Francisca Lewin y la nueva serie inspirada en el Sename: “Hay una responsabilidad muy grande al tomar algo que es tan grave”
La actriz es una de las protagonistas de No Nos Quieren Ver, la producción que estrenan Mega y HBO Max y que se inspira en las denuncias al interior del cuestionado sistema de menores bajo custodia del Estado. En diálogo con Culto, habla sobre su preparación, el formato de thriller de la ficción y de las complejidades detrás de abordar un tema delicado y urgente.
Los últimos pasos de Francisca Lewin han estado más lejos que cerca de la pantalla. Salvo una participación en la estupenda miniserie Martín, el hombre y la leyenda (Mega, 2018), sobre el ícono del boxeo Martín Vargas, la actriz de Los Capo y Velódromo casi no ha intervenido en películas o producciones televisivas en el último par de años, concentrándose mayoritariamente en el teatro. Su última telenovela, de hecho, data de 2014 (Las 2 Carolinas).
No nos quieren ver, la ficción de ocho capítulos sobre las víctimas del Sename, la trae de vuelta con un estreno estelar. El formato de serie, asegura, “tiene muchos elementos que son positivos para este momento particular de mi vida”.
“Son historias acotadas que se pueden trabajar en profundidad. En general de parte de los directores y los equipos hay mucha seriedad y claridad, lo que está en línea con la forma en que me gusta trabajar, porque soy muy responsable y matea. Y que tengan un lenguaje cinematográfico permite sutilezas, además de que no hay tanto apuro”, señala.
En la producción –que Mega emite los lunes en segunda franja y HBO Max estrena de manera íntegra en Latinoamérica este martes– Lewin encarna a Colomba, una psicóloga que, en su rol como directora del hogar de menores Casita Feliz, indaga en las grietas del sistema y de su propia labor, una vez que muere en circunstancias poco claras una adolescente (Sara Becker).
“Transita por el desencanto”, dice sobre su personaje, quien en la trama se alía con la abogada curadora de la chica fallecida (Tamara Acosta) y con la magistrada a cargo del caso (Paulina Urrutia), con el fin de desentrañar la verdad.
La intérprete puntualiza: “No sé si el punto final (de su personaje) es el desencanto, porque existe un empoderamiento, que tampoco considero que sea ideal. No se trata de que las personas con sus recursos individuales traten de solucionar algo que es un problema mucho más grande. Sí se transita por eso para a partir de ahí encontrar vías y, en el caso de la serie, investigar, develar y que se genere una transformación mayor”. Y añade: “Hay algo que trasciende lo que pasa en esta residencia, hay algo que trasciende los errores tanto a nivel interno como externo”.
Dirigido por Guillermo Helo (Niñas araña) y producido por Susana Espinoza, el proyecto se alzó entre los ganadores del fondo CNTV en 2018. En ese momento, un año y medio antes del inicio de su rodaje, tanto Acosta como Urrutia habían actuado en el teaser con el que se postuló a la convocatoria y estaban comprometidas para ser parte de la ficción.
Distinto fue el caso de Lewin, quien apareció en el radar de la producción más cerca del comienzo de las grabaciones, tras ser contactada por el director de casting Roberto Matus. Esa corta ventana que se estableció entre la confirmación de que encarnaría el papel y el arranque de las filmaciones complicó que realizara una investigación propia, por lo que su preparación se basó en los documentos y entrevistas que ya habían recabado los realizadores.
“Guillermo (Helo) tenía conversaciones con una mujer que había directora de un centro, con experiencias concretas y personales sobre lo que ella había vivido. Todo el mundo sabe la dificultad a la que se enfrentan en las residencias de menores. Las personas que llegan pueden tener esas ganas y fuerzas de ser un agente transformador, pero a veces la realidad te golpea en la cara. Yo tenía la sensación de que las cosas eran así, lo había escuchado, y lo fui confirmando y entendiendo mejor a partir de la investigación que ellos me dieron”, sostiene.
La serie de la productora Altirosapiens toma como inspiración el caso de la menor Lisette Ávila, así como el de otros niños y adolescentes fallecidos mientras se encontraban bajo custodia del Estado, abordando la historia en capítulos de una hora con un ritmo y estructura de thriller.
“Hay que descubrir al o a los culpables y, como toda serie, estos van rotando y aparecen distintas posibilidades. Pero, a la vez, entender cómo funciona el sistema se puede ver como un objeto de investigación que se va develando. Creo que así también se construye un thriller, que termina siendo el de una muerte y uno político”, explica la actriz.
Sobre su último estreno, concluye: “Hay un atractivo y un sentido de responsabilidad muy grande al tomar algo que es tan grave. Uno quiere que la participación y el proyecto logren tomar el tema de manera seria, respetuosa, entretenida, inteligente, para que realmente sea un aporte a la discusión que se está dando”.
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