Viejos de Mierda: la obra estelar que marcó la adultez de Tomás Vidiella y que él consideraba “premonitoria”
El montaje que empezó en 2016 con Jaime Vadell y Coco Legrand se convirtió en uno de los más vistos en la historia del teatro local. "La obra ha sido premonitoria, habla de temas que hoy se han puesto en primerísima plana”, dijo el actor en octubre de 2020 en entrevista con La Tercera.
En una municipalidad cualquiera, tres hombres de la tercera edad coinciden mientras esperan un número para sacar licencia de conducir, lo que aprovechan para hablar de sus propios destinos: su lejanía con las generaciones más jóvenes, sus momentos de soledad, la incomprensión del mundo externo, una sociedad que ya no los abraza como antes, una vida activa entre remedios, médicos y tratamientos.
Esa es en cierto modo la columna vertebral de Viejos de mierda, la obra estrenada en 2016 por Tomás Vidiella, Coco Legrand y Jaime Vadell -escrita por Rodrigo Bastidas- y que se ha convertido en uno de los sucesos más grandes en la historia del teatro chileno. La primera parte podría pasar en alguna oficina pública chilena, aunque con menos frecuencia: ante la pandemia del Covid-19, el público en edad de riesgo se sigue cuidando de filas y conversaciones con extraños.
Pero la segunda parte es un fiel retrato de cómo el confinamiento ha puesto un renovado acento sobre la vida adulta: la soledad, el abandono y los conflictos que precisamente vive el sector de la población más proclive a la agresividad de la enfermedad. ¿Fue premonitorio que Viejos de mierda hablará de estos tópicos hace ya cuatro años?
“La obra ha sido premonitoria, habla de temas que hoy se han puesto en primerísima plana”, comentó Vidiella en una de las últimas entrevistas que dio, en octubre pasado a La Tercera, cuando precisamente junto a Legrand promocionaba una temporada virtual de Viejos de mierda.
En la conversación, el actor también comentó: “Es sorprendente que una obra sea tan premonitoria de lo que va a pasar. Nosotros no sabíamos qué iba a suceder esta pandemia, nadie sabía en el mundo, y de repente sucede y nos encontramos que estábamos hablando de lo mismo”.
Eso sí, también decía que había días en que sentía que las cosas no marchaban del todo bien: “Afortunadamente digo ‘que rico es sentirme tan bien a veces’; hay días que me deprimo también y ando gateando por el suelo porque soy un ser humano, pero me alegro con cosas y me amargan otras”.
En un café
La obra Viejos de mierda nació a mediados de 2016, cuando el actor y guionista de televisión Rodrigo Bastidas (58) llamó a Jaime Vadell (83) por teléfono. “Tengo una idea que podría interesarte”, le dijo. El también fundador del Teatro Aparte quería escribir una obra para él, y además dirigirlo en escena, tal y como Vadell lo había hecho en 1980, en La república de Jauja del Teatro La Feria, su primer montaje profesional.
Días más tarde se reunieron en el Tavelli de Providencia. En cuestión de semanas, el concurrido café terminó convirtiéndose en el laboratorio de escritura del texto de Viejos de mierda, la exitosa comedia estrenada en septiembre de ese mismo año en el San Ginés, y, ya está dicho, uno de los fenómenos más inusitados del teatro chileno de los últimos años: en 2017 y 2018, el montaje fue el más visto en ambas temporadas.
Vadella ya por esos días reconocía que el proyecto era un hito mayor del teatro local. “Son unos datos impactantes. Yo al menos no tengo memoria de un éxito como este. Es único. Porque las otras obras que se pueden comparar, al menos en número, son La pérgola de las flores o La negra Ester, aunque son obras de 15, 20 o 30 personajes, y esta es una de tres caballeros y rompe récords. Es un texto muy sólido y un elenco muy bueno también, y probablemente no sería así de exitosa sin estos tres intérpretes. Hay que echarse flores también, porque a la larga estos viejos están tan activos como nosotros tres: tienen un proyecto, uno insólito, por lo demás, que es echar abajo el edificio del Costanera Center. O sea, son unos terroristas encima. Yo creo que esa mirada tan divertida está provocando que el público se desplace también, y se aleje cada vez más de los antiguos clásicos”.
Según cifras entregadas por la Sociedad de Directores Audiovisuales, Guionistas y Dramaturgos (ATN), entre septiembre de 2016 (fecha en que se estrenó) y diciembre de 2018, Viejos de mierda les reportó a ambos autores ingresos por derechos de autor que exceden los $ 183 millones, correspondientes al 10% del total de la recaudación. Muy por encima de las ya citadas La pérgola de las flores, de Isidora Aguirre y Francisco Flores del Campo, o La Negra Ester, de Roberto Parra y Andrés Pérez, que según los mismos datos en seis años (2012-2018) obtuvieron $ 31 y $ 26 millones, respectivamente. Es decir, ni la cuarta parte.
Pero, más allá de las cifras, todos siempre profesaron una entrega total a una historia que hacía repletar todos los teatros posibles. Vidiella al parecer lo tenía claro e incluso siguió sobre las tablas tras varias veces superar capítulos difíciles de salud; por ejemplo, en 2018 estuvo internado 18 días en el Hospital Clínico de la UC debido a una compleja neumonía.
Aunque las funciones de Viejos de mierda se suspendieron, semanas después el intérprete volvió al oficio que siempre había considerado parte central de su destino.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.