La música urbana desata el fervor millenial en Lollapalooza: las claves que marcan las primeras horas del festival
Los primeros shows del festival, tras dos años de silencio, marcan una tendencia en cuanto al fervor que han despertado los shows de los artistas urbanos, pero a la vez dan cuenta de su parrilla ecléctica, con shows como el de Marky Ramone y los británicos Idles. Acá un reporte de las primeras horas de una jornada que promete extenderse hasta casi la medianoche.
El regreso a la vida de Lollapalooza Chile, tras dos años entre la pandemia y el estallido, se sintió. No solo por el abrasivo calor que azotaba a los asistentes que fueron llegando hasta la explanada del Parque Bicentenario Cerrillos, sino por la presencia fuerte de algunos números que subrayan su carácter urbano, juvenil y pop.
Desde el arranque pasado el mediodía, con Flor de Rap -quien invitó a Portavoz al escenario- se hizo sentir la fanaticada juvenil y millenial, pese al calor, las distancias entre escenarios y las filas para acceder a los distintos servicios dispuestos por la organización.
De hecho, pasadas las dos de la tarde, llegó el primer hito de la jornada; la presentación de Kidd Tetoon, en el Perry’s stage, el que pese a la pifiadera por el cambio de horario, hizo gala de su gran popularidad forjada en la redes sociales y las plataformas. “¡Kidd Tetoon, sácate un blunt!!”, gritaba la barra juvenil. Más con el cierre, en que sonó el hit Illuminati.
Tras un ajuste en el cartel, llegó el turno de Pablo Vittar, la drag queen brasileña que a punta de su hyperpop instaló su propuesta henchida de espíritu de discoteca. La fiesta siguió, en el mismo escenario, con el chileno Harry Nach, quien demostró el gran momento que vive la música urbana chilena, al lanzar un repertorio conocido para el respetable juvenil, en que pasaron temas como Antonio y Sakalakashanga. Un anticipo de lo que puede pasar en las próximas jornada con números como Pablo Chil-E -quien de hecho apareció sobre el final del show de Harry Nach- y el fenómeno de 2021, Marcianeke.
Pero la gracia de Lollapalooza es su diversidad. Por ello hubo espacio para el rock; desde el indie de los británicos The Wombats, hasta el punk rock desatado de Idles, ofrecieron una muestra del acercamiento rockero del siglo XXI a punta de cruces con otros estilos, que remiten a la clásica fibra inglesa de adoptar los lenguajes foráneos a su rica tradición.
Promediando las 16.00 horas, los nostálgicos pudieron sacudir las melenas con la presentación de Marky Ramone, quien a punta de clásicos de su banda madre (pasaron Beat on the brat, Sheena is a punk rocker, Teenage Lobotomy, entre otros), brindó un espacio de rock clásico, en medio de una oleada teenager que iba y venía entre los distintos escenarios y los diversos puntos del parque.
El regreso de Lollapalooza tiene sus imponderables; largas filas para acceder a las compras y al sistema cashless para cargar dinero en la pulsera; el calor, que pese a los 28º, por momentos parecían hacerse sentir con mayor fuerza en las áreas verdes dispersas por el parque, así como en las carpas y lugares acondicionados para capear el último chiflón del período estival, antes de la llegada del impredecible otoño este domingo, coincidiendo con la tercera jornada del festival.
Para el horario estelar se avizoran algunos shows imperdibles; la chilena Camila Moreno, en su tercera vez en el festival, cerrará el escenario Lotus Stage, mientras que la fiesta millenial amenaza con seguir bajo los beats de Martin Garrix, y al cierre, el reencuentro de Foo Fighters con su fanaticada nacional, esta vez, en un nuevo escenario.
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