico de personajes que recuerdan a Stephen King y a esa máxima que dice que en la familia están contenidos los grandes problemas de la humanidad. Pero no cualquier familia, parece decir Lamberti: en las pequeñas, de pueblo.
-Diarios de abstinencia, Simón Soto (UDP)
Soto modela su proyecto literario con un diario que registra los días en que buscó alejarse del consumo problemático de sustancias como la cocaína. Entre cruces como las adicciones y la creación literaria, o el ocaso de la producción de ficción seriada en Chile, el libro es un retrato oblicuo de Santiago desde los cuatrocientos días que abarca el relato, sin tregua, situado entre 2017 y 2018. Quiebres, luces, sombras, hambre intelectual y algo de eso que Bloom llama “la ansiedad de la influencia”.
-La poesía no existe, Guido Arroyo (Aparte)
El poeta Guido Arroyo se revela como un ensayista ingenioso abierto a los estímulos más diversos. Desde sus años de formación en Valdivia a las dudas que plantea el oficio de escribir, el recorrido incluye las lecciones de Raúl Ruiz, la identidad culinaria del completo y su deseo de editar la Biblia. “Yo creo que en ese tránsito de experimentar y dudar se encuentra algo así como un saber”, dice él.
-Los más ordenaditos, Yanko González (Hueders)
-El otro lado, Mariana Enriquez (UDP)
-María Luisa Bombal, el teatro de los muertos, Diego Zúñiga (UDP)
-Mala lengua, Alvaro Bisama (Alfaguara)
Vivian Lavín (Radio. U. Chile)
-La desaparición de los rituales, Byung - Chul Han (Herder)
Para reflexionar sobre la pérdida de rituales comunitarios y cómo el sentido del tiempo cambia a través de los ritos.
- Sexo, género y gramática,Academia Chilena de la Lengua
Sobre el desajuste que existe entre la realidad de la mujeres y el discurso social que las enuncia. Un libro hecho por nuestra academia con la primera directora mujer en su historia.
-La barbarie patriarcal. De Mad Max al neoliberalismo salvaje, Victoria Sendón de León (Menades Ed.) e
Un libro que atrapa desde su mismo título. Victoria Sendón de León es una de las fundadoras del feminismo español, quien sabe cómo seducir a mentes que buscan respuestas más contundentes frente a los desafíos que enfrentamos las mujeres en el siglo XXI.
-Casa propia, Ernesto Garratt (Hueders)
Un libro que nos remite a ese Chile desigual y clasista que nadie vio pero que siempre ha estado allí, frente a nuestros ojos. Un libro que duele y donde la fantasía fantasmagórica o monstruosa no es más que un escape, como en la cinematografía de Guillermo del Toro, del cual es autor es gran conocedor.
-Recorriendo el Valle de Elqui con Gabriela Mistral, Gabriela Mistral. Selección y referencias de Jaime Quezada (Ed. U de La Serena)
Un libro entrañable para entender en las propias palabras de la Premio Nobel porqué la Mistral erraba por el mundo con un puñado de tierra de su “patriecita”.
- Misión Circular, Rosabetty Muñoz (Lumen)
Lo mejor de Rosabetty Muñoz con una curaduría inteligente y seductora.
-Victor 1907, Daniela Viviani (Planeta)
Una autora joven y talentosa que conquista amplias audiencias con la voz de las minorías. Es la precuela de su anterior novela Luisa 1912, en un trabajo que en esta autora tiene una voz muy particular y refrescante.
-Dibujos de Hiroshima de Marcelo Simonetti (Emecé)
Un relato sensible sobre la memoria y el dolor heredado por un autor que tiene experiencia para unir la ficción y la realidad creando espacios literarios que conmueven.
-Blanco, Han Kang (Rata ed.)
Una de las voces más destacadas de la literatura coreana actual conmueve con un relato íntimo y doloroso, entre la ficción y el testimonio. Ganadora del Man Booker Prize con La Vegetariana, Han debiera estar en nuestras bibliotecas.
-Dame pan y llámame perro, Nicolás Poblete (Cuarto Propio)
Un relato sobre la relación con los animales hoy por parte de las nuevas generaciones cuyo compromiso llega a inquietar en su radicalismo. Un relato coral tan subyugante como su título.
-Chino, Antonio Ostornol (Ediciones de la Lumbre)
Con personajes que parecieran estar condenados a la soledad y a la violencia, el autor cuenta la historia de un joven genio del jazz en el Chile ochentero.
Camilo Marks (El Mercurio)
-Nostalgia de la madre muerta, Federico Zurita (La Pollera), y Las pieles (La polla literaria), Ramón Muñoz Vela
Dos autores chilenos poco conocidos, que se expresan en editoriales “alternativas” y que poseen fuerza, brío y mucho entusiasmo.
-Beso feroz, Roberto Saviano (Anagrama)
Muy conocido por haber revelado los secretos de la mafia italiana y que creo vive hasta hoy con protección policial.
-Un dulce saber a muerte, Guillermo Arriaga (Alfaguara)
Muy conocido por los guiones de películas tremebundas, como Amores Perros, Babel, 21 gramos y otras, pero poco divulgado en su faceta de electrizante novelista.
-Confesión, Martin Kohan (Anagrama)
Quizá no su mejor novela -que podría ser Ciencias morales-, pero mantiene la fuerza que caracteriza a su prosa.
-Irrupciones I y II, Mario Levrero (Montacerdos)
Lo que se dice un genuino autor de culto.
-Blanco, de Bret Easton Ellis (Literatura PRH)
Creo no necesita carta de presentación.
-Los nombres Epicenos, Amèlie Nothomb (Anagrama)
Una vieja amiga que tampoco requiere mayores comentarios.
-Malaherba, Manuel Jabois (Alfaguara)
Un español de que se las trae.
-La ciudad de vapor, Carlos Ruiz Zafón (Alfaguara)
Muy mirado en menos porque es entretenidísimo, lo que para mí no es ningún pecado.
-Vendo todo lo que tengo, Elizabeth Subercaseaux (Catalonia)
Otra narradora mirada en menos por cometer el genocidio de ser amena, divertida, graciosísima.
Pablo Marín (Cultura-LaTercera)
-Octubre 2019, Eduardo Cavieres (Ed. UV)
En caliente, con lucidez y matices varios, Cavieres aborda menos los acontecimientos d e octubre y posteriores que los 30 años previos, en Chile y el mundo, en un examen lúcido y a ratos descarnado.
- El infinito en un junco, Irene Vallejo (Siruela)
Si ya son pocos los autores de habla hispana que exploran la historia del libro, más raro es dar con la riqueza narrativa y metodológica que plantea este ensayo cautivante de Irene Vallejo, un libro para cualquiera con ganas de dejarse llevar.
-A propósito de nada, Woody Allen (Alianza)
Consciente del descrédito infligido por una acusación resucitada, Allen dedica una parte no menor de sus memorias al tema, pero incluso allí exuda urgencia y franqueza: un sentido de lo trágico, pero también, no faltaba más, un buen sentido del humor.
-Poeta chileno, Alejandro Zambra (Anagrama)
Pareja, paternidad, formación: el don de la palabra se despliega generoso en la prosa y en la poética de Zambra, quien ha parido una obra entrañable y luminosa.
-Rabia, Bob Woodward (Roca)
Trump concedió varias entrevistas a Woodward y el perfil que el periodista crea del entrevistado –de su megalomanía, de su violenta inseguridad- asoma original e inquietante, en el contexto de un Estado bajo amenaza que se describe con rigor, si no con perplejidad.
-El pasillo estrecho, Daron Acemoglu y James A. Robinson (Deusto)
Las lecciones globales corren siempre el riesgo de sobreinterpretar o de interpretar a la fuerza. No parece el caso de una obra que se pregunta por el destino complejo del Leviatán hobbesiano en el último siglo: aguda en las interrogantes, atrevidas en las respuestas”.
-Propuesta de acuerdo sobre el lenguaje inclusivo, Álex Grijelmo (Taurus)
Si el idioma es el espacio compartido de los hispanoparlantes, que lo siga siendo, parece plantear el autor, para quien la realidad es la que ha de modificar el lenguaje, no al revés. Un libro oportuno, necesario y a menudo contraintuitivo.
- Siete Kabezas, Iván Poduje (Uqbar)
Mirar el estallido social a partir de las marcas que dejó en diversos puntos de Santiago, y no sólo en los lugares que sostuvieron la épica de la revuelta, asoma como una tarea original y nada obvia, capaz de iluminar nuestra comprensión del pasado reciente.
- Tragar el sol, Patricio Jara (Alfaguara)
Rabias y frustraciones son temas de nuestro tiempo, pero rara vez se les ve encauzados con la minuciosidad y la precisión, con el humor y el descaro que Jara ofrece en Tragar el sol.
Rodrigo Pinto (Vitrina de Libros)
-Muertes imaginarias, Roberto Castillo (Laurel)
A caballo entre el perfil inventado y el obituario en tiempos de pandemia, es un magnífico ejercicio de invención y estilo.
-Piñen, Daniela Catrileo
Primer libro de cuentos de una poeta que habla desde un Chile que difícilmente asoma a las páginas de la literatura.
-Apuntes para una historia de la dictadura cívico-militar, Juan Cristóbal Romero (Tácitas)
La yuxtaposición de hechos y de datos que van desde lo estremecedor a lo banal rescata ferozmente el latido de la época.
-La revolución a dedo, de Cynthia Rimsky (Literatura RH)
Tiempos de escritura, pasado y presente, se mezclan en una crónica sobre el acercamiento de la autora a la revolución nicaragüense.
-Misión circular, Rosabetty Muñoz (UDP)
Excelente antología de una de las poetas más destacadas de la actualidad. Incluye inéditos.
-Nuestra parte de noche, Mariana Enriquez (Anagrama)
Una gran novela donde la autora cava profundamente en sus temas, el terror que viene de lo sobrenatural y la maldad que habita en el hombre.
-Asfalto y La marea de Noirmoutier, Luis Chaves (Los libros de la mujer rota)
El poeta peruano ha tenido un felicísimo recorrido en la narrativa; estas dos novelas breves transfiguran el paisaje y lo cotidiano en puro descubrimiento inesperado.
-K-Punk – Volumen 2, Mark Fischer (Caja Negra)
Este grueso tomo reúne escritos publicados e inéditos del escritor y crítico (también filósofo no profesional) en torno a la música y a la política. Es un filón inagotable de ideas e iluminaciones.
-La muerte de los filósofos en manos de los escritores, Luis Chitarroni
John Aubrey sobre Hobbes, Lytton Strachey sobre Aubrey y Hume, De Quincey sobre Kant. ¿Hay mejor panorama?
-La fuente de la autoestima, Toni Morrison (Lumen)
Se trata de los “Ensayos, discursos y meditaciones” de la Premio Nobel de Literatura, que ilumina una larga historia de discriminación desde el ángulo de la literatura.
Matías Rivas (UDP/La Tercera)
-Nuestra parte de noche, Mariana Enriquez (Anagrama)
Quizá el libro más comentado del año. Mariana Enriquez instaló su imaginario en un texto tremendo que genera fascinación en muchos lectores, en especial jóvenes que enganchan con esta ficción ligada a las conspiraciones, el sexo, las sectas, torturas, el terror y la ciencia ficción, donde lo posible está expandido hacia las perversiones y el delirio. Gran libro, desafiante, entretenido, intenso.
-Poeta chileno, Alejandro Zambra (Anagrama)
Bien escrita, magníficamente, esta novela cuenta una historia entrañable: el proceso de formación de un escritor, que implica el desarrollo de sus emociones, vínculos filiales, problemas y descubrimientos. Lo hace en tono preciso, produce la sensación de verosimilitud, tienen humor y ternura. Se lee con placer y rapidez, envuelve.
-Andrés Bello, libertad imperio estilo, Joaquín Trujillo (Roneo)
Una biografía ejemplar, impresionante por la cantidad de información y su estilo directo, ágil y lleno de agudeza.
-Despachos del fin del mundo, Alberto Fuguet (Alfaguara)
Un registro emocional de un año feroz, que empiezo con un eclipse, continúa con el estallido social y termina con la pandemia. Este libro gana lo su carácter híbrido: cruza la crónica con cuentos, anotaciones. Está escrito con pasión y con agudeza a la hora de capturar escenas, imágenes, frases y el aliento de la época.
-Mala lengua, Alvaro Bisama
Héctor Soto (La Tercera)
-El amante indeciso, Ernesto Ayala (Planeta)
Me gustó como novela de personajes, de sensaciones y de dilemas morales o vitales. No tiene dinamita pero tiene delicadeza y observación.
-Pensar el malestar, Carlos Peña (Taurus)
Como ensayo, espléndido. Como explicación de lo ocurrido en Chile, muy plausible, aunque deje flotando varias interrogantes.
-Poeta chileno, Alejandro Zambra (Anagrama)
Para mi gusto, parte mal y termina muy bien. Zambra sigue siendo una grande y larga promesa.
-Mala lengua, Álvaro Bisama (Alfaguara)
Un Bisama potenciado por un gran eje narrativo -la vida de Pablo de Rokha- y por el fuego habitual de su prosa e imaginación.
-Un verdor terrible, Benjamín Labatut (Anagrama)
Me interesó, me sorprendió, me cautivó y me defraudó, no sé bien en qué proporciones. Pero me parece una buena novela.
-Siete Kabezas, Iván Poduje (Uqbar)
Una mirada a la sublevación de la calle vista desde la lógica de las calles mismas. Notable.
-El hijo del presidente, Leonardo Sanhueza
Como perfil biográfico, perfecto. Como rescate de la figura de Pedro Balmaceda, un acto de toda justicia
-Cartas personales de Diego Portales, Adán Méndez (UDP)
Ya era hora que alguien tomara en serio a Portales ya no como figura histórica o como político sino también como escritor.
-Chile indócil, Max Colodro (Tajamar)
Es una gran lectura de los experimentos políticos de los últimos 60 años y de las cuentas por rendir y por cobrar que Chile sigue teniendo pendientes. Gran poder de síntesis y apasionante reflexión.
-El otro lado, Mariana Enriquez (UDP)
Estas páginas electrizantes y juguetonas demuestran que Mariana Enriquez es una cronista demasiado portentosa para desgastarse trabajosa, correcta e inútilmente en los pantanos de la ficción.
-Ateos, esnob y otras ruinas, Christopher Dominguez Michael (UDP)
Una luz providencial en medio de la oscuridad de la crítica literaria actual. Domínguez convence, enseña, emociona, esclarece y cautiva incluso en el desacuerdo.
-A propósito de nada. Woody Allen. Una autobiografía muy congruente con el perfil de su cine: inteligente, liviano, afectivo, seductor, escéptico y muy personal. Y un libro que demuestra que Woody Allen trabajó largas décadas antes de llegar a ser Woody Allen.
-El infinito en un junco, de Irene Vallejo (Siruela)
Para mí, es la gran revelación del año. Una historia del libro en la Antigüedad y una profesión de fe en la escritura. Me parece un libro precioso, literalmente hablando.
Andrés Gómez Bravo (Cultura-La Tercera)
-Nuestra parte de noche, Mariana Enriquez (Anagrama)
La novela del año. Un relato excepcional que brilla con una luz estremecedora, perversa y poderosa.
-El infinito en un junco, Irene Vallejo (Siruela)
Una declaración de amor al libro y la lectura y una fascinante historia colectiva, escrita con sensibilidad y erudición.
-Poeta chileno, Alejandro Zambra (Anagrama)
Novela conmovedora, divertida y luminosa: un libro admirable.
-Piñén, Daniela Catrileo
Tres relatos que componen un universo complejo y magnético, una reflexión en torno a las asperezas y violencias de ser mapuche en la periferia urbana, escrito con belleza y lucidez.
-Cartas personales de Diego Portales, Adán Méndez (UDP)
Enorme trabajo del poeta y editor que revela la faceta de escritor de Portales: irónico, a menudo cruel y descarado, en las misivas despliega su personalidad dominante, su humor negro, sus pasiones y odios y su talento superlativo para el arte del insulto.
-Siete Kabezas, Iván Poduje (Uqbar)
Baso en sus recorridos por Santiago inmediatamente después del estallido social, el libro ofrece una crónica y una reflexión elocuente sobre lo que ocurrió antes, durante y después del 18 de octubre. Un libro asertivo y valiente.
-Los más ordenaditos, Yanko González (Hueders)
Gran trabajo de investigación y análisis de las políticas de adoctrinamiento ideológico de los jóvenes durante la dictadura, diseñadas por Jaime Guzmán.
-Despachos del fin del mundo, Alberto Fuguet (Alfaguara)
Del eclipse al estallido y la pandemia, Fuguet retrata y reflexiona sobre los 12 meses que van de julio de 2019 a julio de 2020. Anotaciones, entradas de diarios, conversaciones, recorridos callejeros y ficciones dan forma a un volumen honesto y con conciencia histórica.
-A propósito de nada, Woody Allen (Alianza)
El realizador de Annie Hall, La rosa púrpura del Cairo y Crímenes y pecados relata la forma en que formó su universo imaginario, repasa su trayectoria, sus conflictos y su pasión por el cine y la escritura. Con un tono franco y cercano, y sin eludir las polémicas, Allen despliega genio e ingenio.
-María Luisa Bombal, el teatro de los muertos, Diego Zúñiga (UDP)
Una biografía literaria que rescata la figura y la obra de una escritora que luego de entregar páginas de emociones intensas y expresiones sutiles, se acogió al silencio, la bebida y el abandono.