Érase una vez en Hollywood, de Quentin Tarantino (Reservoir Books)
El imaginario de Quentin Tarantino está formado por películas, muchas películas, también por cómics y novelas pop. De Perros de la calle a Jackie Brown, los guiones de sus primeros filmes rebosan en personajes extravagantes, atmósferas, inventiva y humor. Una voz narrativa fresca y personal que se nutrió vorazmente de autores de literatura pulp, entre ellos el gran Elmore Leonard. Tarantino asimiló bien sus lecciones, y en su primera novela se revela como un narrador perspicaz, ingenioso, endiabladamente dotado para la construcción de personajes y los diálogos vivaces. Érase una vez en Hollywood, la novela, amplía los horizontes de su estupenda película, revela facetas desconocidas de algunos personajes (es la novela de Cliff), profundiza en otros (el clan Manson) y construye un mundo seductor, divertido y violento.
Variaciones, de Fernando Pérez Villalón (Saposcat)
El presidente negó la gravedad de la epidemia: “Es un virus como tantos otros”, dijo. Insistió en ello aun cuando la pandemia comenzó a cobrar miles de vidas. Solo la muerte silenció su negativa, pero entonces los ministros descartaron la muerte del presidente. Lo más extraño fue que los científicos descubrieron que el virus no se transmitía por la saliva sino a través de la palabra. Entonces la gente solo podía referirse a él por señas. Pero tal vez por una mutación, el virus volvió a multiplicarse: lo mejor sería renunciar al lenguaje. Con el virus muta también el habla; el viejo lenguaje se deshoja y entonces asomarán variantes: otras lenguas, algunas indescifrables. La primera novela del autor describe un cataclismo con los códigos de la comedia: reinventa el género apocalíptico desde la imaginación, el humor y una reflexión en torno al lenguaje.
Había Luz o algo Parecido a la Luz, de María José Ferrada (Usach)
Es una voz íntima, plástica y delicada, que forma imágenes sugerentes, una voz de resonancias míticas. “Todas las historias comienzan en un bosque”, escribe María José Ferrada. “Había una vez un lobo/ y en el cráneo del lobo el dibujo de un pájaro”. La autora de Kramp, destacada escritora de literatura infantil, se revela aquí como una poeta capaz de crear paisajes evocativos, frases musicales, ideas poéticas abrazadas a una cierta nostalgia de la naturaleza, como los haikus japoneses. “Florecimos entre los arbustos”, escribe, y así llegaron los cazadores, creció la aldea, los muros, las velocidades eléctricas: la aldea iluminada. Y de pronto los ciervos se desplomaron “uno a uno/ sobre la alfombra”. Bello poema que resalta el espíritu y las voces de la naturaleza, acompañado de ilustraciones de Rodrigo Marín.
La Mejor Mamá del Mundo, de Benjamín Lacombe y Sébastien Perez (Lunwerg)
Todos, incluso los escritores e ilustradores, tenemos una mamá. En este libro el artista Benjamín Lacombe y el escritor Sébastien Perez unen talentos para entregar un magnífico álbum ilustrado sobre diferentes tipos de madres. Con ilustraciones de una belleza excepcional, expresivas y capaces de transmitir emociones, y un notable uso del color y de la luz, y textos lúdicos y sensibles, el libro presenta 17 tipos de madres, desde la coneja, la loba, la araña, la cierva, la osa, la tiburón blanco y la gata. ¿Cuál de ellas será la mejor mamá? Esta suerte de guía de maternidades del reino animal destaca las singularidades de cada una y aquello que las une a todas, sean grandes o pequeñas, voraces o temerosas: la delicadeza, dedicación y valentía con que cada una cuida a sus cachorros.