“Lo tomamos con mesura”: cómo se vivió la nominación al Oscar en el hogar donde se desarrolla El Agente Topo

Hogar Agente Topo

El director del lugar habla con Culto acerca de la noticia de esta mañana, cuando la cinta de Maite Alberdi fue nominada al Oscar en la categoría Mejor documental. Además, aquí un repaso de lo que sucedió con el resto de los protagonistas de la elogiada producción.


Las vidas de quienes aparecieron en El agente topo -y también la de la residencia para el adulto mayor que funciona como eje de la historia- continuaron su curso tras la película.

Por ejemplo, Rómulo Aitken, el detective, oriundo de Valparaíso, tuvo una carrera de 30 años en la PDI. Luego se acogió a retiro y en 2004 instaló su oficina de Asesoría de Investigaciones Criminalísticas. En 2005 fue procesado por causarle lesiones a su pareja, tal como señaló El Mostrador, explicando que su mujer tramitó una causa en el 17 Juzgado del Crimen de Santiago, aunque después decidió retirarla.

Actualmente, mantiene su empresa A&A Investigaciones privadas, ubicada en Providencia. En enero reconoció que no quería ver la película.

Por otro lado, de las adultos mayores que protagonizan el filme, Rubira Olivares y Marta Olivares (sin parentesco), las amigas de Don Sergio en el Hogar San Francisco del Monte, volvieron a las redes sociales en febrero pasado, puesto que recibieron sendos ramos de flores de parte de “un amigo que vio la película”.

Flores

¿Y las demás? Habla con La Tercera el actual director del hogar, el kinesiólogo Rodrigo Apablaza: “Una falleció en pandemia, y otra falleció antes” asegura, sin especificar nombres ni causas.

Sobre la noticia del día, la nominación del filme a los Oscar en la categoría Mejor documental, Apablaza opina con la pelota al piso. “Lo tomamos con harta mesura, estamos en situación de pandemia y es complejo para todo. No lo solo este Eleam, sino a nivel nacional, tuvieron una crisis grandota por la enfermedad”.

Apablaza cuenta lo complejo que fue el momento en que llegó a trabajar al hogar. “Cuando llegamos en julio con otro compañero, que es fonoaudiólogo, entre los dos nos hicimos cargo, estaban la mayoría de los residentes contagiados. Pedimos un testeo masivo a todos los residentes y empezar a trabajar desde ahí. Hasta el momento nos ha ido bien eso”.

“Es un contraste grande, entre la festividad de un Oscar y la situación en que se encuentran los Eleam, y no solamente este. Sino que a nivel nacional los Eleam están todos con una situación compleja. Mucho deceso, mal manejo en algunos lugares. Uno que es profesional de la salud trata de manejarlo con mesura”, agrega.

Los que pueden recibir visitas lo hacen dos veces a la semana. “Con una restricción de media hora y con distanciamiento social de tres metros más los elementos de protección personal. Casi no se les ve la cara porque tienen que estar con mascarillas”.

“Un bonito momento”

En el hogar San Francisco, por supuesto que se exhibió la película. Los funcionarios la vieron en agosto, y los residentes, en noviembre.

“En principio, decidimos no mostrársela a los residentes por el tema de la pandemia y los decesos que hubo de algunos residentes que salen en la película -cuenta Apablaza- Algunos residentes estaban bien contentos porque se vieron, hay algunos con situación cognitiva alterada, tipo alzheimer, y se reconocieron. Fue bien bonito el momento”.

Apablaza asumió la dirección del establecimiento debido a que la directora -la que aparece en el largometraje- se encuentra con licencia.

-¿Qué te parece que un asilo de ancianos protagonice esta película que ha tenido un alcance global?

-Es una muy buena instancia para que a nivel estatal, privado, genere conciencia de ayudar a los hogares, los Eleam. Aquí en este país los adultos mayores son bien relegados, pasan muchas a segundo plano, y que les de protagonismo la película es buenísimo, para mostrar su verdadera realidad.

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