Sororidad e inspiración sureña: Ania Ivania, la voz del soul chileno
La cantante cuenta con una trayectoria que abarca diversos géneros y el pasado viernes lanzó su último single, con miras a un nuevo álbum para mediados de año. Aquí, habla con Culto acerca de su presente pandémico y sus planes.
Más allá de cualquier pretexto o inconveniente producto de los tiempos actuales, el proceso creativo de la cantante Ania Ivania no se ha visto del todo frenado, ni siquiera por el entorno rural donde se sitúa por estos días. La compositora de Puerto Montt, y una de las voces emergentes del soul en Chile, sigue estructurando una carrera ascendente amparada en ese género, sumando además revitalizadores tintes de funk y pop.
El año 2020, y su escenario virtual, sirvió para adelantar parte de su nuevo disco con un sencillo y el 2021 ha seguido la misma tónica de cara a “1000kaos”, un segundo álbum que marca su retorno a los trabajos de mayor extensión y cuyo lanzamiento está planeado para el próximo mes de julio.
Como parte de eso, el pasado viernes llegó a plataformas digitales “Cuerda ajena”, tercera pista de lo nuevo y una composición que refleja una “verborrea, un desahogo, producto del cansancio, de lo que implica o lo que se esperaba de mí por haber nacido mujer”, según asegura.
Con un historial marcado por su paso en agrupaciones como La Rata Blusera y La Chile Big Band, la puertomontina debutó como cantante solista en 2019, lanzando ese mismo año “Aire”, un EP de cinco canciones que le dio notoriedad como una de las voces potentes del soul gestado en el país. “Es un especie de nueva visión del género, el trabajo que hago no es precisamente un soul puro, también lo mezclo con distintas influencias”, detalla sobre sus obras recientes.
Ahora, esa carrera volverá con un producto que define como “un viaje desde la vorágine máxima del ruido hasta la calma de un paisaje maravilloso que te abraza”, esto entre las parajes del sur de Chile, la mezcla de géneros -desde el reggae al rhythm and blues- y un mensaje de activismo social que pareciera ser uno de los ejes centrales de lo que ha venido creando.
“En lo personal, escucho muchas creaciones con un sentido social, y estoy consciente de eso y lo manifiesto, sin embargo mis canciones no son tan explícitas en esos términos, aunque tienen ese mensaje de reflexión, de escucha, de alejar los miedos y la inseguridad”, cuenta en un llamado telefónico.
Nuevas creaciones que tuvieron que aguardar en tiempos marcados por la ausencia escénica y el constante peligro de una posible falta de motivación. Unos meses que obviamente afectaron en cierta medida a la también activista y a la grabaciones de las pistas que tuvieron que aplazarse una y otra vez durante el año pasado.
“Golpeó el desarrollo normal, inicialmente teníamos muchos planes de giras, conciertos y creaciones nuevas. La pandemia en un momento nos frenó y tuve que volver a Puerto Mont. Pero la estancia en el sur sirvió mucho para comenzar a crear nuevas cosas y para replantearme ciertas ideas creativas”, cuenta. “Ahora, lo veo como un impulso y un momento netamente para crear, sin conciertos y más allá del streaming, hay que cultivar ese tiempo, pese a que al principio fue difícil. Uno no saca nada con resistirse al cambio y a la evolución que trae”.
De tal manera, en el corto plazo y previo a la salida de su nuevo álbum, la cantautora prepara su participación en Chamana Moon Fest el próximo 10 de abril. Un festival colombiano que también reunirá a figuras de la música nacional como Ana Tijoux y Pascuala Ilabaca.
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