Crítica de discos: un viaje en el tiempo y los estilos con The Beach Boys, Manic Street Preachers y J Balvin

Discos Beach Boys J Balvin Manic

Una imponente reedición invita a disfrutar del último gran momento creativo de los californianos, mientras que, de vuelta en el presente, el conjunto galés impone sus principios en un gran regreso y el astro colombiano de la música urbana consigue destacar cuando se mira a sí mismo sin bravuconería.


Manic Street Preachers - The Ultra Vivid Lament

En el año del “regreso” de Abba, los temas más Abba figuran en el último álbum de los Manic Street Preachers, el grupo galés formado en 1986 y devenido a trío, que ha intentado mantenerse fiel a sus ideales, más allá de todos los estilos en que han sido catalogados: rock alternativo, britpop, pop rock, punk metal, entre muchos otros. Inclasificables, los Manics están de regreso con su álbum número 14 que bien pudo caer en un torrente lacrimógeno postpandemia -pérdidas familiares de por medio- pero cuya melancolía trasunta un optimismo contenido, como los “la, la, la, la” en Aftersending o el arranque en Orwellian, ambos temas en clave Abba pero con la elegancia de Echo & the Bunnymen. Compuesto en piano, en The ultra vivid lament encajan también las melodías y líricas más sentidas, como en Still snowing in Sapporo, en la que James Dean Bradfield ruge: “The four of us against the world!” (¡Nosotros cuatro contra el mundo!), en evidente referencia a Richey James Edwards, el guitarrista y letrista de la banda desaparecido en 1995. Otros pasajes altos son Quest for ancient colour y The secret he had missed, este último a dúo con la estadounidense Julia Cumming. Gran disco. (Alejandro Tapia)

The Beach Boys - Feel Flows: The Sunflower & Surf’s Up Sessions 1969-1971

Tras una épica que fue de lo playero a lo barroco en los años 60 -esa travesía que separa Surfin’ safari (1962) de Pet sounds (1966)-, el decenio posterior no es un período particularmente conocido y valorado en la historia de The Beach Boys. Pero esta reedición de los álbumes Sunflower (1970) y Surf’s up (1971) -en distintos formatos y cuya entrega más colosal incluye 108 tracks inéditos- podría empezar a torcer esa mirada. Con un nuevo sello, atorados en deudas, tras casi un lustro sin un gran éxito y en un nuevo intento por doblarle la mano al espiral autodestructivo de Brian Wilson, ambos discos precisamente se presentaron como una oportunidad de retornar al trabajo colectivo y de modernizar parte del lenguaje que los había convertido en imprescindibles. Y lo consiguieron en temas como This whole world, a la altura de lo mejor en la carrera de Wilson; All I wanna do, con voces y un sonido evocativo que parece adelantarse al pop de guitarras de este siglo; y Forever, la bella balada de Dennis Wilson que confirma que en esta etapa el talento estaba mucho más repartido. Para quienes deseen bucear en el material extra, hay una extrañísima versión en piano eléctrico de You never give me your money, de The Beatles. Para los que no, basta con constatar que ambos discos retratan a un grupo aún brillando en su grandeza. Quizás por última vez. (Claudio Vergara)

J Balvin - JOSE

El colombiano J Balvin es la figura que mejor ha representado la renovación de la música urbana hacia otros horizontes creativos y visuales, y que mejor ha entendido el sentido de comunidad del género, reverenciando a casi todos los que estuvieron antes y dándole vitrina primero que cuaqluiera a sucesos actuales como Rosalía o Rauw Alejandro. Todo ello lo ha convertido en una estrella de aplastante influencia en el pop mundial , capaz de cantar con Beyoncé o de liderar festivales en un momento impensados para los astros del reggaetón, como Lollapalooza o Coachella. Su nuevo álbum, JOSE, llega a mantener su estatus, pero también ha sido presentado como un testimonio de su mundo personal y cotidiano. Lo logra a medias. El álbum parte con las ya repetitiva fanfarronería propia de los jerarcas urbanos (“nadie tiene que decirme que soy una leyenda/ yo mismo me la doy”, aclara en F40), para avanzar en ejercicios bailables sólo efectivos (la pegajosa In da ghetto con Skrillex). Todo se vuelve mucho más interesante en la narración autobiográfica de 7 de mayo -interpretada bajo pulso hip hop-, la declaración de gratitud y amor que dedica a su hijo en Querido Rio y, en otra sensibilidad, el ya conocido single Un día (one day), donde reúne a Dua Lipa, Bad Bunny y Tainy. 24 temas y 80 minutos donde lo mejor aparece cuando adopta un tono más calmo y melódico, lejos de la estridencia. Balvin es hoy un huracán de ideas. Pero con algo de capacidad de síntesis, habría sido un álbum perfecto. (Claudio Vergara)

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