Barbarito Torres, el alma joven de Buena Vista Social Club: “No vamos a dejar morir este repertorio mientras estemos vivos”
El maestro del laúd de 65 años, uno de los últimos sobrevivientes de la legendaria agrupación cubana, desclasifica los detalles tras la creación del disco que convirtió el viejo cancionero de la isla en patrimonio universal y que hoy celebra un cuarto de siglo con una reedición ampliada. En diálogo con Culto, recuerda el cruce con músicos africanos que no pudo ser, su encuentro con Obama en la Casa Blanca y comenta la situación actual en su país tras las manifestaciones: "La protesta fue un día. Hay mucha información falsa pero aquí gozamos de una tranquilidad increíble".
Hace un cuarto de siglo Barbarito Torres tenía 40 años, su pelo aún no se volvía blanco pero su reputación como intérprete del laúd ya era considerable en su país tras haber integrado diversas orquestas de cuerdas y el conjunto Afro Cuban All Stars. Pero cuando en 1996 su compatriota Juan de Marcos González y el músico estadounidense Ry Cooder lo invitaron a participar de las sesiones de un nuevo proyecto, bautizado como Buena Vista Social Club, la vida y la carrera de Torres sufrieron un dramático y espectacular vuelco. La misma suerte que correrían sus experimentados compañeros de grabación y un valioso repertorio de son, bolero y guajira cubana que de la noche a la mañana dejó de ser una música perdida en la memoria y en boliches de la antigua Habana para transformarse en la banda sonora de todo el planeta.
“Fueron momentos muy importantes y muy emocionantes que recuerdo con mucho cariño. En esas sesiones nada estaba planificado, todo fue inventar ahí, en el estudio, nosotros tocando y Ry en la cabina escuchando. Y si algo le gustaba se grababa. Así fue cómo se hizo ese disco”, recuerda Torres, el más joven del colectivo de leyendas de la música que se reunieron en Buena Vista Social Club y que dieron forma al grupo, el disco y la película del mismo nombre a cargo de Wim Wenders y nominada al Oscar.
Publicado en septiembre de 1997, el álbum supuso una suerte de Big Bang para la música del mundo: no sólo convirtió parte del cancionero tradicional de la isla en patrimonio de la humanidad, sino que, de alguna forma, definió algunas claves del rescate moderno de la música de raíz latinoamericana que persisten hasta hoy.
Para Torres, eso sí, el origen de todo fue algo más sencillo. “Fue simplemente una gozadera entre compañeros de trabajo. Yo estaba muy emocionado porque había personas con las que nunca había trabajado, como Rubén (González) o ‘Guajiro’ Mirabal, íconos de la música cubana que yo admiraba mucho”, cuenta el músico de 65 años en una accidentada llamada telefónica desde su país natal, donde el acceso público al wi-fi es prácticamente inexistente.
Si el éxito global de himnos como Dos gardenias o De camino a la vereda fue para el resto del mundo como encontrar el arca perdida, la nueva edición extendida del disco Buena Vista Social Club, lanzada este mes con motivo de su aniversario 25, ayuda a completar los tesoros restantes del cofre.
Es el caso de Vicenta, tema inédito cantado a dúo entre Eliades Ochoa y Compay Segundo, donde se puede escuchar cómo estos piden que cierren la puerta del estudio. O la hasta ahora desconocida La pluma, otro clásico instantáneo, además de saludos especiales y tomas alternativas de algunas de las piezas editadas en 1997. “Se grabaron muchos temas pero no todos salieron en el disco”, explica Torres, a quien se le puede ver haciendo magia con su laúd en un video revelado hace poco con la grabación de El cuarto de Tula, la de aquel épico solo que motivó el célebre grito en vivo de Segundo: “Está loco Barbarito, ¡hay que internarlo!”.
Pero el resultado del proyecto pudo haber sido muy distinto y Torres confirma una vieja historia que no fue: la intención original de González y Cooder de hacer un disco que oficiara de puente musical entre Cuba y África, para el que invitaron a diversos instrumentistas de ese continente. “Pero los africanos nunca llegaron porque hubo mal tiempo. Hubiera sido una grabación muy distinta y a lo mejor hubiera pasado mucho, pero a lo mejor nada. La vida estaba destinada a que pasara con nosotros”, reflexiona.
¿Qué significó para la música cubana la salida de ese disco, el fenómeno mundial que provocó en 1997? ¿Cómo lo recuerda?
Eso generó un cambio, en los jóvenes principalmente. En La Habana Vieja, en la zona turística, los grupos empezaron a tocar El cuarto de Tula, por ejemplo, todavía lo ves. Es la música que escuchan los turistas aquí, porque te lo piden. Yo digo que hay una música antes de Buena Vista Social Club y otra después de Buena Vista Social Club.
¿Ese cancionero que ustedes llevaron al disco en ese momento no sonaba en Cuba, no estaba aún revalorizado?
Se tocaba algo, sobre todo la música campesina. El cuarto de Tula, El carretero, son parte del repertorio de la música campesina. Y se tocaban pero no con esa frecuencia.
Hasta antes de Buena Vista Social Club, en los años 80 y 90, mucha de la música cubana que estaba de moda tenía influencia de lo anglo, de Estados Unidos.
Exactamente. Estaba la timba (género que mezcla son cubano con salsa y R&B) naciendo ahí. Pero para que tú veas lo que es la vida, un gran músico cubano, que hablaba poco pero decía las cosas como son, dijo alguna vez: el siglo terminó como comenzó, con la música tradicional. Eso lo dijo Chucho Valdés, con quien he tenido la suerte de trabajar.
¿Su carrera musical cambió mucho con Buena Vista?
Claro, siempre cambia la vida, porque Buena Vista Social Club fue la gran promoción que necesita un artista. La promoción es todo para un artista y Buena Vista nos dio promoción a nivel mundial. Si alguien te conocía de otros trabajos, aquí te conocía ya con nombre y apellido.
Incluso tocaron para Obama en la Casa Blanca.
En Australia, Japón, en todos los continentes. En África también, giras asiáticas completas, el mundo árabe. Nosotros hemos visitado todos los países de mundo, todos han disfrutado nuestra música, aunque no la entiendan.
Se ha dicho que su visita a la Casa Blanca, en la que también estaba el actual presidente Biden, de alguna forma ayudó al deshielo de las relaciones entre ambos países.
Bueno, pusimos nuestro granito de arena (ríe). Lo que recuerdo perfectamente, cuando él (Obama) se dirigió a todos los senadores que estaban ahí, es que dijo estas palabras: “¿Ustedes vieron a estos señores? Bueno, cuando yo sea grande quiero ser como ellos”
¿Cómo percibe la situación actual en su país? ¿Qué opinión le generan las protestas que han habido este año allá contra el régimen?
La protesta fue un día. La gente en las redes sociales piensa que todavía existe, pero fue un día, el 11 de julio. Se aplacaron el mismo 11 de julio. Dentro de esas protestas hubo hechos vandálicos, de algunos que no representan a nadie, ni a los cubanos ni a Cuba. Empezaron a robar tiendas, a romper vidrieras, esas personas no representan a nadie y eso se aplacó el mismo día. Pero si tú te metes a las redes sociales todavía está (ríe). Hay mucha información falsa, pero aquí gozamos de una tranquilidad increíble. Eso otro fue un día.
Algunos colegas suyos como Silvio Rodríguez y Pablo Milanés han planteado que les parece necesario que haya algunos cambios en la sociedad cubana.
Siempre se pueden necesitar cambios, pero tiene que ser siempre con diálogo, comprensible, no puede haber violencia. La gente que se aprovechó para hacer disturbios y robar tiendas, esos no son patriotas, son delincuentes.
¿Y qué opina de los artistas que han pedido cambios y paz, que han hecho canciones desde Miami?
Eso es propaganda.. tú sabes cómo es eso. 62 años haciendo propaganda contra nosotros. Y a eso súmale el bloqueo, que es un bloqueo muy cruel, que nos hace daño. Ni medicina hay aquí. Es un bloqueo que no tiene sentido.
¿Cómo ha visto el manejo de la pandemia por parte del gobierno de Díaz-Canel?
Ha sido una situación compleja, pero el gobierno, la salud pública, han trabajado sin descanso. Aquí entró la variante Delta, que es mortal. Y ha habido muertos, ha habido situaciones, pero se está vacunando el pueblo y yo ya me puse mis tres vacunas gratis. Los científicos de este país han hecho un esfuerzo gigante, sin recursos, han hecho estas vacunas. Eso muchos no lo ven.
Tras un cuarto de siglo en el que vio partir a casi todos sus compañeros de grupo, recorrió escenarios de los cinco continentes e incluso se despidió con una gira del adiós que pasó por Chile en 2018 -junto a sobrevivientes como Ochoa y la cantante Omara Portuondo-, Torres cree que todavía hay un futuro para Buena Vista Social Club.
“Tengo muchas expectativas porque en este momento Buena Vista está sin trabajar pero sigue vivo. Todo lo que hace falta es que pase la pandemia, que el mundo se estabilice y a lo mejor podemos volver a salir de gira. Este repertorio nosotros no lo vamos a dejar morir mientras estemos vivos”, sentencia.
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