Nicanor Parra y los 10 años del Premio Cervantes: la desconocida historia del antidiscurso que no se leyó
El 1 de diciembre de 2011, hace exactos 10 años, se anunció que el ganador del Premio Cervantes de esa temporada recaía en el autor de Poemas y antipoemas. La ceremonia se realizó en abril del año siguiente y el vate no acudió a recibirlo. En su lugar viajó su nieto, el joven Cristóbal "Tololo" Ugarte, quien, en conversación con Culto recuerda los pormenores. Cuenta que hubo un brevísimo primer discurso, que no se atrevió a leer y luego se cambió al que finalmente se conoció. Además, revela un desconocido episodio protagonizado por Patti Smith.
Fue el tercer chileno en recibirlo, y el último hasta la fecha. Anteriormente, el Premio Miguel de Cervantes, considerado el más importante de las letras hispanoamericanas, había recaído en Jorge Edwards (1999) y Gonzalo Rojas (2003).
Pero el 1 de diciembre del 2011, la noticia llegaba desde Madrid. El ganador del Premio Cervantes de ese año era Nicanor Parra. Un reconocimiento que llegaba cuando el poeta contaba 97 años.
Como suele ocurrir, la ceremonia no se realizó el mismo día del anuncio, sino que tiempo después, el 23 de abril de 2012, en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá, en Madrid. El autor de Canciones rusas no viajó a España a recibir el galardón, en su lugar envió a su nieto, Cristóbal “Tololo” Ugarte, entonces de 19 años.
Desde España, donde se encuentra, Ugarte recuerda ese momento en conversación con Culto. “Mi abuelo me pidió que viniera a representarlo”, dice, y añade un detalle llamativo: “No había discurso. Decidí juntarme con Niall Binns, un súper estudioso de la obra de Parra y es académico de la Universidad Compultense además de doctorado en Oxford. Mi abuelo tenía mucha confianza con él”.
“Decidimos que una buena idea era buscar todas las referencias de Cervantes que hubiera en los antipoemas y en toda la obra de Parra en general -cuenta Ugarte-. Como Niall conocía toda la obra logró identificar rápido eso lugares. Por correo, le enviamos a mi abuelo en Santiago esta selección. A partir de esa selección, él sumó otras cosas y lo envió de vuelta, corregido”.
Pero en rigor, existía un discurso muy en el estilo del antipoeta. “Lo que había era un papel, ese era el discurso propiamente tal que no me atreví a leer. Era un manuscrito que decía: ‘Libro más aburrido que El Quijote no hay. Para tonteras basta con La Biblia’. Él decía que ese era el discurso”.
De todos modos, el antipoeta dejó en manos de su nieto si leía o no ese papel. “Me dijo que viera cómo estaba la situación y si me atrevía. Si no, no importaba. Cuando le dije que hiciéramos mejor una cosa con Niall, se entusiasmó e hicimos ese discurso que al final se leyó”.
El hombre imaginario
Vestido con un impecable traje negro, frente a los entonces Príncipes de Asturias, Felipe y Letizia (dado que los reyes Juan Carlos y Sofía no pidieron asistir), el jefe de gobierno español, Mariano Rajoy, y una selección de invitados que incluía a Mario Vargas Llosa, Ugarte leyó el discurso preparado en conjunto con Binns y su abuelo. Además, llevó consigo un artefacto: la máquina de escribir en que su abuelo solía trabajar y la ubicó a un costado suyo mientras leía el discurso. En la ceremonia, se entregó una medalla y una estatuilla de Joan Miró.
“Dejé a mi abuelo en su casa de Las Cruces, en la costa chilena, rodeado de libros. La mayoría de ellos son versiones y estudios del Quijote, pero hay también algunos libros de la biblioteca de Don Quijote, como, por ejemplo, los seis tomos de La Araucana, de Alonso de Ercilla. Y hay varias enciclopedias abiertas sobre las mesas y los sillones, con las páginas más importantes señaladas con bolsitas de té en reciclaje”, señaló.
A continuación, tal como lo habían trabajado con Binns, el discurso citaba extractos de la obra de Parra que hacían referencia a Cervantes, y por supuesto, la infaltable pulla hacia lo establecido.
“¿ESPERABA ESTE PREMIO?
No
Los premios son
como las Dulcineas del Toboso
Mientras + pensamos en ellas+ lejanas+ sordas+ enigmáticas
Los premios son para los espíritus libres
y para los amigos del jurado
Chanfle
No contaban con mi astucia”.
“Al profesor no se le entiende nada
Sáquenos de la duda don Nicanor
¿En qué se distingue la prosa del verso?
–¿Diferencia? ¡Ninguna!
Es cuestión de costumbre solamente
Los poetas escriben para abajo
Los prosistas escriben para el lado
En un lugar de la Mancha
(octosílabo)
de cuyo nombre no quiero acordarme
(endecasílabo)”.
“EN QUÉ QUEDAMOS ENTONCES
amigo Zerbantes
hay o no hay caballeros andantes?”
Incluso, en el discurso Nicanor Parra se dio maña para incluir acaso su poema más famoso: El hombre imaginario.
Una bóveda y un recital
¿Qué pasó con el manuscrito que tenía el discurso original? “Lo dejé en España, en una bóveda del Instituto Cervantes -recuerda Ugarte-. Todos los premiados tienen que dejar un regalo, el Instituto está en un edificio que es el antiguo Banco de la Plata. Todavía están las bóvedas, y a cada premiado le dan su espacio, nosotros dejamos la máquina de escribir y puesto sobre la máquina dejé el papel”.
Lo curioso es que ese papel todavía permanecerá un buen tiempo “en secreto”, ¿por qué? “La instrucción era no abrir esta bóveda en 50 años. Eso es divertido, en 40 años más van a abrir la bóveda y se van a encontrar con ese mensaje. Es un antidiscurso al final, porque no se leyó, pero sí quedó ahí como una bomba de tiempo”.
Luego, hubo una comida en el Palacio Real. “Había mucha gente, estaba Vargas Llosa, el director de la Real Academia Española, estaba Carmen Barcells, quien era muy amiga de mi abuelo, hoy su agencia sigue representando a Parra. Estaba Patti Smith, mi mamá, Colombina”. Ugarte saludó brevemente a Vargas Llosa. “Había atención por él y por Patti Smith”, rememora.
Incluso, hubo un episodio adicional. “Esa noche Patti Smith invito a mi mamá a tocar en un bar. Hicieron un concierto juntas, creo que esa fue la anti ceremonia”, recuerda “Tololo”. Fue algo totalmente espontáneo, sin registro, comenta Ugarte. “No fue solemne ni Académica, que es lo que a Parra le interesaba, sin cámaras porque así lo quisieron ellas. Ahí Patti leyó un poema que le escribió a Parra”, recuerda.
Smith es una devota de la obra de Nicanor Parra, como también la de Roberto Bolaño. “Cuando la conocí lo primero fue decirle que en mi familia amábamos su trabajo, ella me contestó que ella amaba el trabajo de mi familia -recuerda Ugarte-. Fue importante su participación porque fue una especie de representación en la ceremonia de toda la generación Beat, que fue tan cercana a Parra”.
De vuelta en Chile, Ugarte se reunió con su galardonado abuelo. “Estaba normal, nunca se tomó los premios demasiado en serio. Estaba contento por nosotros que lo pudiéramos representar bien”.
Al año siguiente, Parra recibió su último galardón en vida, el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda. Falleció el 23 de enero de 2018 a los 103 años.
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