Reseña de libros: de Antonia Bañados a Jeremías Gamboa

Antonia Bañados
La artista Antonia Bañados.

La primera novela gráfica de la joven artista chilena, un libro bello y conmovedor; la nueva novela del narrador peruano ambientada en Boulder, Colorado; un enriquecedor ensayo sobre la vida en los océanos, de la bióloga Catalina Velasco, y el nuevo poemario de Nadia Prado, Animales distantes, en las lecturas de la semana.


Al otro lado del vidrio

Al Otro Lado del Vidrio, de Antonia Bañados (Archipiélago)

Cuando caminaba a la tienda de animales, Antonia pensaba en el cuento de Julio Cortázar, Axolotl. Como estudiante de arte en Edimburgo, la joven artista decidió hacer una instalación con un acuario futurista habitado por un axolotl. Con el relato en su cabeza, “sentía que iba en busca de un ser mágico”, dice. La primera novela gráfica de Antonia Bañados es una historia autobiográfica en torno a la relación entre la protagonista, que se trasladó de Santiago a Escocia para continuar sus estudios de arte, y Charlie, el axolotl. La novela aborda las dificultades de la vida cotidiana de Antonia, así como sus dudas y reflexiones sobre el uso de animales en el arte. El acuario se convierte en el hábitat de Charlie y al mismo tiempo en una ventana a otro mundo, donde el espacio y el tiempo adquieren otra dimensión. El acuario como metáfora de la propia vida de la protagonista. Libro delicado, rico en detalles, preguntas y sutilezas, narrado con talento y soltura, con gran sentido de la composición visual, y de emotiva belleza.

Animales luminosos

Animales Luminosos, de Jeremías Gamboa (Literatura Random House)

Novela de campus con trasfondo político o relato político que revisita el género de la novela de campus. El peruano Jeremías Gamboa ambienta su segunda novela en Boulder, Colorado, durante una larga noche. Mientras el campus duerme, las calles de la ciudad encienden sus luces, los animales se mueven entre las sombras y un joven escritor latinoamericano se une a una noche de emociones con otros chicos: los estudiantes que salen como criaturas silvestres en busca de libertad. Originario de Perú, el protagonista llegó a Boulder huyendo de su pasado, para esconderse entre libros. Allí vivirá la experiencia de ser extranjero y esa noche, de algún modo su historia y su intimidad se verán iluminadas. Una novela escrita con sensibilidad, delicadeza y gran destreza narrativa.

Vida sumergida

Vida Sumergida, de Catalina Velasco (La Pollera)

“Incluso si nunca tienes la oportunidad de ver o tocar el océano, el océano te toca con cada respiración que tomas, con cada gota de agua que bebes, con cada bocado que comes. Todos, en todas partes están conectados y dependen por completo de la existencia del océano”, afirma la oceanógrafa Sylvia Earle. La cita es recogida por la bióloga marina Catalina Velasco en este enriquecedor ensayo. Con calidez y cercanía, sin subestimar al lector, la autora nos aproxima a las funciones esenciales que cumple el océano para la vida en la Tierra, su rol como regulador climático, su asombrosa biodiversidad, así como la amenaza que hoy enfrenta. Armado de consistente información científica y un profundo amor por el océano, el libro sensibiliza e inspira el cuidado y protección de nuestros mares y su vida sumergida.

Animales distantes

Animales Distantes, de Nadia Prado (Overol)

El lenguaje a veces se rompe, pero las palabras llevan flores. En su nuevo poemario, Nadia Prado reflexiona en torno a la ausencia, la memoria y la pérdida, desde el lenguaje. Si su libro Jaramagos, nombre que alude a la flor silvestre que crece en cementerios, giraba en torno a la muerte y el tiempo, acá extiende su exploración en torno a la oscuridad, la fugacidad y la persistencia de la memoria: “los libros debían arder/ oscuridad/ brasa/ ceniza/ una escritura/ un país/ un cauce sin surco/ un surco/ bajo la cal/ la cal”. Las heridas invisibles se transparentan a través del lenguaje, el silencio y el pasado presente: la imagen de la madre que “en aquel 73 peinó mi pelo/ la noche anterior planchó mi delantal/ esa mañana preparó nuestro desayuno/ un bosque extenso rasmilló nuestras rodillas”.

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