Unas copas de más, un sobrino que la rescató y un hombre con “una nube negra”: Mariah Carey y Luis Miguel frente a frente
La última temporada de la serie de Netflix acerca del astro de la canción ha revivido una de las relaciones más singulares de los últimos años en el espectáculo global. Un romance que empezó con muchos brindis, un peinado poco agraciado y una experiencia que la cantante calificó de traumática.
Luis Miguel es como un gran planeta rodeado de otros cuerpos celestes: su vida siempre ha tenido alrededor numerosos personajes de todo tipo que han definido su destino, desde sus padres hasta aquellos que controlaron su carrera, la más exitosa de una estrella hispanohablante en las últimas décadas.
Pero a fines de los 90 apareció una protagonista inesperada en la trama. Mariah Carey, también artista de éxito kilométrico, estrella del pop anglo y cuyos números y méritos podían atemorizar a cualquier que estuviese al frente.
En 1998, inició un romance con el Sol de México, como dos astros que chocan y conviven juntos durante un período estelar, conjunción retratada en la primera parte de la nueva temporada de la serie de Luis Miguel estrenada por Netflix. Ahí, la actriz Jade Edwen hace a la norteamericana, mientras que Diego Boneta personifica al latino.
En la vida real, ambos se conocieron durante unas vacaciones en Aspen, Colorado, en residencias turísticas cercanas donde ninguno de los dos sabía que el otro estaba alojando tan cerca. De hecho, fueron los propios dueños del lugar quienes facilitaron y propiciaron el encuentro, organizando una cita privada para que ambos se conocieran, sobre todo a petición del mexicano.
“Así que fueron los que nos rentaron las casas quienes hicieron el papel de cupidos para que él y yo nos uniéramos”, reconoció Carey años más tarde en una entrevista con Oprah Winfrey.
Cuando lograron materializar el primer cara a cara, fue en un restaurante exclusivo de Aspen, pero ahí aparecen los primeros matices. Los pliegues que también siempre han asomado en la existencia del intérprete de La incondicional.
Derechamente Mariah calificó esa primera experiencia de “traumática”. Así al menos lo subraya en el libro autobiográfico The Meaning of Mariah Carey, editado en 2020, en el capitulo de título ilustrativo llamado “El Elvis Latino”: cinco páginas donde aborda todo lo que pasó en su relación con “Micky”. O casi todo.
Por ejemplo, mientras estaban cenando, la impresionó la cantidad de alcohol que bebía su futura pareja. También le llamó la atención lo desordenado que tenía su cabello, sobre todo para un hombre con fama de compuesto y de llevar un look siempre ordenado y que intentaba rasguñar la perfección, casi un Ken a escala humana.
Para sumar aún más elementos intrigantes, dice que muchas actitudes de Luismi las consideró “extrañas” en ese momento, pero que también ahí había algo seductor y hasta misterioso, una suerte de imán irrefrenable: “Era innegablemente alguien con un aire apasionado. Una parte de mi estaba muy intrigada. Podía ver el potencial de una aventura con él. Pero primero, necesitaba hacer algo con ese cabello”, aclara en el texto.
Sin embargo, se seguía sintiendo desorientada. Para pedir algo de ayuda, llamó a uno de sus sobrinos para que la fuera a “rescatar”: lo único que deseaba era deshacerse de su nueva conquista.
“Fui a la habitación de mi sobrino Shawn y le dije: ‘Tienes que sacarme de esta. Acabo de conocer a este sujeto y está súper ebrio. No vamos a ningún lado’”, relató Carey en su biografía. De esta manera, inventaron una excusa y se fueron.
Sin embargo, al día siguiente Luis Miguel le mandó con su asistente un collar de diamantes Bulgari, como una manera de pedir disculpas de su bochorno etílico. “Él era un verdadero latin lover”, aseguró.
Paréntesis: no es primera vez que la voz de Un hombre busca una mujer convierte la noche en una experiencia al límite de lo permitido. Son legendarios sus paseos nocturnos en Chile por distintos restaurantes -como los de “Coco” Pacheco- bebiendo hasta la madrugada, conversando con los dueños y escuchando a ídolos como Julio Iglesias.
Volviendo a Mariah, ni los brindis excesivos ni un mal peinado boicotearon el amor. El vínculo romántico siguió y Micky la agasajó muchas veces, incluso enviándole una vez un jet privado lleno de rosas. “Él no reprimió sus demostraciones materiales de adoración”, definió la artista .
Se separaron en el año 2001 después de tres años de relación, una ruptura cuyos motivos no trascendieron, aunque en el libro, Carey reconoce que hubo luces y sombras en una convivencia siempre acosada por fotógrafos, periodistas y curiosos diversos
“Había pasado por muchas cosas y perdió a su madre a una edad muy temprana (…) Hice todo lo posible para apoyarlo emocionalmente, pero estaba pasando por mi propio proceso, llegó un punto con el que ya no podía lidiar con eso. No nos ayudábamos a sanarnos. En el mejor de los casos, Luis era generoso, espontáneo y apasionado, pero en el peor, era errático y ansioso y tenía una nube oscura sobre su cabeza” asegura.
“Realmente necesitaba a alguien seguro para poder manejar este tipo de cosas. Así que, en ese momento, realmente estaba muy feliz en una relación con alguien que es un artista, una superestrella latina muy grande”, finaliza en la publicación.
Los rumores de infidelidad planearon sobre su ruptura y, tras esta, la intérprete cayó en una profunda depresión de la que le costó recuperarse, según contó en varias entrevistas.
Dos astros unidos de modo relativamente breve, pero que como tales ejercieron una fuerza que hasta hoy llama la atención y sigue provocando movimientos telúricos.
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