Sanfic se suma a la tendencia mundial y elimina las distinciones de género en los premios a los actores
A partir de la edición que desarrollará entre el 15 y 22 de agosto, el certamen nacional suprimirá el galardón a Mejor actriz y actor, dando paso al reconocimiento a Mejor interpretación, tal como ya practican los festivales de Berlín y San Sebastián. Gratuito y online por segundo año consecutivo, el encuentro también anuncia a las cinco realizadoras que conformarán su sección Directoras en Foco.
Ante la falta de certezas que prolifera en tiempos de pandemia, el Festival de Berlín estableció en agosto pasado una hoja de ruta clara frente a la que sería su edición 2021: ya no entregaría los Osos de Plata a Mejor actriz y Mejor actor, que serían reemplazados por los galardones a Mejor interpretación principal y Mejor interpretación de reparto.
La razón la especificaron en su momento los directores del festival, Mariette Rissenbeek y Carlo Chatrian: “Creemos que no separar los premios en el campo de la actuación según el género es una señal de una conciencia más sensible hacia el género en la industria del cine”.
Esta nueva era comenzó en marzo premiando a la alemana Maren Eggert (protagonista) y la húngara Lilla Kizlinger (de reparto), mientras la instauración de este cambio ha generado que certámenes como San Sebastián adopten la misma medida, en sintonía con los llamados de mayor inclusión y respeto a la diversidad sexual en la industria.
En el plano local el primero en realizar ese ajuste es Sanfic, que tiene fijada su 17° edición entre el 15 y 22 de agosto. El encuentro nacional estrenará en esa ocasión su premio a la Mejor interpretación, que reemplaza al de Mejor actriz o Mejor actor, que se entregaba en la Competencia Internacional y en la de Cine Chileno de manera alternada según la preferencia de los jurados de cada versión (en 2015 lo ganó Nicolás Zárate, por El Tila: Fragmentos de un psicópata, dos años después lo compartieron Tomás Vidiella y Jaime McManus, por La memoria de mi padre).
Carlos Núñez, director artístico del festival, explica en un comunicado de prensa: “Nos parece importante ir con los cambios y por eso hemos modificado el premio de ‘Mejor actriz y Mejor actor’ por el de ‘Mejor Interpretación’ tanto en la competencia internacional como en la de cine chileno. Nos sumamos así a los amigos de Berlín y San Sebastián eliminando la distinción de sexo con el fin de seguir ayudando a construir una sociedad más justa e igualitaria”.
El año pasado el encuentro incorporó por primera vez una sección que también conecta con los nuevos tiempos. Bajo el nombre Directoras en Foco, el certamen reunió las nuevas películas de seis realizadoras provenientes de Europa, Asia, Latinoamérica y Estados Unidos. Este año el festival presentado por Fundación CorpArtes e Itaú, y producido por Storyboard Media, vuelve con esa parte de su programación, incluyendo a cinco cineastas de diversos puntos del mundo.
“En los tiempos que vivimos hoy en día, nos parece sumamente importante apoyar y reconocer nuevamente el gran trabajo que realizan mujeres de todo el mundo en la industria cinematográfica. Las artes y las culturas, al igual que otras actividades, necesitan transformarse en espacios más equitativos con igualdad de oportunidades para todas las personas, por eso quisimos visibilizar el trabajo detrás de cámaras de mujeres directoras a través de las cinco creaciones audiovisuales que se presentarán este año”, indica en un comunicado Francisca Florenzano, directora ejecutiva de Fundación CorpArtes.
La más experimentada del grupo es Sandra Gugliotta, una de las integrantes del llamado Nuevo cine argentino que pujó fuerte entre fines de los 80 y los años 90. La directora de Un día de suerte (2003) estrena Retiros (in)voluntarios, documental en que reflexiona sobre las experiencias de trabajadores de Francia en 2008 y las de Argentina de hace 25 años, con la privatización de empresas telefónicas como telón de fondo.
También en la no ficción, en Users la mexicana Natalia Almada estudia la relación entre la tecnología y los humanos, con un guiño a cómo se ha estrechado el vínculo durante la pandemia. “Es mostrar que estamos más conectados y más solos”, ha señalado la cineasta que a inicios de año fue premiada en Sundance por este filme.
Completa la presencia latinoamericana la brasileña Marina Thomé, autora de Aquilo que eu nunca perdi, que sigue los pasos de Alzira E, artista de un pequeño pueblo cercano al Pantanal brasileño que asentó su carrera en la escena urbana y underground de São Paulo, y que hoy lidera una banda de rock.
En Slalom, que ostenta el rótulo de ser parte de la Competencia Oficial de Cannes 2020 (pese a que no se realizó), la francesa Charlène Favier estudia una historia de abuso de un profesor de esquí y excampeón hacia una joven promesa del deporte.
Argentina de nacimiento pero criada en Gijón y residente en Estados Unidos, Amalia Ulman viene de ser doblemente premiada en Bafici. Su ópera prima, El planeta, es una historia de reconexión entre una excéntrica madre y su hija tras la muerte del papá de esta. Filmada en blanco y negro, la cinta tiene elementos autobiográficos y es protagonizada por la misma directora junto a su mamá, Alejandra.
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