Tenía 11 años y un boleto de tren. Un boleto que modificaría su destino; si bien la vida de Walter Tevis ya había cambiado significativamente durante el último año y medio. Diagnosticado con una afección cardíaca, fue internado en un hospital de California, donde enfrentó su tratamiento solo. Mientras, sus padres se mudaron a Kentucky. Dieciocho meses después, recibió un ticket enviado por su familia. De este modo, débil y delgado, el niño recorrió en solitario 3.300 kilómetros de vías férreas hasta su nuevo hogar.

La experiencia dejó huella indeleble en su sensibilidad: como Beth, la protagonista de Gambito de dama, Tevis solía sentirse extraño, fuera de lugar. “Sentimientos que no he negado del todo dentro de mí”, decía en una entrevista a inicios de los años 80, “que he tratado de ocultar con el alcohol durante una gran cantidad de años, pero tienen que ver con haberme mudado de lo que pensaba que era la Ciudad de la Luz, San Francisco, cuando tenía 11 años, al otro lado de las vías: Lexington, Kentucky, donde fui a una dura escuela de los Apalaches”. Una escuela donde a menudo lo golpeaban.

Gracias al éxito mundial de la miniserie de Netflix, editorial Alfaguara pone en librerías una nueva edición de Gambito de dama. Publicada en 1983, la novela recibió elogios de la crítica. The New York Times la llamó la mejor novela sobre ajedrez “que se haya escrito desde La defensa de Nabokov”.

De cierto modo, Gambito de dama recoge las experiencias, obsesiones y adicciones de Tevis, quien nació en San Francisco en 1928 y aprendió a jugar ajedrez a los 7 años. Su abandono en el hospital por parte de sus padres se refleja en la ficción en el orfanato en que crece Beth. “Fue una experiencia aterradora y dañina”, recordó en 1983. Como la protagonista de su libro, a Tevis también le suministraban droga, tres veces al día. Eventualmente esa adicción lo condujo al alcoholismo.

En cualquier caso, el alcohol era parte de su familia. “Me crió una madre muy castradora”, contó. “Mi padre también era alcohólico, pero no lo admitiría”.

Recién llegado en Lexington, sufrió algunas experiencias humillantes. “Un día, después de la escuela, algunos niños lo ataron a un poste de teléfono, le quitaron los pantalones y lo dejaron allí”, relató su hijo William Tevis. “Nunca lo superó, y esto fue parte de su sensación de perdedor”.

Walter Tevis escribió seis novelas, entre ellas The Hustler y El color del dinero. Murió en 1984.

Aunque se cambió de escuela, nunca dejó de sentirse extraño. Con todo, encontró amistad en Toby Kavanaugh, un chico de familia acomodada que tenía una mesa de billar y lo inició en el juego, así como en la lectura de las novelas de ciencia ficción. A los 17 años Tevis se alistó en la Marina y pasó 17 meses en Okinawa, donde se aficionó a apostar en el juego de las carambolas.

Estudió literatura en la Universidad de Kentucky, trabajó como profesor de inglés y comenzó a escribir cuentos de ciencia ficción para revistas como Playboy, Colliers y Cosmopolitan. Uno de sus relatos ambientado en un salón de billar sería la base de su primera novela, The Hustler.

Publicada en 1959, revista Time comparó su prosa con Hemingway, y el productor y director Robert Rossen compró los derechos de adaptación para una filme que protagonizó Paul Newman.

Cuatro años después, entregó una segunda novela, El hombre que cayó a la Tierra (El hombre que vino de las estrellas), una autobiografía en clave de ciencia ficción que llegaría al cine en 1976, protagonizada por David Bowie.

Tras el éxito de ellas, ingresó como profesor en la U. de Ohio en Athens, Ohio. De día hacía clases, por la tardes jugaba billar y ajedrez. En casa, de noche, se emborrachaba. No escribió durante 20 años.

Pero sí estudió ajedrez, entre otros el libro que lee Beth, Aperturas modernas de ajedrez. Mejoró su juego y escribió para The Atlantic Monthly en los 70, cuando se vivía un auge del ajedrez gracias al campeonato mundial de Bobby Fischer. Incluso fue a cubrir el Abierto Nacional en Las Vegas, experiencia que luego le serviría en Gambito de dama. “Ha habido más entusiasmo competitivo, más agresividad en ese tonto gimnasio de la escuela secundaria o en el salón de baile de un hotel de tercera categoría, en el que se juegan torneos de ajedrez, que lo que he visto en cualquier otro tipo de actividad”, comentó cuando se publicó la novela.

En 1976 dejó el alcohol; dos años después renunció a la universidad y se propuso retomar su obra literaria en Nueva York. Escribió Mockingbird (1980), The steps of the sun (1983) y Gambito de dama.

“Me gusta escribir sobre personas que son un tanto parias de la sociedad... Personajes muy inteligentes y fuera de lugar. Me gusta escribir sobre la alienación”, dijo. “En Gambito de dama, mi heroína es una forastera. En El hombre que cayó a la Tierra, el personaje también es un forastero”, dijo a The New York Times. Agregó: “Considero que Gambito de dama es un tributo a las mujeres inteligentes. Me gusta Beth por su valentía e inteligencia. En el pasado, muchas mujeres tuvieron que esconder su cerebro, pero hoy no’'.

“Hay mucho de mi papá en todos esos libros”, dijo William Tevis, su hijo. “Era el hombre más inteligente que he conocido”.

En 1984 publicó El color del dinero, una secuela de The Hustler que fue llevada al cine por Martin Scorsese y que unió en la pantalla a Paul Newman y Tom Cruise. Pero Tevis no pudo verla: murió meses después de la publicación, producto de cáncer, a los 56 años.