Llamadas de Mamá, de Carole Fives (Hueders)
A los 62 años Charlène conserva tanta energía como sentido del humor. Si acaso, le falta un poco de filtro. Pero se siente sola y llama a su hija obsesivamente. Sus llamadas son una mezcla de reproches, anécdotas, manías y afecto, y a través de ellas se revela la personalidad posesiva, egoísta, en ocasiones tóxica y divertida de una madre poco convencional. Cuando le diagnostican cáncer, dice que la enfermedad poco le importa, pero le da la posibilidad de reclamar la atención de sus hijos. “No puedo irme de aquí habiendo tenido una vida tan cutre. ¿Tú crees que se me caerán las pestañas? ¿Y las cejas?”, pregunta. Y ante la posibilidad de la muerte: “¿Y a quién voy a encontrarme en el Cielo? ¿A mi familia? No, por favor, piedad”, dice. Magnética y compleja, la voz de Charlène protagoniza -copa completamente- un libro que transmite desenfado, emotividad y frescura.
Dibujando el Cosmos, de José Maza (Planeta)
En el mundo antiguo, los fenómenos del cielo y la Tierra eran expresión de los dioses: el universo respondía a los caprichos de Urano, Cronos, Zeus y compañía. Pero en el siglo VI a. C., en Grecia, aparecen pensadores que “quieren explicar el mundo a partir de principios”, escribe el astrónomo José Maza. De Tales de Mileto a Aristóteles, y de Aristarco a Arquímides, Maza visita el nacimiento de la matemática y la astronomía, así como algunos mitos vinculados al cosmos y el origen de los calendarios. “La aventura de la ciencia está recién empezando; en miles de años el conocimiento será notablemente mayor, pero en sus fundamentos, en su base, seguirán reinando las ideas de Arquímides y tantos otros, aquellos gigantes sobre cuyos hombros se subió Newton para configurar las leyes de la mecánica”, afirma, en este libro sencillo y didáctico que concilia ciencia y mitología.
La Colina que Ascendemos, de Amanda Gorman (Lumen)
Amanda Gorman es la poeta más joven que ha leído en una investidura presidencial. Su poema logró al menos dos momentos de conmoción. El primero durante la lectura: cómo resonaron sus palabras, animadas de emoción y claridad, en la asunción de Joe Biden. Y luego, en la controversia en torno a su traducción: la autora exigió que sus traductoras fueran mujeres, activistas y no blancas, lo que provocó un intenso debate. Editado en versión bilingüe, el poema -escrito en un lenguaje llano y transparente- transmite un mensaje de esperanza, justicia y un profundo sentido histórico: “Somos herederos de un país y un tiempo en los que una flaca chica negra/ descendiente de esclavos y criada por una madre soltera,/ puede soñar con convertirse en presidenta/ y verse recitando ante un presidente”.
Las Arpilleras, de Marjorie Agosín, ilustraciones de Cynthia Imaña (Mis Raíces)
La pequeña Celeste escucha con atención a su nana Delfina, que llegó a su casa desde el sur con historias, canciones y madejas de lana. “Esta lana es un collar hecho de historias y también de silencios. ¿Sabías que en el silencio hay voces que todavía no aprendemos a descifrar?”, le decía. De la mano de Delfina, Celeste conoció el amor hacia las manos, manos que ayudaban a nacer, a peinar a los niños y a despedir a los muertos. También, a componer arpilleras, esos cuadros bordados, con pedacitos de telas con que las mujeres contaban historias y recordaban a sus desaparecidos durante la dictadura. Marjorie Agosín recupera la historia de estas artesanas en este relato escrito con sencillez y cariño e ilustrado con arpilleras de Cynthia Imaña. Un rescate de la memoria y el patrimonio dirigido a jóvenes lectores, en una bella edición del sello Mis Raíces.