El cineasta estadounidense Jim Finn (1968) opera en el circuito independiente, con poco dinero y mucho entusiasmo. Sus películas abordan los “grandes temas” de manera original y provocadora, valiéndose del estilo del documental falso (mockumentary) o de la investigación detallada. Alguna vez habló de los intentos de Kim Jong-il por crear un cine patriota en Corea del Norte (The juche) o de un supuesto programa espacial con destino a Júpiter de la ex República Democrática Alemana (Interkosmos).
Sus admiradores son muchos y la revista británica Screen Daily no ahorró calificativos para su última película The annotated field guide of Ulysses S. Grant (2020) al definirla como “una obra impresionante que tiene claros ecos con nuestra época”. Si alguna vez The New York Times dijo elogiosamente que sus temáticas eran “como objetos pertenecientes a un universo alternativo”, ahora Jim Finn vuelca la mirada a un mundo nada alternativo: su país.
En The annotated field guide of Ulysses S. Grant, que será uno de los eventos más destacados en el Festival de Cine Aricadoc (online y gratis del 18 al 20 de enero) aborda la campaña del comandante general del Ejército de la Unión y futuro presidente Ulysses S. Grant. Lo hace a través de visitas a los parques temáticos, a los sitios de conmemoración de las batallas y, sobre todo, valiéndose de los muchísimos juegos de mesa sobre las batallas más importantes de la Guerra Civil que ensangrentó a Estados Unidos entre 1861 y 1865.
Una de las escenas culminantes de la película ocurre en el Memorial de Stone Mountain (Georgia), donde está el bajo relieve más grande del mundo: los retratados son Jefferson Davis, Robert E. Lee y Stonewall Jakson. Es decir, el presidente y los dos generales más importantes del rebelde Sur, respectivamente.
”Ese memorial se transformó en un gran problema para el estado de Georgia”, comenta Jim Finn al teléfono, mientras maneja por una carretera del estado de Maine, al noreste de EE.UU. “Es el principal destino turístico en la zona y es un monumento a la supremacía blanca. ¿Qué haces con él?”, especifica, aludiendo a que hace tres días fue en Georgia donde se selló la victoria de los demócratas en el Congreso de Estados Unidos.
”Me acuerdo haber ido de pequeño junto a unos primos que vivían en el sur. Hay gente de todas las etnias y colores. No van porque estén los rostros de Lee, Davis y Jackson tallados en la roca, sino porque el parque es realmente maravilloso. Y, claro, se topan con esa aberración”, dice distendido.
¿Qué sensación le invadió la primera vez que vio el memorial a los confederados en Stone Mountain?
Es probable que haya exclamado algo así como “holy shit”. Lo hicieron justamente para dejar en claro que no daban un centavo por los movimientos por los derechos civiles, en plenos años 60. En este momento es una propiedad de privados, pero es evidente que alguien debería echarlo abajo. Todo esa imaginería es parte de la narrativa de los sureños buscando ensalzar las eventuales cualidades heroicas de sus generales. Son sus fantasías. Es la llamada “causa perdida” (ideología que justifica la lucha del sur). Cuando yo era niño era muy evidente para mí aquel discurso del rebelde sureño que lucha contra generales alcohólicos y maniáticos del control como Ulysses S. Grant o cuando se satanizaba a alguien como el general William Sherman por sus continuos ataques masivos. Lo culpaban por su especial crueldad cuando mataba a los perros de las plantaciones. Pues bien, los animales estaban entrenados para perseguir y cazar humanos. No se trataba de inermes mascotas y, de hecho, su entrenamiento no se podía deshacer. Hubieran seguido cazando hombres. Al retratar a alguien como Ulysses S. Grant quise también moldear un personaje similar el de Clint Eastwood en sus mejores películas. Es decir, el combatiente que trata de hacer lo mejor en una situación o escenario por naturaleza nefasto como una guerra.
¿Cuál es su diagnóstico sobre la actual situación de Estados Unidos?
Es evidente que el problema de los supremacistas blancos no va a desaparecer. Pero además es un mal que afecta a todo el mundo. Creo que en mi país tiene que ver, entre otras cosas, con la importancia que adquirió la Iglesia Bautista del Sur en los años 70 y 80, al punto de que se apropió del Partido Republicano. Por otro lado lo del Capitolio antes de ayer no es un hecho aislado y sin precedentes. Ya sucedió en mayo del año pasado en el Capitolio de Michigan, cuando un grupo de extrema derecha se tomó la legislatura. En esa oportunidad hubo una condena de los medios más liberales, pero no de los conservadores. Probablemente pensaron que ahora la respuesta sería igual, pero para desgracia de ellos hubo un rechazo general. Ahora bien, no creo que la mitad del país sea afín a la derecha más radical. Tienen poder, pero debe ser un tercio o un cuarto. En fin, así es la democracia. Es un sistema frágil, hay que cuidarlo y después de un gran presidente puede perfectamente venir otro que sea un nazi (risas).
¿Qué le parecieron las banderas confederadas exhibidas en el Capitolio?
En este mismo momento voy manejando hacia el extremo de la península de Maine, donde no hace mucho echaron abajo una bandera confederada. Tal vez no desaparezcan de una sola vez en el país, pero se convirtieron más rápido de lo que creíamos en el símbolo del odio y la división. Lo mismo pasa con las que se desplegaron en Washington antes de ayer: están condenadas a representar la intolerancia.
¿Cómo se originó la película?
Estaba molesto por lo que estaba pasando en el país desde que asumió Trump y decidí ir a la historia. Me fijé en la figura del general Ulysses S. Grant. Desde mi punto de vista su labor tiene que ver con esta pregunta: ¿Qué hacer cuando un tercio del país es tomado por un grupo de supremacistas blancos? Eso es más o menos lo que sucedió al inicio de la Guerra Civil y es lo que desató la lucha fratricida entre blancos. Desde mi punto de vista fue una guerra de liberación. Por otro lado, seguir la ruta de Grant por los estados confederados es una excusa para iluminar detalles importantes, entre los diferentes matices de los generales sureños: desde el “gentil” supremacista Robert E. Lee hasta un tipo de la línea dura como Nathan Bedford Forrest.
¿Qué otros detalles hay?
Uno de ellas es la ayuda prestada por la población negra a los soldados de la Unión. Básicamente fueron su personal de inteligencia militar cuando entraron al sur, pues la población blanca que podía simpatizar con ellos había sido asesinada o estaba encarcelada. No podían confiar en el resto de los blancos. Los esclavos o ex esclavos se transformaron de esta manera en los ojos del Ejército del norte: conocían el territorio y los ayudaron a desplazarse. Grant escribe en sus memorias como un ex esclavo le dijo exactamente en que sitio seguro podía acampar su ejército al otro lado del río Mississippi, sin correr peligro de atque confederado. Curiosamente este tipo de acciones han sido ignoradas y recién ahora hay un nuevo interés. Es ahora, en medio del alza de los supremacistas y en la época del Black Lives Matter que son recordados.
Festival Aricadoc
La cuarta versión del Festival de Cine Aricadoc será online y gratuita y no solamente se podrá ver en Chile, sino que también en Perú y Bolivia. Uno de los eventos más destacados de esta versión es la retrospectiva dedicada a la cineasta e intelectual vietnamita Trinh T Minh Ha, que en palabras del director de Aricadoc, Juan Pablo Donoso, “es una de la primeras documentalistas que comienza a cuestionar de forma sistemática y reflexiva la objetividad, el machismo y el racismo en el cine de no ficción”.
Sobre su cine, Donoso agrega: “Sus películas son un secreto a voces y nunca habían sido estrenadas en nuestro país. Mucho del documental contemporáneo debe sus búsquedas a las puertas que esta cineasta se atrevió a cruzar hace ya casi 40 años”.
Esta versión de Aricadoc también traerá Epicentro, filme del renombrado cineasta austríaco Hubert Sauper (La pesadilla de Darwin) que indaga en la Cuba actual y que el año pasado ganó el Gran Premio del Jurado en la sección Dpcumental del Mundo del Festival de Sundance; y Carelia: Internacional con Monumento, cinta del venezolano-español Andrés Duque, que se introduce en una familia de la región de Carelia, en la frontera entre Rusia y Finlandia.