Fue una casualidad. Uno de esos momentos que propicia la fortuna, lo que gatilló en Francisco Durán Fernández (1982), músico chileno radicado en México, el ánimo de grabar un puñado de canciones olvidadas en algún rincón de sus archivos personales. “En un momento se vino a quedar a mi casa en el D.F un amigo chileno ingeniero, Hernán Godas. Entonces como lo tenía acá todo el día dije ‘voy a aprovecharlo’, y empezamos a grabar cosas”, cuenta desde el otro lado de la pantalla a Culto.

De esta forma, Francis, como le llaman en el circuito musical, comenzó a dar forma a un proyecto tan inesperado como diferente de sus trabajos en bandas como Los Bunkers, Pillanes y Lanza Internacional; un primer álbum en solitario, titulado Lunar. “Empezamos grabando dos o tres ideas -recuerda-. Las seguimos desarrollando. después se fueron sumando más y fueron tomando forma de a poco, no fue planeado y premeditado”.

Compositor de larga trayectoria, Durán era parte del núcleo compositivo de Los Bunkers, junto a su hermano mayor Mauricio, con quien compartía labores de guitarrista (temas como Entre mis brazos son de su autoría). Una sociedad que se afiató en la banda que ambos mantienen en la actualidad junto al baterista mexicano Ricardo Nájera. De allí que cuenta con un ingente archivo personal de ideas musicales al que decidió echar mano.

Foto: Instagram Francis Durán

“La mayoría de las ideas que empezamos a grabar y desarrollar eran cosas que yo tenía en el tintero pero que de alguna manera no las veía en las bandas; eran demos, o ciertos experimentos que tenía en el Garage Band, en el iPad. De a poco empezó como un juego realmente”, cuenta. “Hay canciones que tienen una data más larga, hay una que se llama Agüita de la perdiz que es una idea que tengo hace muchos años”.

Las sesiones, cuenta, partieron a finales de 2019 y se extendieron de forma intermitente durante el año de la pandemia en los rincones de la casa del músico en la capital azteca; una experiencia de registro casero similar a la que han desarrollado artistas como Beck, Bon Iver y hasta Paul McCartney. En este caso, el mismo Francis se ocupó de grabar todos los instrumentos, salvo las percusiones, trabajadas por samplers.

“Fue grabado en la casa en un 100% -detalla-. De repente pasaba una micro y era como ‘chuta, esperemos’; ese es el espíritu del disco, hay muchos discos que se han grabado de esa manera, en los últimos años. Tiene su encanto porque varias partes del disco se hicieron hasta en pijama”.

A pesar que contó con las opiniones de Godas durante el proceso, Durán relata que buscaba tener una instancia en que el grueso de las decisiones pasaran de forma exclusiva por el cedazo de su gusto personal. “Yo quería tener un proceso donde todo dependiera de mis decisiones, no estarlo discutiendo con otras personas, que es otro tipo de dinámica, pero es un bonito desafío poder hacer esto y en el fondo quedarse con un resultado que voy a defender”.

-¿Y tuviste algún feedback por parte de tu hermano Mauricio?

-Sí, pero cuando el disco ya estaba bien avanzado casi en la fase de mezcla. Pero esa era la gracia, todos los procesos creativos en mi vida, desde Los Bunkers hasta Lanza, los he vivido con él, y súper de la mano. A veces eso es un trabajo super intenso, somos bien care raja entre nosotros para decirnos las cosas, hay hartas discusiones; entonces decidí mostrárselo en una etapa más avanzada. Pero él grabó steel en un tema; tenía muy claro qué quería que hiciera, vino y lo hizo. Después, cuando ya estaba listo, me surgió un cambio de título en una canción y lo adopté porque era muy buena idea.

Un Bus diferente

El primer adelanto de Lunar (“Un amigo me propuso el nombre, me gustó como sonaba”, cuenta el músico), es un tema titulado Bus. No se trata de una decisión al azar. “Una de las razones por la que estoy sacando este tema como primera muestra del disco, es que no podría ser un tema de los Bunkers, no podría ser un tema de Lanza, ni de Pillanes. Es representante de otro terreno que no se ve reflejado en ninguno de esos trabajos”.

No es casual, porque esta canción de un poco más de cuatro minutos, tuvo un inesperado punto de partida. Un ejercicio de beatbox, una forma de percusión vocal que consiste en imitar sonidos de batería solo con la voz, más propio del hip hop que del rock destilado. “Partió de una base que yo grabé como con beatbox, tenía claro el ritmo. Se grabó ese beatbox sobre un clic -metrónomo- y después empezamos a reemplazar esos sonidos por samplers de verdad, sin tener una canción, solo una onda. De ahí empezamos a armar, fue entretenido”.

En la letra del tema, según Durán, se desarrolla un estado de ánimo cercano a la desesperanza, con algunas imágenes que, de alguna forma, remiten al estallido social, una inquietud que ya había cruzado algunos temas de Frente, el álbum que Lanza Internacional grabó en octubre de 2019 y lanzó en febrero último (“Todo se oye aguardar a que pase el bus, acaso no lo esperas tú. En el mismísimo lugar, paradero que siempre quisimos destrozar”, dice el coro).

“Obviamente se meten un montón de reflexiones con respecto a eso y como uno ve el mundo actual, en el sentido que todo está muy candente, muy violento -cuenta-. Yo creo que pueden haber hasta contradicciones dentro de la misma canción, porque a veces uno mismo no sabe qué pensar o qué actitud tomar ante ciertos problemas. Pero sí, definitivamente es una especie de llamada de atención”.

Una llamada de atención que también permitió explorar territorios musicales que hasta ahora, no se había animado a cruzar. “Vocalmente me fui para otros lados, en Bus, la gente va a encontrar una forma de cantar que no la asocia a mí, yo por lo menos no recuerdo haber cantado así en otra banda. Hubo mucho Prince de inspiración; esta voz va así y esta es la actitud, y eso es todo, no quedarse dando vueltas al asunto, sino guiarse con la onda del momento y tratar de reflejar eso en la grabación; creativamente abrió bastantes puertas”.

Respecto al resto del álbum -a publicarse en abril, tras un segundo adelanto-, Durán cuenta que en sus once canciones, el material es diverso. “Hay temas muy tranquilos que nacen desde un espacio súper íntimo, al punto de darme algo de pudor y hay otros que son un poco más ‘juguetones’, por así decirlo. Bus se circunscribe a esa familia. Hay otro tema, Agüita de la perdiz que tiene un ritmo chileno, una naturaleza más acústica y hay otros más clasicones, pero todo dentro de este sonido medio LoFi grabado en casa. No se pretende sonar como grabado en un gran estudio, tiene esa onda”.

-¿Hay planes para presentar este disco en vivo?

-No por ahora. Yo creo que lo considero más una cosa testimonial, una fotografía de este momento de nivel creativo. Pero más adelante, con un segundo paso, ya tendría una cantidad de material suficiente como para poder montar un show o una banda. Además, no sé cómo se tocarían estos temas en vivo, porque como fue de sampler y experimentar un poco acá en la casa, es traspasarlo a una banda, o a un computador, eso está abierto. Pero por ahora, no hay planes de tocarlo en vivo.

-Entonces este disco ¿lo consideras más bien una aventura o lo proyectas como un paso como solista en toda regla?

-Por ahora no lo veo de esa manera. Ahora que está listo el trabajo lo veo como un primer paso y me gustaría más adelante dar un segundo paso, pero eso va a depender del tiempo que me quede de los proyectos que tengo con mayor prioridad, como Lanza, y si es que hay que hacer algo con Pillanes, también ocupa tiempo. Lo veo con calma, no lo proyecto como una carrera. Es un disco solo que partió muy simple y terminó decantando en este trabajo.