El mundo en tiempo real según Jennifer Aniston
La actriz vuelve a la pantalla con el segundo ciclo de The Morning Show, su ambiciosa serie con Reese Witherspoon para Apple TV+. En una conferencia virtual a la que asistió Culto, la estrella de Friends reflexiona sobre los paralelos y alcances de la ficción en el contexto actual, desde la pandemia hasta la cultura de la cancelación. “Definitivamente se pone picante”, dice sobre la nueva temporada.
El mundo jamás conocerá cómo habrían sido los capítulos de The Morning Show que se filmarían durante la primera mitad de 2020. La serie de la plataforma Apple TV+ nació en busca de capturar el presente de la sociedad occidental tras el MeToo y, con la llegada de la pandemia, la idea de que su segunda temporada omitiera el Covid no calzaba con el espíritu de la producción, por lo que se aplicó cirugía mayor.
Jennifer Aniston (52), acaso la mayor estrella nacida de la TV en los últimos 30 años, reconoce el golpe. “Me derribó, fue difícil”, señala la actriz, detallando que “ya habíamos filmado la primera parte de la serie antes de la pandemia y luego suspendimos. Y después la historia fue reescrita con el fin de incorporar el Covid”.
En el marco de una conferencia virtual a la que asistió Culto, la también productora ejecutiva –junto a Reese Whiterspoon– describe lo que vino tras la incesante ronda de videollamadas con un equipo de epidemiología y con los diferentes departamentos de la serie. “Es difícil, porque quiero ver las caras de mi equipo, amo a esta gente”, indica sobre un ciclo grabado con protectores faciales y pruebas de coronavirus. “Como todo, eso se volvió muy normal, curiosamente. Lo superamos y sobrevivimos. Creo que hicimos una serie realmente buena. Eso creo”.
Con esos ajustes a raíz de la abrumadora contingencia, las filmaciones permitieron su reencuentro con Alex Levy, la presentadora de noticias que en la primera temporada lidia con el despido de su compañero tras ser acusado de abuso sexual (Steve Carell), y que en el recién estrenado segundo ciclo baraja opciones profesionales luego de retirarse en Maine. Es su intento –hasta ahora, exitoso– por dominar la era del streaming después de que reinara en las sitcoms de los 90 de la mano de Rachel en Friends.
“Me encanta la capacidad absoluta de Alex para ser profesional en un momento y luego perder el control desenfrenadamente. Ella es todo un péndulo. Un péndulo humano. Es divertido navegarla y analizarla como personaje”, sostiene sobre su protagónico, que por su primera temporada le dio el galardón del Sindicato de Actores y nominaciones a los Emmy y Globos de Oro.
El segundo ciclo, en palabras de Aniston, “definitivamente se pone picante”. “Básicamente estamos lidiando con las repercusiones de lo que nos dejó la temporada uno. Ves las luchas, a los marginados, la cultura de la cancelación. Todo el mundo está caminando con su propia culpa de lo que se les permite y lo que no. Hay mucho autocontrol”.
“Creo que lo que fue realmente importante para nosotros, y también lo fue en la temporada uno, es que no abordamos las cosas en blanco y negro. Queremos escuchar las conversaciones que tienen lugar a puertas cerradas. Las conversaciones que las personas no sienten que puedan desarrollar o tener en voz alta, porque serán marginados de inmediato”, expone sobre una tanda de episodios que integra desde la discriminación racial hasta la condena social hacia los acusados de abusos y acosos.
¿Cómo lidia con la presión de realizar una ficción con el apetito de ser una crónica de los vaivenes del mundo? “Es divertido crear una serie a medida que sucede en tiempo real mientras vemos al mundo aprender qué es la nueva normalidad, y esperamos que lo estemos retratando. Pero lo estamos retratando tan honestamente como podemos, porque es lo que estamos experimentando. Es mucha responsabilidad pero sigue siendo emocionante”.
En última instancia, Aniston dice que agradece que la pandemia la hubiera encontrado haciendo una serie que no estuviera inscrita en el western o la ciencia ficción. “Pudimos sumergirnos y decir algo, y tratar de hacer una diferencia o plantear un punto de vista. No estábamos en una nave espacial tratando de vivir en un universo alternativo donde no existía el Covid ni ninguna de estas cosas que como mujeres y hombres tenemos que atravesar”, concluye.
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