Solo por una vez se relajaba el serio ambiente con que se trabajaba en los estudios Abbey Road. Ocurría cuando el calendario corría más a prisa para llegar a la fiestas de fin de año. Por entonces la agenda de los Beatles demandaba un producto especial: una grabación para su club de fans alusiva a la navidad. No bastaba con sacar elepés y sencillos con el material habitual para aprovechar la festividad -como el doble cara A We can work it out/Day tripper en 1965- sino que además había que darle algo a los más fanáticos. Al fin y al cabo, gracias a ellos el grupo había pasado de ser el comentario de los bares de Liverpool a estrellas de la industria.

De modo que el martes 22 de noviembre de 1967, el grupo se reunió en el estudio para su sesión navideña anual. Esta instancia era tomada por el grupo como humorada. No se esmeraban con el mismo ahínco que al momento de trabajar en complejos arreglos como lo habían hecho ese año para su legendario Sgt.Pepper's Lonely Hearts Club Band. Menos para las canciones del disco y película, Magical Mystery Tour lanzados cuando el año del "verano del amor" llegaba a su fin.

Desde su primer flexidisc navideño, registrado en 1963, el grupo solía registrar locuciones, bromas, imitaciones y chistes alusivos a la festividad. Los intercalaban con pedazos de canciones tradicionales o fragmentos que se les ocurrían en el momento tocados con lo que tuvieran a mano. Más que un grupo musical parecían cuatro chicos pasándola bien un rato en un estudio de grabación de primer nivel, en una de las capitales de la industria discográfica mundial.

En el 67′, hicieron lo que acostumbraban por esos días. Simplemente cada quien tomó un instrumento y se lanzaron a tocar. Paul McCartney en el piano, George Harrison en la guitarra acústica, Ringo Starr en la batería y John Lennon con bombo. En una sola toma registraron la pista base. Luego grabaron las voces cantando a coro la frase que dio título al tema: Christmas time (is here again).

“La habían preparado muy bien de antemano y la sesión fue muy divertida -recuerda el ingeniero de grabación Geoff Emerick en su libro El sonido de los Beatles (2011, Indicios)-. Todo el mundo adoptó el espíritu de las fiestas y Lennon utilizó su mejor acento escocés en un largo monólogo de frases absurdas. El actor Victor Spinetti, que había actuado con los Beatles en sus dos películas anteriores estuvo asimismo presente en la sesión, y le pidieron que cantara un poco”.

A continuación los cuatro músicos hicieron 10 tomas de locuciones y bromas, superpuestas con capas de efectos de sonido. Estas incluyeron parodias de transmisiones de radio y televisión, un dueto de tap dance de Starr y Spinetti, una breve interpretación de Plenty Of Jam Jars de The Ravellers, y un falso spot para un tónico milagroso que llamaron Wonderlust. La sesión terminó con el recitado de un extraño poema lisérgico de John Lennon, quien hizo gala de su muy fino sentido del absurdo.

Estilo libre

Pero la alegría no dejaba ver una realidad algo más deprimente. Tras la muerte del mánager Brian Epstein en agosto de ese año, los fab four entraron en una época de confusión. Como detalla Ian McDonald en su libro Revolución en la mente, comenzaron a llegar muy tarde al estudio para hacer sesiones nocturnas, con la luz baja, en las que se largaban a tocar por horas, sin dirección alguna. Como buscando en cada cambio de acorde tanteado al azar una respuesta a los problemas.

“En vez de ceñirse al calendario de tres meses para cada álbum que había sido necesario mientras estaban de gira, los Beatles se autoimpusieron ahora una régimen de grabación continuada de baja intensidad -explica McDonald-. Esto se adecuaba a un estilo de vida más relajado, pero tenía un componente de trabajo diario, una intrínseca falta de tensión que estaba destinada a afectar al material resultante. Al no pagar horas de estudio, acudían a éste siempre que estaba libre, tuviesen o no algo preparado para grabar. Por consiguiente, muchas de las horas que pasaban en el estudio 2 no las ocupaban grabando, ni siquiera ensayando, sino escribiendo canciones”.

“Quizás a causa del consumo de drogas, los Beatles empezaron a volverse algo complacientes y perezosos por esta época, y su nivel de concentración también iba a menos -relata Emerick-. En realidad nunca había sido demasiado alto, especialmente cuando grababan pistas base. Llegaban a media canción y entonces uno de ellos se olvidaba de lo que tenía que hacer, por eso tardábamos docenas de tomas en conseguir algo aprovechable”.

De hecho, este nuevo enfoque explica que parte del material incluido en el Ep Magical Mystery Tour, se grabara con ese nivel de relajo. Se trataba de la banda sonora de la película del mismo nombre que comenzaron a preparar apenas cuatro días después de acabar las grabaciones de Sgt.Pepper's Lonely Hearts Club Band.

Roll up roll up for the Mystery Tour: los Beatles en una escena de la película. Septiembre de 1967.

“Hasta cierto punto, los Beatles confiaban demasiado en sus habilidades en aquel momento de su carrera -explica el ingeniero-.Pensaban que podían salirse con la suya grabando casi cualquier tema, y que el público lo aceptaría, pero las cosas no eran tan sencillas”.

Según Emerick, a esas alturas el desgaste de los largos cinco meses dedicados al Pepper había minado las energías y la ambición del cuarteto. "Visto en perspectiva, es evidente que regresamos al estudio demasiado pronto. Paul era el único a quien le quedaba algo de energía creativa, y tenía intención de superar Sgt.Pepper; los demás no parecían ni de lejos tan interesados".

Con ese ritmo más suelto compusieron temas como la instrumental Flying. “No es más que un blues de doce compases nacido de sus improvisaciones nocturnas; simplemente seleccioné unos minutos de los mejores trozos, ellos añadieron una serie de overdubs y la canción quedó terminada -recuerda Emerick-. Desde el principio se concibió como música incidental para la película, de modo que nadie quiso dedicarle demasiado tiempo”.

Pero también era parte del uso del azar como herramienta creativa. Es conocida la historia de cómo John Lennon incluyó fragmentos de una transmisión radial seleccionados al azar nada más mover el dial, en I am the Walrus la que culmina con el registro de una representación de la obra de teatro El Rey Lear.

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Christmas time (is here again) sería la última grabación navideña que el grupo registró trabajando junto. De ahí en más, hasta su separación, no hubo mayor entusiasmo por cumplir con el encargo. Por ello cada quien grababa alguna ocurrencia por separado, para luego mezclarse con pedazos de grabaciones sobrantes y así dar forma a una pieza auditiva más menos coherente.

Pero de algunas forma el tema fue distribuido durante años como bootleg, o grabación pirata, tal como buena parte del material inédito que los Beatles registraron en Abbey Road -lo que en parte motivó el proyecto Anthology de 1995-. Por ello, cuando lanzaron el sencillo de “reunión” llamado Free as a bird -en realidad McCartney, Harrison y Starr completaron una vieja maqueta de Lennon-, añadieron una versión del tema remasterizada y remezclada. Pocos años después, en 1999, Ringo grabó su propia versión para su álbum navideño I Wanna Be Santa Claus, con Joe Perry de Aerosmith a la guitarra. Como para señalar a la posteridad que, esta vez sí, la navidad había llegado.

Escucha Christmas time (is here again) a continuación