Ben Stiller se puso serio: “Me he sentido atraído por muchos tonos y géneros”

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El actor en el set de Severance. Fotos: Apple/Atsushi Nishijima

La estrella estadounidense vuelve a ganar elogios, pero no por un protagónico en una comedia, como antaño. Ahora dirige y produce Severance, una astuta serie de Apple TV+ que amalgama thriller y sátira en la que lanza preguntas existenciales. En diálogo con Culto explica por qué esta vez no quiso actuar y detalla el proceso detrás de una “historia con aspectos de comedia, ciencia ficción y drama”.


Todos sus papeles más recordados por el gran público están asociados a la comedia. Puede ser una encarnación con vocación familiar (la trilogía de Una noche en el museo), más indie (Los excéntricos Tenenbaums, 2001) o derechamente cargada a la hilaridad (Mi novia Polly, Zoolander o todas sus apariciones como Greg Focker).

Pero eso es pasado. Hace un buen tiempo Ben Stiller (Nueva York, 1965) dejó de entregar periódicamente un rol humorístico en los cines. Cambió el negocio y también cambió él, como esbozaba hace una década. “Entiendo perfectamente por qué la gente me ve como el chico de la comedia. Eso no significa que no tenga ideas diferentes de adónde quiero ir”, le dijo a The Guardian en 2008, adelantando que le interesaba explorar la “oscuridad”.

Ahora, conectado en videollamada con Culto, afirma: “Creo que me he sentido atraído por muchos tonos y géneros que tuvieron un impacto en mí cuando era más joven, lo cual creo que muchos de nosotros vivimos. A veces eso no está a un nivel subconsciente”.

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Adam Scott en la serie. Foto: Apple TV+

Algo de eso lo empujó a vincularse fuertemente con una idea: ¿cómo sería si pudiéramos separar el yo del trabajo del yo de la vida personal? El concepto llegó a sus manos a través de un guión firmado por el escritor Dan Erickson y se terminó convirtiendo en Severance, una elogiada serie de nueve episodios de la plataforma Apple TV+ en la que es productor ejecutivo y director de seis de sus capítulos (dos desde ayer en el streaming), retomando la faceta en la que dio sus primeros pasos en The Ben Stiller Show y Reality bites (1994).

Al centro de la historia está Mark (Adam Scott), un hombre de mediana edad que aceptó someterse al procedimiento; por tanto, todo lo que vive en su cubículo o junto a sus compañeros queda atrapado en esas paredes, y sus vivencias en el exterior no atraviesan los muros de la empresa.

Parecía una especie de ciencia ficción realmente genial e interesante, aunque en verdad no lo es, porque en realidad esta tecnología existe. Acabo de ver que Elon Musk está promocionando una nueva compañía haciendo exactamente lo mismo. En realidad existe (se ríe), así que no es tan loco. Consultamos con un neurocirujano y un par de médicos, hablamos de cómo sería”, apunta Stiller, agregando sobre el alcance de la ficción que “ojalá esta sea una experiencia universal y las personas pueden identificarse con esta idea de querer desconectarse cuando vas a trabajar todos los días y haces cosas que no quieres hacer, (y así) no experimentar el dolor de la vida”.

Si en la miniserie Escape at Dannemora (2018) se inspiró en un hecho real para montar un excelente drama carcelario, en su nueva producción se sitúa al filo de la distopía. En ambos casos descartó ponerse delante de la cámara, aunque no esté retirado de ese oficio.

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Foto: Apple/Atsushi Nishijima

“Nunca pensé en actuar (en Severance). Adam (Scott) era el casting de ensueño para este personaje, porque hay un sentido cómico que él tiene con el que puede jugar dentro de los espacios de trabajo de esta oficina, pero luego está este otro nivel más profundo que está desarrollándose tanto en el trabajo como en el hogar, que sabía que él también podría lograr”.

Hijo de padres cómicos (Anne Meara y Jerry Stiller), el intérprete maneja con destreza el thriller pero también le inyecta influjos de sátira a la ficción de Apple TV+. “Esta historia para mí tenía aspectos de comedia, aspectos de ciencia ficción, aspectos de drama, que estaban basados en algún tipo de realidad que los actores llevan”, opina. “Siempre hubo una sensación de rareza, de humor insólito, de humor que surge de la humanidad de los personajes en este tipo de ambiente extraño y humano. Eso fue muy importante”.

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