Joan Didion según su sobrina: “Era ella misma, dentro y fuera de la página”
En una columna publicada por el sitio The Hollywood Reporter, la productora cinematográfica Annabelle Dunne dio cuenta de un lado más íntimo de la escritora, rescatando sus facetas domésticas y su carácter afable.
La productora cinematográfica Annabelle Dunne tiene el especial privilegio de ser sobrina de la escritora Joan Didion, fallecida el pasado 23 de diciembre a los 87 años. Por lo mismo, acaba de publicar en el sitio The Hollywood Reporter una columna dedicada a la autora de El año del pensamiento mágico.
Dunne encaró una versión más humana e íntima de Didion, partiendo por su carácter, más afable que por ejemplo el de su marido, el tío de Annabelle. “Creo que a la mayoría de nosotros nos gustó más que a John [Gregory Dunne], en un momento u otro. Ciertamente era menos cascarrabias. Queríamos a Joan por las mismas razones que sus lectores. Ella era ella misma, dentro y fuera de la página”.
Además, se permitió contar algunas cosas más domésticas, con recuerdos anclados en su apartamento en Nueva York. “Era como una iglesia, donde íbamos a sentirnos como la mejor versión de nosotros mismos. Joan se mantuvo firme en sus tradiciones domésticas. Comida china para llevar en Semana Santa; servilletas de paisley de tela planchada; un lei hawaiano de frangipani fragante en la mesa del frente cada Navidad, enviado desde Honolulu por su querida amiga Susanna Moore”.
“Pasillos grandes y cavernosos cubiertos de fotos de John, Joan, su hija Quintana y sus muchas vidas pasadas: en una asignación en El Salvador, en el set de True Confessions, riéndose en la terraza en Malibú por algo que Earl McGrath acababa de decir. Siempre respeté la forma en que Joan vivía entre tantos recordatorios visuales de las personas que había amado y perdido. Como una tranquila prueba diaria de voluntad personal y un recordatorio de que nadie escapa a la tragedia”, agrega.
Annabelle Dunne fue quien produjo el aclamado documental de Netflix Joan Didion: The Center Will Not Hold, donde explora la vida de su tía. En esta columna también cuenta cómo se originó el filme. “En 2012, mi primo Griffin Dunne y yo convencimos a Joan (y a su círculo ferozmente leal de amigos cercanos) para que nos dejaran hacer un documental sobre su vida. Esta fue una subvención que ella pudo haber cuestionado, ya que nos tomó más de cinco años hacer Joan Didion: The Center Will Not Hold, pero ella nunca flaqueó en su tranquila paciencia y generosidad. Cuando finalmente lo terminamos, pensé, tontamente, que probablemente leería todo lo que ella había escrito sobre California”.
Al acercarse a la obra de su tía, Annabelle se dio cuenta de que su obra tiene bastante vivencial. “Algunas de sus frases deben experimentarse para que adquieran un significado completo”, dice. Para ella, ese el motivo por el cual Didion enganchó con los lectores del mundo.
“Esta es probablemente la razón por la que su trabajo significa algo completamente diferente para las personas que han pasado tiempo en los lugares que ella hizo -explicó-. Si, como dicen, el olor es el evocador de memoria más fuerte, entonces las palabras de Joan son el equivalente de Malibú, de Franklin Avenue, de California.”
De hecho, comentó que en el verano de 2020, vivió en una casa cercana a un lugar donde había residido Didion, en Malibú. Ahí se encontró con la California que describió su tía en sus crónicas. “Caminaba hacia la playa de Nicholas Canyon todas las mañanas, esquivando el excremento de coyote. Conduje a través de los cañones, con nombres como Solstice y Encinal, en su luz degradada. Vi cómo el oeste de Malibú sigue siendo, en muchos sentidos, un estado rojo, con bandas de motociclistas en Neptune’s Net que obstruyen la autopista de la costa del Pacífico los domingos cuando estallaba una pelea”.
“Seguía siendo el Malibú de Joan, donde los halcones circulan y no llueve durante 30, 60 y luego 90 días. Donde una carretera que atraviesa la costa de California todavía no es una victoria para el hombre en el orden primordial de las cosas”, agrega.
Y remata con un cierre emotivo, pero tajante: “Joan era más grande que cualquier cosa que pueda expresar con palabras. Ella y su mundo eran un conjunto de principios organizativos. Todo lo que necesitaba aprender sobre la vida, el trabajo y el amor estaba ahí. Ella me enseñó innumerables cosas. La lección que mantendré cerca es mantener siempre una parte de ti que es solo para ti”.
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