Los conciertos en Chile se juegan el todo o nada
La música en vivo vivirá una temporada crucial, de ahora o nunca: o vuelven en su versión más definitiva o el escenario se podría poner muy nebuloso. Una cartelera repleta de grandes shows de estadio y múltiples festivales a capacidad completa promete devolver la sensación de normalidad y el ritual colectivo al público chileno después de dos años, aunque teñida de incertidumbre por el alza de contagios del virus y la falta de claridad en las autoridades que reclaman desde la industria.
El mes pasado, días antes del balotaje presidencial, un grupo de productores de eventos se reunió con uno de los más estrechos colaboradores de Gabriel Boric. Tras dos años de escasa actividad, pérdidas millonarias y un constante tira y afloja con las autoridades salientes, el objetivo era exponer al entonces candidato a La Moneda y su equipo las inquietudes de un sector que desde el inicio de la pandemia se definió como “el primero en cerrar y el último en volver a abrir”.
Uno de los que estuvo en la cita, en la que además de promotores de conciertos hubo representantes de otras “economías presenciales”, dice que el grupo salió preocupado. “Las autoridades actuales y futuras no se han sentado con el sector para generar un protocolo claro, que utilice lo que ya están usando los mercados desarrollados”, comenta.
La inquietud del gremio se da en medio de un semestre que califican como “bisagra” para lo que viene a futuro. Una temporada que esperan traiga de vuelta los empleos, la sensación de normalidad y el ritual colectivo después de 24 meses, además del creciente protagonismo del país en el circuito internacional de la música en vivo durante este siglo. Tras un verano nuevamente flojo, sin Olmué ni Viña y en general pocos festivales municipales, marzo y abril serán los meses del regreso formal a Chile de los megaeventos musicales después de dos años.
La postergada décima edición de Lollapalooza, el retorno del festival Creamfields y los recitales de Soda Stereo (Gracias totales) y Metallica en el Estadio Nacional, además de diversos shows internacionales en el Movistar Arena (Raphael, José Luis Perales, Kiss) y el novel festival Ritual en el estadio Santa Laura, entre muchos otros, pondrán a prueba la capacidad del país -del público, de la autoridad, de las productoras- para retomar la actividad en plena forma y a capacidad completa, tal como está contemplado y en sintonía con lo que ya ocurre en el Hemisferio Norte.
Y si hasta hace algunas semanas las proyecciones del rubro apuntaban a más de un millón de boletos vendidos en 2022 para música en vivo, hoy esa cifra se espera que alcance los 2 millones de aquí a fin de año, apuntalada por otro trimestre fuerte, el de septiembre-octubre-noviembre, con el debut de Dua Lipa en La Florida, el regreso de Justin Bieber y Coldplay al Nacional y otros shows de estadio de oficialización inminente para esas fechas, como los de Iron Maiden y Guns N’ Roses.
Primavera musical
A esto se suma el desembarco en noviembre del megafestival español Primavera Sound, que espera reunir a 45 mil asistentes en cada una de sus tres jornadas en el Parque Bicentenario de Cerrillos -con un cartel que se revelará en los próximos meses-, en paralelo a la semana completa de espectáculos en la ciudad que promete la franquicia.
“Primavera Sound juega un papel fundamental y protagónico en la reactivación de la industria”, asegura Felipe Araya, director de la productora Rock Stgo, quien destaca el aporte en turismo, auspiciadores y empleos que generará “que el festival más importante y grande de Europa haya elegido a Chile como sede principal de su expansión”, junto al impacto de la franquicia en la región con un total de “21 días de música entre todos los países”, contando también a sus ediciones en Brasil y Argentina.
Pero además de la falta de definiciones que reclaman a las autoridades -entrantes y salientes-, que sigue tiñendo de cierta incertidumbre la posibilidad de que se desarrollen con cierta normalidad estos grandes eventos de mascarilla y pase de movilidad pero sin aforo reducido, como ya sucede en Estados Unidos o Inglaterra, otro factor tiene en alerta a la industria local. El convidado de piedra de la cartelera 2022: la variante Ómicron, que ha disparado nuevamente los contagios en el mundo y, como en una suerte de deja vu del 2020, ha obligado a aplazar eventos como el Grammy y a mover fechas de giras al norte del planeta.
“Que un artista cambie una fecha en Estados Unidos no te afecta nada”, sentencia en nombre de sus representados Francisco Goñi, vicepresidente de la Asociación Gremial de Empresas Productoras de Entretenimiento y Cultura (Agepec). “Son artistas contados con el dedo de una mano. Las grandes giras se mantienen, los grandes artistas y las principales agencias consideran que este mercado ya tiene que abrir, que ya están las condiciones para hacerlo”, asegura.
Goñi reconoce que el alza de contagios en Brasil y sobre todo en Argentina sí preocupa a un circuito local que depende de sus vecinos, aunque aclara que el escenario no es el mismo que hace dos años. “Hay mucha preocupación, hay cautela, pero las economías no se cierran. Los artistas van a venir y si un país no puede hacerlo van a suspender sólo ese concierto. Las giras a nivel regional sí se van a realizar. Brasil va a abrir, Argentina va a abrir y el resto de los mercados están abriendo. Nosotros decimos que nuestra industria no puede soportar otro semestre cerrada”, comenta.
“El Covid es algo que la industria ha trabajado desde el primer día y estamos pendientes día a día de su evolución”, complementa Araya. “Desde España se han realizado una serie de activaciones y protocolos para poder hacer eventos masivos y con resultados positivos. Chile es un ejemplo a nivel de vacunación y esperamos que por lo mismo se pueda ver reflejado en las libertades individuales de cada persona que cumpla con los protocolos, porque con el Covid vamos a tener que saber convivir”, agrega.
En ese sentido, más que la variante de turno del coronavirus, lo que realmente inquieta a los promotores de conciertos en Chile hoy es la falta de definiciones que dicen percibir de parte de las autoridades. Que, por ejemplo, el alto número de vacunas no incida a su favor y que los parámetros para eventos se sigan determinando en base a la cantidad de casos de Covid-19 en el país, y no a partir de las tasas de hospitalización, se lamenta un productor. O que el próximo gobierno les haya prometido mesas de trabajo para definir en conjunto protocolos para la música en vivo a partir de marzo, cuando los shows masivos -recalcan- ya estén aquí.
“No podemos seguir con aforos al 60% porque la industria ya no lo soporta. ¿Cómo le vas a decir al público que ya tiene su entrada ‘usted sí puede entrar y usted no’”?, pregunta Goñi.
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