De bufón de la pantalla al récord en los Globos de Oro: el nuevo estatus en la industria de Sacha Baron Cohen
El multifacético actor de 49 años, conocido por sus parodias y personajes cómicos como Borat y Ali G, sorprendió esta semana con sus tres nominaciones a los Golden Globes, igualando la marca de colegas de la talla de Jamie Foxx y Helen Mirren. Con una carrera gestada en la irreverencia y la sátira, el caso del británico es a lo menos curioso: luego de prometer que abandonaría al estilo que lo hizo famoso, este mes podría recibir -por segunda vez y gracias al mismo personaje- el premio que obtuvo con “Borat” en 2006.
Ya sea como un ingenuo periodista de Kazajistán o como el dictador de una nación ficticia del continente africano, Sacha Baron Cohen ha hecho gala de su versatilidad en pantalla y de un registro cómico anclado en la sátira y la irreverencia desde su despegue actoral, en la década de los 90. Un estilo políticamente incorrecto que polariza opiniones, tan grueso como efectivo, que el actor británico moldeó desde su infancia, observando a los legendarios Monty Python y al comediante Peter Cook para años después volcarlo en personajes como Ali G, protagonista de uno de sus primeros programas en TV y del recordado videoclip de “Music” (2000), de Madonna.
Pero detrás de un humor de brocha gorda e incómodo, que incluso le ha costado demandas en su contra -sobre todo cuando ha explorado el género del falso documental-, Baron Cohen ha ido dando muestras que detrás del bufón había también un artista de registro más amplio, sin abandonar su estilo original pero sorprendiendo en los últimos años con otro tipo de personajes y proyectos, que lo han convertido en una de las figuras más camaleónicas del cine, la televisión y el streaming. Incluso, en una de las revelaciones del inicio de la temporada de premios.
Sin el reconocimiento y los aplausos de una carrera consagrada como la de Olivia Colman, ni la promesa juvenil de un talento al alza como el de Anya Taylor-Joy, hay algo que el británico de 49 años comparte con estas figuras del Hollywood actual. Entre ellas, su reciente nominación en múltiples categorías en los Globos de Oro, uno de los más importantes hitos del cine y la TV de inicios de cada año.
La lista de nominados a los premios, liberada el miércoles pasado, reveló que Baron Cohen competirá en tres apartados en la ceremonia del próximo 28 de febrero: Mejor actor de comedia o musical por “Borat 2”, Mejor película de comedia (en su rol de productor de la misma cinta) y Mejor actor de reparto por “El juicio de los 7 de Chicago”, el elogiado filme dirigido por Aaron Sorkin y estrenado en Netflix. Con esto, uno de los grandes juglares de la pantalla de este siglo se las arregló para igualar el récord de más nominaciones en un solo año a los Globos de Oro, que ostentaban colegas de la talla de Helen Mirren y Jamie Foxx.
A lo anterior se suman los Sag Awards, que también incluyeron al creador de Ali G como candidato en la categoría de Mejor actor de reparto por su rol dramático para Netflix. Una cinta que también podría hacerse del premio al mejor elenco.
Aunque no todo ha cambiado tanto en el inglés: en su estilo, el actor reaccionaba esta semana a sus nuevas nominaciones a los Golden Globes en Twitter: “Estoy sorprendido de estar nominado para tres Globos de Oro, y felicitaciones a la increíble @MariaBakalova96 también. Nos sentimos muy honrados, y en caso de que no ganemos ninguno, ya contraté a Rudy Giuliani para impugnar los resultados”, publicó, en alusión a la polémica que vivió con el exalcalde de Nueva York y abogado de Donald Trump durante la realización de “Borat 2″, donde Giuliani fue capturado en una comprometedora posición junto a la actriz en una habitación de hotel.
A esto hay que sumar que las dos primeras nominaciones del actor se vinculan directamente con su estilo más reconocido, gracias a la nueva entrega de Borat. De hecho, por este personaje ya ganó un Globo de Oro en 2006. Ahora podría repetirse el plato y sumar un nuevo reconocimiento por su otra faceta, la de actor más “serio”, algo que ya había demostrado en papeles como el de Eli Cohen en la serie “El espía”, de Netflix. Otro hito que ayudó validarlo en la industria.
De hecho, la intención original de Baron Cohen era alejarse del tipo de comedia que lo lanzó a la fama. Esto último tras su película de 2009 “Bruno”, argumentando que había quedado traumatizado tras la grabación.
En dicha cinta interpretó a un extravagante gurú de la moda austriaco que viaja a Estados Unidos para cumplir sus anhelados sueños de alta costura. Claramente una parodia a los diseñadores y modelos, dentro de los mismos márgenes de falso documental. Ahí Cohen se puso al límite, arriesgando su integridad en el proceso. Todo quedó en el corte final.
“Durante unos seis meses después, cada vez que escuchaba la sirena de la policía, empezaba a ponerme tenso porque la policía me perseguía mucho. Prometí no volver a hacer otra película encubierta”, confesaba a Variety por ese entonces.
La improvisación e irreverencia que lo caracterizaban parecían tener sus días contados y el actor comenzaba a buscaba la seguridad del guión y de los chistes libreteados, pese a que “Borat” fue un éxito total, con más de 260 millones de dólares recaudados en todo el mundo y los medios especializados a sus pies.
Así fue sumando proyectos como Hugo (2011), de Martin Scorsese, o “El dictador” (2012), donde también fue productor y guionista, bajo la dirección de Larry Charles, con quien ya había trabajado previamente.
Pero algo en el camino lo hizo volver a la improvisación y a las cámaras ocultas. Y ese algo ocurrió en 2017, con la llegada a la Casa Blanca del ahora expresidente Donald Trump. El hito motivó al actor a crear nuevos personajes en su serie de televisión “Who is America?”, de 2018, sátira moderna de la nación estadounidense emitida por Showtime. Y luego con el retorno definitivo de su rol más reconocido, Borat. “Sentí que la democracia estaba en peligro”, admitió en su momento al referirse al trumpismo.
Una secuela no tan aclamada como la primera, pero en la misma senda. Estrenada antes de las elecciones estadounidenses, con un Cohen crítico y también convencido de que la cinta entregaba un mensaje relevante ante las polémicas del mandatario y la mala respuesta de su administración al coronavirus.
Ahora, parte de su nuevo estatus en la industria se debe a un rol más serio como Abbie Hoffman en “El juicio de los 7 de Chicago”, actuación que incluso resuena para los próximos premios Oscar. Allí interpreta a un activista social de finales de años 60 enfrentado a un juicio por parte del gobierno federal, que lo acusa de conspiración.
La relación con ese activista retratado ahora en la ficción se remonta a 2007, cuando Steven Spielberg era el cabecilla del proyecto cinematográfico. Tras años congelado, Sorkin supo que Baron Cohen seguía siendo el indicado cuando la producción arrancó bajo su liderazgo.
Aunque el actor ya tenía identificado al personaje de Hoffman desde sus tiempos de universidad. “Él sabía que al convertirse en un emprendedor tendría un mayor impacto en la multitud, y su objetivo era influir en la gente, hacer que la gente tomara inmensos riesgos para librar la guerra en Vietnam”, comentó el inglés en conversación con Variety. “Usó el humor para inspirar a sus seguidores y se dio cuenta de que lo absurdo era una forma de socavar instituciones que él pensaba que eran corruptas”, agregó, reflejando un paralelismo entre carreras distintas.
“De alguna manera, Sacha está haciendo una revolución en el mundo a través de Borat. Y luego lo ves interpretar a Abbie Hoffman, quien dedicó su vida a la revolución. Las similitudes son enormes”, comentó Maria Bakalova a Los Angeles Time, quien hace el papel de la hija de este en la comedia.
Baron Cohen incluso detuvo las grabaciones de la segunda parte de “Borat” en 2019, con el fin de continuar consu papel Hoffman. Dos proyectos realizados a contrarreloj. “Es muy atrevido y hay mucho peligro involucrado, pero también hay una gran diferencia entre quién es él como persona y quien ves en la pantalla”, dijo su colega Seth Rogen sobre comediante británico, quien difícilmente aparece en público si no es bajo la piel de alguno de los personajes que lo lanzaron a la fama y que hoy lo tienen nominado a importantes premios.
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