Robby Krieger, guitarrista de The Doors: “Con Jim Morrison, cada día era una locura distinta”
El músico toma una de las líneas de "Light my fire", su primera composición para The Doors, para titular su libro "Set the night on fire", una autobiografía donde repasa su historia junto la exitosa banda que logró destronar a los Beatles del top de los rankings en 1967.
“Comencé a trabajar en mis memorias hace como 20 años”, explica al teléfono para Culto el legendario Robby Krieger (75), guitarrista de The Doors y uno de los dos sobrevivientes de la banda que abruptamente terminó su alucinante y alucinógena aventura hacia las puertas de lo desconocido hace 50 años, con la muerte en circunstancias nunca aclaradas del poeta Rey Lagarto Jim Morrison.
“Después de que salió el libro de Ray (Manzarek, extecladista del grupo), como que John (Densmore, exbaterista) y Ray comenzaron a tener problemas, ya que cada uno de ellos tiró para abajo al otro en su respectiva autobiografía. Yo no quise sumarme a eso y no quería más desacuerdos”. Krieger aclara que la llegada del Covid le dio el tiempo para dedicarse a terminar de escribir. “Y John lo leyó ya y le hizo un par de correcciones, así que debería estar todo ok”.
El título del libro, Set the night on fire, alude a una de las líneas de Light my fire, la primera canción que Krieger escribió en la banda y cuyo éxito incendiario incluso barrió a The Beatles del tope de las listas en Estados Unidos, el 29 de julio de 1967, cuando llegó al primer puesto. El single se mantuvo luego por 23 semanas en el Billboard Hot 100. “De ahí en adelante fui cuesta abajo”, ríe Krieger. “Es un problema cuando tu mejor canción es la primera que haces, es algo bien rudo. Había escrito un par de cosas antes, cosas tontas, pero esa fue la primera canción que hice para The Doors y la primera canción seria que hice yo solo. Jim luego le agregó el segundo verso, ese que dice ‘pira funeraria’ pero, aparte de eso, es toda mía”.
Días extraños
Los conceptos de la luz y el fuego parecen condensar a la perfección a The Doors. Por un lado está la búsqueda de iluminación y, por otro, lo salvaje e indomable.
Exactamente, no lo había pensado. Light my fire siempre ha significado cosas distintas para mucha gente. En aquellos días un tipo se me acercó una vez y me dijo que para él hablaba sobre el fuego en el ojo de tu espíritu y pensé que eso era muy cool (risas). Yo no quería atarle un significado. Jim, después de que hice esa canción, me aconsejó que no escribiera sobre ninguna cosa en particular, sino que apuntase más bien a hablar de cosas universales, que hablara de los elementos: tierra, agua, fuego… y algunas de mis canciones son sobre el agua.
Como Yes, the river knows, por ejemplo.
Exacto. Ray hace cosas increíbles en esa canción, es una de mis favoritas. Ahora pienso que yo debería haber escrito más canciones sobre fuego (ríe). Una de mis favoritas es Play with fire, de The Rolling Stones.
La alquimia perfecta de cuatro elementos es justamente el secreto de The Doors. Ray y John, cercanos al jazz; Robbie, amante del folk, el flamenco y la música india, y Jim Morrison, un poeta tan tímido como arrebatado, lúcido y desconcertante. Nacida de Los Ángeles, California, la banda se gestó en la escuela de cine de la Ucla, donde Manzarek -el mayor- completaba una maestría, y Morrison, su licenciatura.
“No sé cómo fue que lo hicimos. Fue una combinación exacta de personalidades. Todos éramos principiantes en lo que hacíamos, excepto Ray, que había tocado en un par de grupos con sus hermanos. John había tocado en bandas de jazz y yo había tocado folk, pero en el mundo del rock and roll esto era un comienzo para todos nosotros. Creo que por eso fuimos capaces de escucharnos entre nosotros y no tener tanto ego. El rock and roll no me gustaba mucho hasta que vi en vivo a Chuck Berry una noche en un festival de blues en Los Ángeles, con Big Mama Thornton y los Chambers Brothers cuando eran bluseros. Chuck Berry realmente la rompió esa noche, era increíble con la guitarra”.
¿Cree usted que The Doors está más cerca del jazz que del rock?
No sé cómo llamarle, pero ciertamente es más jazz que rock, como dices tú, porque nos escuchamos entre nosotros y ocurría mucha improvisación. La banda era muy buena haciendo arreglos, y Jim y yo éramos buenos para comenzar las canciones, por eso la gran mayoría de las canciones dicen “escritas por The Doors”. Especialmente Jim, en el comienzo, era el que llegaba con todas las canciones. Él no era músico, pero hacía lo mejor para llegar con canciones y las escuchaba en su cabeza, tenía ahí los conceptos, pero ya que él no podía tocar instrumentos no podía llegar y hacer una canción con eso. Y luego yo comencé a componer también, pero lo mejor siempre ocurría cuando la banda hacía crecer esas ideas. No es algo que hayamos hablado o hayamos conscientemente querido, solo ocurrió.
Krieger fue el último en unirse a la banda, luego de la salida de los hermanos de Manzarek del conjunto. El círculo se completó mágicamente cuando en el primer ensayo, interpretando la canción Moonlight drive, el guitarrista sacó de su bolso el cuello quebrado de una botella para tocar las cuerdas. Sorprendidos por el adminículo, por la técnica -conocida por los bluseros de antaño como bottleneck- y por su sonido alienígena, le adjudicaron de inmediato el puesto a Krieger. Morrison, incluso, extasiado, quería tener aquel sonido en todas las canciones.
¿Qué recuerda de ese instante?
Cuando hice eso en Moonlight Drive, Ray dijo: ahora somos una banda. Lo hice y ya estábamos completos. Fue una gran adición a esa canción, y creo que eso fue lo que me metió finalmente en la banda, ese sonido bottleneck.
Esa técnica es ancestral, y la usaba mucho Robert Johnson.
Sí. A mí me gustaba también Blind Willie McTell. Yo no sabía bien qué hacer y solo lo inventé a medida que iba siguiendo la canción. Fue bueno eso, no copiarle a nadie realmente, ni siquiera a Johnson. Es gracioso que lo menciones a él, porque ahora voy a aparecer en un video sobre Robert Johnson que está grabando Richie Sambora con muchos grandes guitarristas que invitó. Johnson fue muy importante para muchos, muchas bandas le robaron cosas (ríe).
También la influencia de la música flamenca en los arpegios de Krieger es notable en cortes como Spanish caravan y en Indian summer y The end se dejan entrever los ragas de Ravi Shankar. Digno de hacer notar, tan solo cuatro meses después del lanzamiento del debut de los Doors, los Beatles grababan Within you without you para su futuro clásico Sgt. Pepper’s.
“Amo a Ravi Shankar y solía escucharlo antes de dormir, su música se metía en mis sueños”, confiesa Krieger. “Tomé clases de música india en Ucla y además John y yo habíamos estudiado juntos en Kinnara, la escuela de música que puso Shankar en Los Ángeles. Años después, una vez que estábamos pasando un rato en el estudio con Ravi, le conté que The end estaba inspirada en él. Era un tipo grandioso”.
¿Qué recuerda de la grabación de aquellas dos tomas en vivo que terminaron convirtiéndose en la canción?
Son dos tomas diferentes, porque Jim estaba demasiado dado vuelta por el LSD (ríe), así que no podíamos completar una toma entera bien. Las editamos para juntarlas y Bruce Botnick -el ingeniero- tuvo que hacerlo de una forma bien extraña, porque justo el bajo de Ray estaba sonando en donde teníamos que empalmar y tuvo que cortar fuera la parte del bajo en la cinta, armando una suerte de ventana ahí. No era algo fácil de hacer.
Pensando en Jim Morrison, ¿cómo podría usted definirlo?
Para mí, él encapsula los años 60. En esos años, todo era cool y cualquier cosa era posible. Nada parecía una sorpresa realmente, con él cada día era una locura distinta…, pero no de forma mala.
¿Qué tan importante era el LSD para ustedes?
Jim fue el último en probarlo, nosotros ya lo habíamos hecho harto y no es algo que puedas hacer para siempre (ríe). En ese entonces teníamos el LSD de verdad fabricado por la compañía Sandoz. Ese fue el que probamos cuando estábamos en la universidad, era la mejor sustancia. Después probé de otro y no era tan bueno. Jim tomaba un montón (ríe) y se volvía loco, como cuando salió con esa letra en The end, hablando sobre la madre y el padre… Esa fue la primera vez que salió con algo así en una canción y definitivamente fue provocado por el ácido.
¿Cree usted que los Beatles tomaron de The end la idea para componer una canción completa con influencia india?
No lo sé, pero estoy seguro de que la parte en donde se va acelerando The end la copiaron en A day in the Life. Voy a tener que preguntarle a Ringo cuando lo vea de nuevo, ya que acabo de tocar en su nuevo extended play (ríe).
A meses de cumplirse 50 años de LA Woman, el último disco grabado por los Doors junto a Morrison, Krieger reflexiona: “No tengo realmente un favorito, me gustan todos por distintas razones. Pero diría que me inclino por el debut y el último que hicimos todos. Lo que me gusta de LA Woman es que lo escribimos directamente ensayando y mucho material lo compusimos en nuestro propio estudio, en la sala de ensayo. Usualmente estabas apurado, porque cuesta cien dólares la hora, pero en esa ocasión teníamos todo el tiempo del mundo para nosotros, así que hicimos jams. Así nació Riders on the storm, por ejemplo. Jim salió con esos versos y yo puse encima esa guitarra surf. Y creo que si Jim hubiera seguido con nosotros hubiéramos grabado de esa forma mucho más”. Amigos de la música hasta el final.
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