Autoficciones como mujer y como niña: lo que viene de la escritora sueca Linda Böstrom
La autora estará accesible al público hispanoparlante con la publicación de Bienvenidos a América, donde se refiere a un duro hecho familiar; y con Niña de octubre (con fecha para 2022), donde relata su visión de los años que pasó junto al escritor noruego Karl Ove Knausgård.
No es alguien que solo podamos definir en función de otra persona. Porque no solo es hija de la destacada actriz Ingrid Böstrom, o no solo fue la esposa del escritor noruego Karl Ove Knausgård. Linda Böstrom (48) es de las voces suecas más relevantes de la literatura actual. Una autora, que pese a su relevancia en el concierto europeo, no ha sido traducida al castellano con tanta celeridad.
Si bien sus libros ya estaban en inglés, la editorial española Gatopardo Ediciones anunció la traducción al castellano de su aclamada novela Bienvenidos a América, original de 2016, la segunda de su trayectoria. El libro ya se encuentra en preventa en Buscalibre para ser adquirido desde Chile.
En esta novela, Böstrom relata una historia familiar poco feliz. El padre, que si bien ya no vivía en el núcleo debido a un trastorno bipolar, fallece. El hecho sumerge a la familia en un duelo que afecta sobre todo a la pequeña Ellen, quien decide dejar de hablar como un modo de llevar el dolor. La decisión es tan en firme que su madre decide regalarle unos cuadernos para que escriba y pueda comunicarse. Pero la chica ni siquiera acepta eso. Para escribir de ello, la sueca recurrió a su propia biografía.
“Solo quería narrar mi historia, la de una niña de 11 años, hija de una gran actriz, que, tras la muerte de su padre, decide dejar de hablar”, señaló Böstrom en declaraciones recogidas por el periódico español La Vanguardia.
De hecho, en declaraciones a Vanity Fair, cuenta que ella también tuvo conductas que su personaje realiza en el libro. “Yo le pedía a Dios que se lo llevara, porque tenía miedo de que, de lo contrario, matara a mi madre. También utilicé esa arma del silencio cuando me enfadaba, pero solamente duraba unos días callada, no años. Es la única manera que tiene una niña de ejercer poder”, señala.
Luego, la autora hace un paralelo entre Ellen y ella misma. “[Ellen] se siente culpable de haber pedido por las noches a Dios la muerte de su papá, a causa de sus terroríficos cambios de humor, que le hacían caer en arrebatos violentos. Su padre, como el mío, era alcohólico y bipolar, eso lo hacía ser diferentes personas”. En el mismo medio, Böstrom reconoció también sentir algo de culpa por el destino de su progenitor. “En nuestra última conversación tuvimos una discusión y me preocupa el impacto que tuvo. Quería que negara algo y le dije: ‘No, es cierto, no voy a decir que no’. Murió una semana después de eso”.
“Mi padre era bipolar -agrega la sueca-. Cuando le iba bien, podía ser realmente agradable. Pero era una amenaza cuando no lo era. Lo encontré muy aterrador durante esos momentos. No pude defenderme de él “.
Eso sí, como suele ocurrir en la ficción, no todo hay que tomarlo al pie de la letra. “Casi todo sucedió en la vida real, pero no es una autobiografía”, aclaró.
Una (ex) esposa y electroshocks
Pero no es la primera vez que Böstrom recurre a su propio archivo de vivencias para construir un relato que se mete en el terreno de la autoficción. Para el próximo año está prevista la publicación en castellano de Niña de octubre, una obra en la que se refiere a sus años finales junto a su exmarido, el mencionado Knausgård.
Para quienes hayan leído su monumental saga Mi lucha, recordarán que en el último de los 6 tomos, el nórdico hizo un retrato poco generoso de su excónyuge. Como su padre, Böstrom tiene trastorno bipolar, el que le detectaron cuando era una veinteañera.
Knausgård describió la frágil salud mental de ella, sus ataques nerviosos y, como le pasó a Emmanuel Carrère, la terapia de electroshocks a los que se sometió. Por supuesto, esto no dejó indiferente a la mujer. “¿Qué tipo de persona publicaría eso de su esposa?”, señaló en declaraciones a La Vanguardia.
“Karl es un buen escritor, que hace ficción con sus recuerdos de un modo algo narcisista. La mirada que ofrece sobre mí es muy limitada, me molestó porque es como si no me conociera”, agrega, rayando la cancha.
Así, en Niña de octubre Böstrom expondrá su punto de vista, aunque aclara que no lo hace por el libro del noruego. “Para nada es una réplica al otro libro -dice a La Vanguardia-, es mi visión acerca de mi propia experiencia, no me quiero definir en función de otra persona”. Por ahora, solo resta esperar que Niña de octubre llegue a las librerías hispanoamericanas para acceder a un relato que seguro no dejará a nadie indiferente.
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