Con Total Libertad, de Zadie Smith (Salamandra)
Narradora y ensayista, la británica Zadie Smith (1975) cuenta que desde muy temprano eligió ser hija de la novela. “Prácticamente todo lo demás quedó subyugado a esa pasión dominante: leer historias”, anota. “Y uno de los motivos que me llevaron a escribir mis propias novelas es que abren una ventanita a la posibilidad de estudiar al margen de cualquier profesor o escuela”, agrega en un ensayo dedicado a Joni Mitchell, que atraviesa por Séneca y Kierkegaard para terminar hablando de la identidad artística: “lo peor que le puede ocurrir a un artista es existir solamente como una herramienta de la epifanía de otro”. Este volumen reúne una treintena de ensayos de la autora de Dientes blancos, en los que despliega libre y sagazmente su curiosa inteligencia, su rica gama de lecturas y referencias, desde la literatura y la filosofía a la música pop. Ya sea que hable de Facebook, el Brexit, Philip Roth o las diferencias en el baile entre Michael Jackson y Prince, su mirada resulta siempre reveladora y estimulante.
Safari, de Pablo Toro (Montacerdos)
Un adolescente en Santiago sueña o imagina a uno de sus compañeros de colegio en Bagdad “con un fusil en sus manos, perdido en un campo de batalla y sonriendo por la negrura del cielo y por el fulgor de las llamaradas”. La primera novela de Pablo Toro (1983) está conformada por tres relatos conectados entre sí, en el primero una pareja de chilenos se suma como mercenarios a la invasión estadounidense en Irak; el segundo recoge el diario de aquel adolescente en un colegio británico, en los días previos y posteriores a la muerte de Pinochet, y el tercero lleva al lector a un escenario de un mundo distópico. Son tres espacios y momentos muy distintos, donde reaparecen personajes y donde la la violencia y la sombra de lo ominoso atraviesan la narración. Eventualmente la estructura y los juegos temporales afectan la cohesión de la novela, pero aun así construye un universo de gran fuerza expresiva, un mundo oscuro, violento y burlón, una pesadilla salpicada de humor y narrada con agilidad y elocuencia.
Por qué Volvías cada Verano, de Belén López Peiró (Hueders)
“Y entonces, ¿por qué volvías cada verano?”. Cuando Belén López Peiró denunció los abusos que sufría de su tío, comisario de policía de Buenos Aires, su entorno se trastornó. De la incredulidad a la sospecha, su versión comenzó a ser cuestionada y su familia se dividió. La policía dudaba de ella y su tía, pareja del abusador, la acusó de inventar cosas por resentimiento. De los 13 a los 16 años, Belén fue víctima de abusos sexuales en su entorno familiar; a ese dolor se sumaría luego la vergüenza y el rechazo cuando venció el temor de hablar de ello. Recogiendo testimonios judiciales del caso y las voces de su familia, su abogado y los sicólogos, la escritora recrea esta historia cruda y desoladora y refleja con distancia las tensiones y el complejo entorno que enfrentan las víctimas de abuso. Un libro valiente, doloroso y de poderosas resonancias.
Tres Noches en la Escuela, de Andrés Montero (SM)
San Juan era el patrono del pueblo, y para la Noche de San Juan la gente solía cumplir una serie de ritos mágicos, como perseguir tesoros enterrados o buscar el rostro del diablo en el espejo a medianoche. En la escuela del pueblo, enclavado en un sector aislado de la cordillera, tenían otra tradición: la mañana del 23 de junio los abuelos iban a contar historias a las salas de clases. Cierta mañana, una abuelita que nadie conocía apareció y les contó una historia antigua a seis alumnos del último curso. Era una historia de amor y amistad y muerte, que podría explicar el alma en pena que se dice que habita en el colegio. Los chicos recibieron una petición de ella: entrar de noche a la escuela y contactar al fantasma que vive en ella. En la tradición de las leyendas orales, Andrés Montero (1990) narra una historia de misterio dirigida a jóvenes lectores, que recupera folclor y mitos locales y que depara un desenlace sorpresa.