El Oscar de Murakami: un libro de cuentos sobre el desamor

Haruki Murakami wsp

Drive my car, galardonada con el Oscar a Mejor película extranjera, forma parte de uno de los volúmenes de relatos del afamado escritor japonés, Hombres sin mujeres. En sus páginas, no solo hace constantes guiños a sus obsesiones como a sus autores favoritos y a los Beatles, también narra amores no correspondidos vistos desde la masculinidad.


Es una de las teclas que Haruki Murakami ha tocado en su vasta trayectoria escritural, la de cuentista. Aunque lo ha hecho pocas veces. Su más reciente publicación, Primera persona del singular (2021) fue un regreso al formato corto tras 6 años. Claro, porque en 2014 había publicado Hombres sin mujeres. Desde ahí, solo sacó al mercado una de sus novelas emblemáticas, La muerte del comendador ( el libro 1 en 2018; el libro 2, en 2019).

En Hombres sin mujeres, Murakami incluyó siete relatos, uno de los cuales, Drive my car, fue tomado como base para el filme del mismo nombre -dirigido por Ryûsuke Hamaguchi- y que se acaba de alzar con el Premio Oscar a la mejor película extranjera.

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El título, por supuesto, es un guiño más que el escritor hace a la canción de los Beatles, una de sus bandas favoritas, y que se encuentra en el esencial álbum Rubber soul (1965). También lo hizo en Tokio blues (Norwegian wood), quizás su novela más reconocida.

Esto último no es raro. Lo que hace es Murakami es seguir la línea que lo ha caracterizado siempre, una escritura que mira hacia el occidente, de hecho, sus influencias principales vienen de Estados Unidos, siendo sus referentes Cormac McCarthy, Francis Scott Fitzgerald y Raymond Carver, a quienes ha traducido al japonés. Pero también Yasunari Kawabata, uno de los clásicos de la literatura de la tierra del sol naciente.

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Cuentos del desamor

Pocas veces suele darse que un autor realiza una colección de cuentos con una temática en común. Generalmente las escritoras y escritores suelen agrupar algunos relatos dentro un libro y ya está. Pero Murakami es Murakami, y los relatos de Hombres sin mujeres, sí tienen una directriz: el amor no correspondido visto desde la masculinidad. Aunque como veremos, también hace referencias a sus clásicas obsesiones.

Así, en el cuento Hombres sin mujeres, es un actor, Kafuku, quien debe desplazarse a la representación teatral de la obra El tío Vania, de Antón Chéjov (otro guiño: Chéjov, a su vez, era la influencia principal de Raymond Carver). Le recomiendan a una conductora, la áspera Misaki Watari. Kafuku no está acostumbrado a que una mujer vaya al volante, por lo que la desconfianza se apodera del nexo en un principio. Pero conforme giran las ruedas del carro, se va soltando y usando a su conductora de confesionario.

A ella le relata que al despertar todas las mañanas se siente solo, tras la muerte reciente de su esposa. Pero su dolor no termina ahí, puesto que se enteró que ella lo había engañado constantemente. Ahí asoma otro elemento de la “fórmula Murakami”: la melancolía. En sus libros, es muy raro que cuando un personaje recuerde, la remembranza no le produzca dolor.

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Hombres sin mujeres también incluye otro relato llamado Yesterday. Otro guiño a los Beatles, esta vez, a la famosa canción compuesta por Paul McCartney y que aparece en el álbum Help! (1965).

Este relato es protagonizado por Tanimura, un estudiante de la Universidad de Waseda, quien además trabaja en un café. Se hace amigo de otro joven de su edad, Kitaru Akiyoshi, pero la amistad se ve aproblemada porque a ambos les gusta la misma mujer (un guiño inconsciente a Tokio blues, donde a ambos protagonistas, Toru Watanabe y Kizuki, les gusta la misma chica: Naoko). Además, en este cuento Murakami se hace una referencia a sí mismo, puesto que estudió literatura y teatro en la Universidad de Waseda.

Otro relato es Samsa enamorado, aunque tuvo una aparición anterior, en 2013, en una antología llamada Koishikute: Ten Selected Love Stories, y en la prestigiosa revista The New Yorker, en octubre de 2013. Es otro guiño de Murakami, esta vez a Franz Kafka, otro de sus referentes. En el cuento, hace un juego con la novela icónica del checo: “Se despertó para descubrir que había sufrido una metamorfosis y convertido en Gregorio Samsa”, se lee al inicio del relato.

El insecto, convertido en Gregorio Samsa, se ve tocado por esta extrañeza, y por la aparición de una mujer cerrajera, quien llega a repararle la chapa de la puerta de su habitación. “Sólo de pensar en ella le hacía sentir calor en el interior... Estaba contento de ser un humano. Por supuesto, era un gran inconveniente tener que caminar sobre dos piernas y usar ropa”, anota Murakami hacia el final del cuento.

El libro Hombres sin mujeres -editado por Tusquets- se encuentra en librerías y en el portal Buscalibre. Además, la película Drive my car aún puede ser vista en Chile en el Centro Arte Alameda, ubicado en la sala CEINA (Arturo Prat 33, Santiago).

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