Gabriela Cabezón Cámara, escritora: “Los derechos de las mujeres, de los indígenas, de las personas LGTB, jamás pueden darse por consolidados. Estamos siempre bajo fuego”
La reconocida escritora argentina estará este martes en la Cátedra abierta en homenaje a Roberto Bolaño, de la UDP. En conversación con Culto, la autora de Las aventuras de la china Iron habla sobre literatura, feminismo, escritura y contingencia.
Sin duda, es una de las escritoras argentinas más importantes de los últimos años. Con libros de cuentos y novelas, Gabriela Cabezón Cámara se ha hecho un nombre a punta de una escritura anclada en los espacios ubicados en los márgenes, sobre todo pensando en las disidencias sexuales y el feminismo.
De hecho, fue con su novela Las aventuras de la China Iron (2017), una reescritura de Martín Fierro en voz de una mujer, cuando irrumpió con fuerza en el panorama de las letras latinoamericanas. Incluso, por ese libro fue nominada al Booker Prize en 2020, por la traducción al inglés.
Cabezón Cámara estará este martes vía remota participando en la Cátedra abierta en homenaje a Roberto Bolaño. La conferencia se titula Ni uno ni tres: Miríadas. ¿De qué se trata? Vía e-mail, la autora comenta a Culto que se trata de una revisión de lo que se entiende por el canon: “Del estallido del universal: ya no existe ese ‘uno’, esa voz del ‘centro’ —ese centro del mundo que nunca fue más que un centro de poder— que se definía a sí mismo como la forma y la medida con la que todo, todos, deben compararse. Y asemejarse. Creo que estamos entendiendo que lo que hay no es sólo un mundo, ni siquiera un mundo y muchas miradas. Lo que hay es muchos mundos y miríadas de miradas”.
“Esto se aplica a la literatura, que tampoco es una sola ni puede seguir con el viejo vicio de construir cánones como si el sistema de textos y discursos se pareciera más a un carrera de automóviles que termina con tres señores en un podio y no al océano infinito en que se puede navegar siguiendo múltiples corrientes según la deriva asociativa que vaya construyendo el deseo en ese placer de vitalidad inmensa que es la lectura”, agrega.
-¿Esa idea de muchas miradas solo la piensa respecto a la literatura?
También lo pienso respecto de la organización del mundo: la fuerza mortífera del capital, que todo lo devora y lo escupe muerto para seguir devorando, es, entre otras cosas, una fuerza uniformadora. El capital mata para extraer y acumular, es claro, pero también mata porque no tolera que existan otros mundos posibles. Y existen. Y resisten. Si alguien lo duda, mire a los pueblos indígenas de América.
-¿Qué temáticas son las que actualmente le preocupan en la literatura?
No me interesan temáticas. Me interesan formas. Me interesan las escrituras que trabajan con énfasis su materia: la lengua. La lengua suena y tiene ritmos. La lengua siempre desborda las intenciones de cualquier autor: la lengua hace estallar cualquier autoridad. Hay que entregarse a la lengua, esa bestia colectiva, ese cosa que nos constituye llenándonos de los otros y lo otro, a la que, quizás, se le puede dar alguna modulación singular. Me interesan las literaturas entregadas a la lengua.
-Su país viene de unas elecciones legislativas, ¿cómo mira el tema como ciudadana y escritora?
Con bastante pesimismo. Ninguna de las dos fuerzas dominantes tiene un programa vital. Van por más extractivismo, más muerte. Más extractivismo es más pobreza; Argentina produce básicamente materias primas y tiene casi a la mitad de su población en situación de pobreza. Por último, más extractivismo significa entregar el territorio argentino —su gente, su flora, su fauna, su agua, su aire— en sacrificio en el altar del Fondo Monetario Internacional.
-¿Tiene optimismo sobre la situación de su país?
No especialmente. Pero creo en la insurgencia, en la dignidad de los pueblos. Así que sí, es contradictorio, pero también soy optimista.
-En Las aventuras de la China Iron, reescribió Martín Fierro desde la óptica de una mujer, y en Le viste la cara a Dios hizo una reversión de La cenicienta con una mujer que busca cambiar su presente como esclava sexual. ¿Cuán importante es la palabra y la escritura para el feminismo?
La misma que para todo movimiento político: necesita decirse, construirse, crear una realidad nueva.
-Simone de Beauvoir señaló: “Los derechos de las mujeres nunca deben darse por consolidados, debemos estar siempre vigilantes”, ¿considera que esa reflexión es aplicable en estos tiempos?
Sí: los derechos de las mujeres, de los indígenas, de las personas LGTB, de los desposeídos jamás pueden darse por consolidados. Estamos siempre bajo fuego. No hay más que ver los avances de las ultraderechas y a quiénes definen como enemigos. Dos ejemplos: En mi país están creando en este mismo momento, un sector de la clase dirigente y los grandes medios, una ficción siniestra, la de organizaciones mapuches “terroristas”. Curiosamente, los únicos muertos —asesinados— en esto que han dado en llamar “conflicto mapuche” son mapuches. Resulta curiosa una organización terrorista que no sólo no mata sino que recibe las balas. Por otra parte, la ultraderecha avanza y lleva entre sus banderas la de la derogación de la ley de aborto y la guerra a lo que ellos llaman “ideología de género”.
¿Qué piensa del auge de las escritoras feministas en Chile y América Latina?
Me parece que hay un auge de escritoras feministas y no feministas también. Opino que ya era hora de que se enteren que escribir, escribimos todos; no depende de lo que lleves entre las piernas, ni de tu orientación de género, ni del color de tu piel, ni de tu clase social de origen. Opino que es una maravilla que se fisure esa presunta universalidad de la literatura que, queda claro con la sorpresa que genera que publiquemos tantas mujeres, era sólo un club de varones.
Además, hemos visto a mujeres ocupando otros roles en la industria del libro, como editoras, traductoras y dirigiendo proyectos editoriales, ¿qué piensa de ello?
Que las mujeres podemos hacer de todo y que es sin dudas enriquecedor para las sociedades que lo hagamos. Que cuanta más paridad de posibilidades existan para todos los actores sociales, más linda la vida.
¿En qué proyecto se encuentra trabajando ahora?
Es difícil hablar de una novela en proceso: es un poco como un sueño, algo evanescente. Hasta que no está terminada no está. Malcom Lowry, creo, decía que escribir es como rescatar cosas de un incendio. ¡Me estoy quemando las manos ahora mismo!
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