Crítica de discos de Marcelo Contreras: el crepúsculo de Adele y Damon Albarn y la fiesta de Bruno Mars
Veredas opuestas en las novedades discográficas para este fin de semana. Mientras Adele y Damon Albarn ofrecen álbumes de tonos serenos, crepusculares, que por distintos motivos diseñan paisajes sin estridencia, Mars encabeza un proyecto con otros ilustres que desea recuperar la fiesta y las viejas tradiciones de los ritmos para la pista.
Adele - 30
Adele reside en Los Ángeles y este cuarto álbum, el primero en seis años, refleja incesantemente, a veces de manera un tanto obvia -el ruido de un proyector en dos temas, por ejemplo-, de un carácter cinematográfico como hilo conductor de su separación. El quiebre es suficiente para dotar a 30 de un ánimo taciturno con grandes líneas confesionales -”¿Por qué busco la aprobación de gente que ni siquiera conozco?”, se pregunta en I drink wine-, a distancia de la energía bombástica del trabajo previo.
Liberada del contrato matrimonial, la estrella británica de 33 años tantea nuevas experiencias con resultados dispares, algunos incómodos como My little love, insertando grabaciones de su pequeño hijo y sesiones de terapia donde rompe en llanto. Tampoco resuelve del todo la escapada hacia el ska de Cry your heart, que oscila en apenas un par de ambientes sin despegar. Los tropiezos reducen su impacto frente a la belleza retro de Stranger by nature, el interludio All night parking que deriva en trip hop con Adele en versión negra, y cuando imprime su emotividad sobrecogedora característica en Hold on, To be loved y Love is a game, además del fenomenal single de adelanto Easy on me.
Damon Albarn - The nearer the fountain, more pure the stream flows
De niño, Damon Albarn tenía un sueño recurrente. Podía volar y el paisaje era de playas con arena ennegrecida. Pasa el tiempo, está de gira y ve un programa de Natgeo sobre Islandia. Entre las imágenes repara en las costas con la arena de sus sueños. Durante 24 años, el líder de Blur y Gorillaz ha viajado al recóndito país hasta comprar una casa en el puerto de Reikiavik, y obtener la ciudadanía. Al piano observando el mar, una isla y el monte Esia, compuso canciones para un proyecto francés finalmente trunco. Con la pandemia, el material se convirtió en su segundo álbum solista después de siete años.
Albarn ha tomado el mismo camino de Scott Walker, seguido de otros próceres como David Bowie, Jarvis Cocker y Thom Yorke, huir de las paredes chiclosas del pop hacia la canción de autor sin convencionalismos. The nearer the fountain… no contiene nada parecido a un single de éxito, sino que fluye imbuido de naturaleza y paisaje, reflejando distintas fases del día. Hay piezas que evocan el amanecer, otras nocturnas, sonidos de mar y lluvia con instrumentación ambiental y ligera melodía. El niño que volaba sobre playas de arena negra transformó en música su sueño, y funciona de maravilla.
Bruno Mars, Anderson .Paak y Silk Sonic - An evening with Silk Sonic
El debut de este súper dúo es un viaje de retro funk, soul, hip hop y R&B de comienzo a fin, cargado de citas a los más grandes como James Brown y Prince, y la participación del legendario Bootsy Collins, una especie de sacerdote musical que bendice la unión artística de Bruno Mars y Anderson .Paak, con esa voz sabrosa que siempre flota en otra dimensión. Las canciones son todas perfectos tributos a una cantera pop afroamericana del siglo pasado, patrimonio universal del ritmo, la fiesta y el romance con acento carnal. Los ensamblajes, sabores y detalles destilan gran ejecución y conocimiento de una tradición invaluable, con momentos altos en títulos como Smoking out the window, donde resalta el touch de Homer Steinweiss, el baterista de Back to black (2006) de Amy Winehouse, y el funk irresistible de 777, capaz de contagiar y mover al más ñurdo.
Esta reverencia al pasado, que en artistas como Lenny Kravitz permite marcar su huella a pesar de las notorias influencias, aún es materia pendiente en este proyecto. An evening with Silk Sonic resulta efervescente, grato y ligero, y así también se desvanece pronto sin dejar mayor huella.
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